A la profesión legal se la asocia con enormes pilas de documentos, procesos arcaicos e incluso, en algunos países como Reino Unido, con vestimenta y pelucas raras, pero no con la innovación tecnológica.
Sin embargo varias empresas incipientes ( start-ups en inglés) están tratando de modernizar esta tradicional y conservadora ocupación.
Basha Rubin, por ejemplo, co-fundó en Nueva York Priori Legal, un sitio online que conecta a los abogados con las empresas.
Creó el sitio luego de percibir que había demasiados obstáculos en el camino de las compañías que buscaban servicios legales.
Los abogados que aparecen en Priori Legal son aprobados por la empresa y deben tener cinco años de experiencia y buenas referencias.
También se entrevista a los abogados cara a cara o a través de Skype.
«Para estar en la red los abogados deben mantener un nivel de aprobación del 95% de parte de los clientes de Priori», explica Rubin, quien se negó a revelar cuántos abogados tiene actualmente su sitio.
Entretanto, Dragon Law, de Hong Kong, está intentando llenar el espacio entre start-ups y los estudios de abogados al ofrecer ciertos servicios legales a las empresas nuevas, como la redacción de contratos o el registro de marcas online.
El objetivo de Dragon Law es que las start-ups puedan aprender a resolver sus asuntos legales sin tener que depender de los tradicionales bufetes de abogados.
La empresa que requiere asistencia llena un cuestionario con los detalles de su situación y el software de Dragon Law analiza las respuestas y propone qué formularios deben usarse y cuál es el plan de acción más conveniente.
Mejor preparados
Uno de los motivos por los que los casos legales tardan –y cuestan- tanto es que suele llevar mucho tiempo hallar los documentos relevantes e investigar los casos.
Docket Alarm tiene como fin resolver esto a través de una herramienta de búsqueda y alertas que ayuda a los abogados hallar y rastrear casos.
El ejecutivo en jefe Michael Sander, quien previamente fue un abogado especializado en propiedad intelectual, quería hallar una mejor manera de buscar documentos legales.
La herramienta de Docket Alarm construye un perfil del caso y ayuda a los abogados a adivinar cuáles podrían ser las conclusiones más probables, basadas en un número de parámetros.
«Puedes ver cosas como cuántas veces alguien ganó y cómo se compara con el promedio nacional», explica Sander.
«También puedes deducir si un juez en particular tiene alguna tendencia e intentar cambiar de juez si puedes», señaló.
Cuanto más informados estén los abogados, más efectivas serán sus decisiones, sostiene Sanders.
«Quizás quiera llegar a algún arreglo pronto porque sé que perderé el caso. O si creo que ganaré, puedo exigir más dinero a la contraparte», ejemplifica.
«Puedes utilizarlo como una herramienta para construir una estrategia, en vez de buscar un caso específico que coincida», afirma.
¿Consejos automatizados?
La automatización y la inteligencia artificial (IA) prometen reducir bastante las tareas más aburridas que forman parte del trabajo legal.
Por ejemplo, TrademarkNow, de Finlandia, creó una herramienta de IA que rastrea y maneja marcas registradas.
Pero este abordaje enfrenta algunos inconvenientes en un sector fuertemente regulado.
LegalSifter, de Pittsburg (EE.UU.), originalmente desarrolló un algoritmo que analizaba contratos para trabajadores independientes (freelancers) y luego daba consejos sobre cómo mejorar los términos, basándose en comparaciones con contratos comunes.
Pero el nuevo ejecutivo en jefe de LegalSifter, Kevin Miller, quien se unió a la firma en septiembre pasado, explica que esto violó las normas.
«(La empresa) recibió buena prensa, pero desafortunadamente también recibió varias advertencias de abogados que dijeron que era una práctica legal no autorizada».
Así que los fundadores y los inversionistas decidieron llevar la empresa en otra dirección.
Con la creación del programa ContractSifter, lastart-up ahora apunta a las empresas que necesitan poner en orden un gran número de contratos y términos. Crucialmente, el nuevo producto no ofrece consejos.
Ray Berg, socio del bufete legal Osborn Clarke, señala que es fundamental que cualquier compañía declare si ofrece o no consejos legales.
«En el caso de las start-ups que ofrecen una guía legal, necesitan ser absolutamente explícitas sobre la naturaleza de esos consejos. Los fundadores seguirán teniendo que contratar a un abogado para interpretar lo que ofrece cualquier software», afirma.
Y las interpretaciones erróneas de documentos legales que hagan los programas automatizados –o incluso los humanos- pueden tener serias implicaciones, agrega.
Como petróleo
Obtener acceso a información cruda de sistemas legales que suelen ser opacos es un gran desafío para las start-ups digitales que buscan expandirse a nivel mundial, dice Michael Sander de Docket Alarm.
Muchas veces las empresas deben pagar tarifas altas o directamente se les niega la información.
«Uno necesita esos datos para poder impulsar estas herramientas más avanzadas. En el siglo XXI, la información es el nuevo petróleo».
La Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard está tratando de encarar esto al escanear y hacer públicas pilas de documentos legales que datan de hace siglos.
La start-up de análisis de datos California Ravel Law está ayudando en el proyecto, lo que le permitirá beneficiarse de la enorme base de datos, mientras que empresas como Docket Alarm estarán muy pendientes del ambicioso plan de digitalización.
«Cambio cataclísmico»
Un informe del Poder Judicial de Inglaterra y Gales propuso la introducción de «cortes online» para resolver casos civiles menores, de hasta 25.000 libras (unos US$35.700).
En teoría, esto liberaría las cortes y sería «principalmente automatizado», escribió el autor del reporte, el juez Lord Briggs.
Pero la Sociedad Legal de Reino Unido expresó que tiene «graves preocupaciones» sobre el uso de esta tecnología, ya que podría excluir a personas que no tienen acceso a medios electrónicos, que no saben manejar estas tecnologías o que tienen impedimentos de aprendizaje o de lenguaje.
«Una corte online no puede ser usada como forma de normalizar o consentir un sistema de justicia de dos niveles, en el que la gente que no puede costear ayuda legal es forzada a representarse a sí misma, poniéndolos en una situación de desventaja», señaló Jonathan Smithers, presidente de la Sociedad Legal.
«No somos solamente expertos en la ley, somos expertos en los diferentes sectores y mercados de nuestros clientes y por lo tanto podemos ayudarlos a planear su futuro», agrega Ray Berg.
«En este sentido, un programa de computación simplemente no puede competir», asegura.
«Cuando comenzamos había muchos escépticos, pero en los últimos tres años hemos visto una marea de cambio en la manera en la que los abogados están encarando sus negocios y sus prácticas», afirma, por su parte, Basha Rubin.
«Todavía existe una gran cantidad de incertidumbre regulatoria en torno a las empresas de tecnología legal, y eso tiene un efecto de congelamiento, pero en lo personal siento que estamos viendo el comienzo de un cambio casi cataclísmico», augura.
http://www.24horas.cl/noticiasbbc/podremos-prescindir-de-los-abogados-o-al-menos-a-modernizarlos-1938036