Hola, soy Laura Foletto. ¿Confías en los cambios?
Como comento en el blog, estoy observando grandes movimientos a mi alrededor, en pacientes y conocidos. Puede tratarse de enfermedades, pérdidas materiales, rompimiento de relaciones, despidos laborales, crisis personales, problemas familiares y una amplia variedad de situaciones. Lo que tienen en común es la caída de estructuras desgastadas.
Por más que se busca emparcharlas, mantenerlas, empujarlas, aguantarlas, no hay caso: se caen igual. Es más, este aferrarse a lo que ya no tiene razón de continuar es lo que más acelera el derrumbe y lo que más sufrimiento causa.
Estamos asistiendo a veloces transformaciones por doquier: clima, sistema económico, trabajo, relaciones, religiosidad. En lugar de plantearse las causas y un nuevo rumbo, la mayoría busca agarrarse de las ruinas o atontarse con más consumo o reaccionar volviendo a un pasado conservador o exigir violentas medidas o tornarse cínico o desesperanzado… o todo junto.
Estas respuestas están basadas en la necesidad de controlar. Nos hemos acostumbrado, desde niños, a manipular nuestro entorno. Por medio del llanto, al principio, luego de rabietas y más tarde a través de la palabra y de actitudes, queremos que los demás hagan lo que nosotros deseamos.
Asimismo, manejar las condiciones externas se ha tornado directamente una ciencia (lo saben los publicistas, marketineros y gurúes empresariales). A nivel personal, vivimos condicionados por planes, objetivos, horarios, alarmas, defensas varias. Siempre tensos, preocupados, vigilantes. Nuestro Ego, como un dios de pacotilla, cree que podrá con todo. Nuestra Alma, en cambio, nos insta a que reconozcamos el Dios que llevamos dentro.
Lo que revela esto es que nos suponemos desempoderados: tenemos que manipular el ambiente porque no sabemos manejar nuestra propia realidad. Al hacernos creer que somos totalmente dependientes del afuera, luchamos por nuestra porción de energía, de abundancia, de atención, de amor. Lucha improductiva, obviamente. Cuando operemos desde el poder interior, el exterior lo reflejará con creces.
La clave no está en aumentar el control sino en soltarlo. Parece aterrador al inicio. Todas las marcaciones conocidas se diluyen. Tememos perder lo más preciado. Sin embargo, es interesante observar las razones de este pedido del alma.
Por comenzar, eso a que tanto nos aferramos ya está gastado y perimido, sea lo que sea. Por otro lado, aunque lo intentemos, se terminará igual. El esfuerzo es inútil. Y, finalmente, lo naciente encontrará su forma de surgir y nos develará sus tesoros.
Estamos asistiendo, en lo macro y en lo micro, al fin de la dualidad, de la limitación, del mundo como lo conocemos. Lo nuevo es verdaderamente nuevo. Olvidémonos de las viejas recetas. No sirven. Esto también puede parecer atemorizante, pero es fresco, renovador, entusiasmante, simple y fluido.
¿Quiere decir que viene lleno de estrellitas de colores y mucho “amor y luz” empalagosos? No, es bien real. Es concreto y arraigado a la tierra. Por eso, lo que no considere el cuerpo y la realidad terminará en fracaso.
Y ahora la gran pregunta: ¿cómo soltar el control? ¡Soltándolo! ¡Uuaauuuh! ¿Era tan sencillo? ¿Sabes que sí? Lo que quiero decir es que se trata de tomar conciencia en cada momento cómo manipulamos y controlamos para dejar de hacerlo, a fin de transitar otro camino, paso a paso.
Y el primer paso de este sendero es la confianza. Es preciso que aprendas a confiar en ti, a confiar en que atraerás lo que está en tu creciente nivel de energía y conciencia, a que la Vida te sostendrá siempre en una Red maravillosa e invisible, a que lo único que debes seguir es a tu corazón, que está conectado a Todo Lo Que Es y que sabe qué es lo mejor para ti.
Enviado por: www.de2haz1.com
Sitio Web de Laura Foletto: www.abrazarlavida.com.ar