«Dejamos huellas de lo que somos en todo lo que tocamos. Por otra parte, el hecho de que, según las huellas digitales, se pueda descubrir la identidad de una persona y también que, en el mundo entero no se encuentran dos huellas idénticas, demuestra suficientemente que una mano expresa el carácter único de un ser.
Todo lo que pasa por nuestras manos se impregna con nuestros fluidos, con nuestras emanaciones y trasmite alguna cosa de la quintaesencia de nuestro ser. Por eso, cuando hacéis un regalo a otra persona, con este objeto ya le comunicáis algo de vosotros. Quien lleva una vida desordenada, impregna el objeto que ofrece de ondas negativas. Aunque este objeto sea magnífico y de gran valor, quien lo recibe no obtendrá de él ningún beneficio. Así pues, vosotros sois siempre más importantes que el objeto que ofrecéis, sed conscientes de ello.»
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