Historia y Origen del Mandala

La palabra mandala viene de la India y proviene del sánscrito, y significa “Círculo Sagrado”. Es un símbolo de sanación, totalidad, unión, integración, el Absoluto.

Psicológicamente, los mandalas representan la totalidad de nuestro ser. Dado que reflejan la psique humana, cada persona responde a ellos instintivamente, más allá de su edad, género, raza, cultura, etc.

En la cultura egipcia, los mandalas eran utilizados debido a la fuerza que estos transmitían, llenando de energía el lugar y como instrumento de meditación profunda. También se usaban dentro de las casas para atraer la energía o transmutar la negativa en positiva, así como para crear armonía y balance en la casa.

En la civilización China aun en la actualidad, son utilizados para generar abundancia y prosperidad así como para fortalecer la salud.
En tribus indígenas americanas se hacen presentes en coloridos bordados adornados con plumas y animales nativos.
En algunas tradiciones se empleaban como protección contra los malos espíritus y como una especie de amuleto para promover la valentía y el coraje.
Los nativos Navajo celebraban ceremonias, las cuales incluían oraciones y pinturas de arena representando diversos mandalas. Estos no eran permanentes, invocaban a los seres sagrados a la vez que servían como altares provisionales. Se dibujaban dentro de los hogares beneficiando, con cada mandala, no solo a los habitantes de esa casa, sino también a todos los miembros de la tribu.
Los Dogon de Mali poseen una metafórica relación entre el lenguaje y los símbolos, sus complejos mandalas hablan del “huevo de amma” como el vientre que alberga los signos del mundos, de ahí que el mandala mas representativo de esta maravillosa cultura tiene forma ovoide, trazado por una cruz en su interior, la misma divide al mandala en cuatro partes distintas que representan a su vez lo cuatro elementos y los cuatro puntos cardinales.
Para esta cultura, meditar y trabajar la propia evolución sobre la base de sus mandalas, es un elemento esencial para llegar a comprender su lugar en este mundo así como para identificarse con el cosmos y con el infinito.
La Cábala, ciencia sagrada que obedece a las leyes más simples de la naturaleza, posee dos principios que la sostienen: las letras del alfabeto hebreo y los “Sefirot”.

Los sefirot están formados por diez esferas, en las cuales la luz divina es recibida y se manifiesta a través de ellas. Las diez etapas sucesivas de la luz, dan al hombre la posibilidad de comprender el infinito y acercarse a lo Divino.

Las 22 letras hebreas pasan por los 10 sefirot del árbol de la vida, formando así el mandala.
Cada sefirot representa distintos planos de la conciencia por los cuales es necesario transitar para evolucionar y encontrar así, la esencia del ser en una unión con lo absoluto.
Las runas de las tradiciones nórdicas, son contenedoras de diversos símbolos que representan la búsqueda de la armonía en relación con lo interno y lo externo. Representan energías sagradas que hacen referencia a los distintos planos de la conciencia.
A pesar de que los mandalas se encuentran presentes en cada rincón del mundo, sus origenes nacen en el Janaismo, Tantrismo, Hinduismo, Budismo y lamaísmo.
Su nombre hace referencia al sánscrito, en tibetano es KYLKHOR (KYL: centro KHOR: circulo) literalmente seria “el centro de los alrededores”.
Los mandalas tibetanos de arena suelen elaborarse a pedido de la comunidad con la intención de traer paz y armonía al mundo, a un lugar determinado y a sus habitantes; también son utilizados como valiosas bendiciones y como instrumentos de meditación activa, cuya esencia descansa en su construcción.


Un mandala es básicamente un círculo, es la forma perfecta, y por ello nos representa el símbolo del cosmos y de la eternidad. Nos representa la creación, el mundo, el Dios, el ser humano, la vida. Podríamos decir que todo en nuestra vida posee las formas del círculo. Desde el universo (el sol, la luna, los planetas) hasta el esquema de toda nuestra naturaleza, los árboles, las flores, entre otros, todos siguen una línea circular. ¿Y que decir del átomo o la célula?. Todo lo que nos rodea tiene la forma de círculo. Que al mismo tiempo nos representan los ciclos infinitos de la vida. Y si observamos nuestro cuerpo, nos daremos cuenta que todas nuestras formas son redondeadas, esto nos recuerda que somos sistemas dentro de sistemas, pertenecemos al Absoluto y el Absoluto está en nosotros.

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