“En la agricultura de conservación se eliminan las labores agresivas para el suelo, principalmente las de volteo como son el arado de vertedera o la grada de disco. Con estas labores de volteo uno de los objetivos primordiales que se persigue en la agricultura convencional es la eliminación de la vegetación perjudicial para el cultivo. AI ser eliminadas estas labores, debemos buscar métodos alternativos para la lucha contra tas malas hierbas, y es aquí donde toman importancia los herbicidas. Como veremos a lo largo de este artículo, el control químico es perfectamente asumible, como demuestra la experiencia y el desarrollo de las técnicas conservacionistas a nivel mundial (siendo los casos más palpables los de países sudamericanos como Brasil o Argentina)” La implantación de sistemas conservacionistas puede implicar la necesidad de utilizar más herbicidas. Una cuestión que se plantea con frecuencia ante esta circunstancia es la siguiente: al transformar nuestro sistema convencional en otro conservacionista, perseguimos una agricultura más respetuosa con el medio ambiente, ¿no es esto contradictorio con un incremento en el uso de herbicidas? En términos generales podemos responder negativamente a esta pregunta por los siguientes motivos… – Dossier Herbicidas, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente:http://www.magrama.gob.es/ministerio/pags/Biblioteca/Revistas/pdf_Vru |
Se acaban de publicar dos importantes informaciones relacionadas con la salud pública, probablemente no relacionadas: el uso nacional de plaguicidas y las tasas de suicidio. ¿Algo irrelevante?
La emisión de France 2 “Cash Investigation” ha conseguido reproducir el mapa de Francia con el uso de pesticidas por Departamentos, algo que ha resultado un tanto incómodo para el Ministro de Agricultura, responsable de una Institución gubernamental que ha tenido mucho cuidado en no publicar documentos de este tipo. Y hace algunos días, el Observatorio de Suicidios también ha publicado el mapa con la tasa de suicidios de Francia. Ambas informaciones no parecen estar relacionadas, sin embargo, sí que podría existir alguna relación, si superponemos uno y otro. Se puede apreciar un eje transversal que va de este a oeste por encima del cual la tasa de suicidios es mayor, que extrañamente se corresponde también con la parte donde el uso de pesticidas en mayor. Destaca especialmente en Bretaña, con una alta tasa de suicidios, así como en Normandía y los Países del Loira. Con más detalle, las Costar de Armor (Bretaña) tienen una tasa de suicidios de 30,5 suicidios por cada 100.000 habitantes; Finisterre, de 25,1; La Mancha, de 27,7; Morbihan, de 26,4; Orne, 26,4 y Sarthe, 25,8.
Sin querer extrapolar estos resultados a toda la población sin un estudio adecuado, hay que destacar que los agricultores son las primeras víctimas de los pesticidas, en los que se ha identificado un mayor riesgo de cáncer o enfermedad de Parkinson, y también se caracteriza por ser una de las profesiones con mayores tasas de suicidio de Francia. Este aumento del riesgo de suicidios entre los agricultores siempre se ha relacionado con la lejanía, el aislamiento, la soledad, etc. ¿Pero también tendrá algo que ver con el uso de pesticidas? Si bien este riesgo es ignorado o pasado por alto en Francia-
¿Qué dice la literatura científica internacional?
Los pesticidas son perjudiciales para la salud humana, algo que nadie discute: la OMS menciona que se producen al año 3 millones de ingestiones de pesticidas, provocando 250.000 muertes, muchas de las cuales son suicidios.
En Francia, la Mutualidad Social Agrícola reconoce que la enfermedad de Parkinson, una patología neurodegenerativa, se produce principalmente entre los agricultores, una enfermedad profesional relacionada con la exposición a plaguicidas. Esto ya supone de por sí un reconocimiento del impacto en las células humanas del cerebro de los pesticidas. Y no solamente están afectados los agricultores. Los pesticidas afectan a todos:la relación entre los pesticidas y la enfermedad de Parkinson se ha confirmado entre la población en general, aunque no sea algo reconocido por las autoridades sanitarias de ningún país. Sin embargo, según unestudio publicado en 2012 por la revista británica The Lancet: vivir en las zonas rurales supondría exponerse a una tasa de suicidios que duplica la tasa de suicidios de las zonas urbanas. ¿Tendrá esto alguna relación con los pesticidas? ¿Cuáles son los riesgos que asumen los agricultores?
Un estudio realizado por científicos de la Universidad Estadounidense de Harvard en Francia entre 600 agricultores y publicado en 2013, ya observó que las personas expuestas a los herbicidas tenían un aumento del 193% en el riesgo de padecer depresión. Este riesgo se correlaciona con el tiempo de exposición: los expuestos durante menos de 19 años, tenían un aumento en el riesgo de un 151%, y los que han estado expuesto más de 19 años, el aumento del riesgo subía hasta el 221%. Este estudio viene a confirmar que la exposición crónica a bajas dosis de herbicidas aumenta el riesgo de depresión. Otro estudio realizado entre los agricultores estadounidenses, mostró que la exposición aguda a los pesticidas, así como un corto período de exposición, duplicaba el riesgo de depresión durante los tres años posteriores, aun cuando la exposición hubiese sido pasajera.
Es importante decir en este momento que los agricultores franceses no son los únicos que son víctimas de una alta tasa de suicidios. También se han contabilizado en la India, Brasil y China, así como en muchos países que utilizan grandes cantidades de pesticidas, como son Estados Unidos, Inglaterra, Canadá o Australia. Después de 19 años de seguimiento, una tesis publicada en 2014 por la Universidad de Iowa, encontró que los agricultores (tanto hombres como mujeres) tienen un riesgo 3,6 veces mayor de suicidio que la población en general.
Un estudio publicado en 2014 por la revista médica Environmental Health Perspectives caracterizaba el riesgo de depresión en las zonas rurales. Se observó una estrecha relación entre la exposición a pesticidas por parte de los agricultores y la aparición de depresiones. Se analizaron los datos sobre 10 clases de pesticidas, con un total de 50 agentes diferentes, utilizados por 21.208 agricultores o fumigadores de los Estados de Iowa y Carolina del Norte. Los resultados encontraron dos tipos, los insecticidas organoclorados y los fumigantes, y 7 productos, capaces por sí solos de aumentar significativamente el riesgo de depresión (hasta 2 veces), excluyendo los efectos por exposición combinada a varios plaguicidas. Los 7 productos identificados son los siguientes:
– fumigantes, fosfuro de aluminio y 1,2-dibromoetano
– un herbicida fenoxi (ácido 2,4,5-triclorofenoxiacético )
– Dieldrina, un insecticida organoclorado utilizado como alternativa al DDT
– Diazinón y Malatión, compuestos organofosforados y el Paratión, un compuesto químico fitosanitario.
Estos agentes activos se encuentran en diferentes concentraciones en diferentes marcas de pesticidas. 23 de ellos contienen fosfuro de aluminio, en Estados Unidos.
Más de 10 estudios científicos han encontrado relación entre la exposición crónica a los plaguicidas y la depresión, y algunos también un aumento en el riesgo de suicidio. Todos estos estudios son recientes.
Un estudio de 2010, realizado entre los pastores expuestos a loscompuestos organofosforados ( tales como Roundup), comprobó un aumento en el nivel de ansiedad y depresión del 23% por encima de aquellos pastores no expuestos; y otro realizado en Costa Rica entre los trabajadores bananeros expuestos a los organofosforados, encontró un aumento significativo en los trastornos psicológicos y de ideación suicida en comparación con los trabajadores no expuestos.
Otros estudios han identificado claramente el vínculo entre la exposición a plaguicidas y el suicidio. Un estudio brasileño, encontró un aumento en la tasa de intento de suicidio y de suicidios de cuatro veces en las zonas de uso intensivo de plaguicidas. Y un estudio chino, publicado en la revista científica de la OMS que evaluó el riesgo de suicidio entre cerca de 10.000 distribuidores de pesticidas, se encontró un aumento del 200% en los pensamientos suicidas en comparación con aquellas que nunca almacenan pesticidas en su hogar.
Entonces a la pregunta ¿puede la exposición crónica a plaguicidas aumentar el riesgo de suicidio?, la literatura científica internacional no responde con un NO rotundo, sino que muestra la existencia de riesgos que deben tenerse en cuenta y que por tanto debiera realizarse un estudio de evaluación. La protección de las personas expuestas, los agricultores, por supuesto, pero también la población en general que consumen productos que contienen estos pesticidas, algo que hoy en día no parece asegurado. ¿Un olvido?
Por lo tanto, resulta muy sorprendente que el Observatorio Nacional del Suicidio, presidido por Marisol Touraine, Ministra de Asuntos Sociales, Salud y Derechos de la Mujer, dirigido por la DRESS (Investigación, Estudios, Evaluación y Estadísticas), en colaboración con el Instituto de Vigilancia de la Salud (VS), que reúne a los actores involucrados en el suicidio y su prevención (investigadores, departamentos gubernamentales, profesionales de la salud, fondos de la seguridad social y asociaciones), haya olvidado totalmente todo esto en su último Informe de febrero de 2016, “El suicidio, saber para prevenir”.
Mientras que los estudios muestran que aumenta el riesgo de depresión y de suicidio por exposición, como señalan todos los estudios publicados en revistas científicas reconocidas, ¿cómo es que este Informe del Gobierno, que caracteriza a los agricultores como una población en riesgo, omite la exposición a los pesticidas? ¿O seguiremos hablando únicamente de soledad y aislamiento para explicar los 600 suicidios anuales entre los agricultores franceses? ¿O quizás se quiera ocultar que los nuevos plaguicidas son una importante amenaza para la salud?
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