Todos tenemos vivencias de diversa índole, y todos aprendemos (o deberíamos aprender) de las mismas. Es probable que hayan cosas en las que me falte madurar, pulir y cambiar; no tengo dudas de eso. La perfección solo existe en la cabeza de los idiotas que al verse perfectos o ver algo como tal, se conforman, o minimizan las demás opciones… Eso me ha hecho comprender que demasiado ego mata el talento (¡y neuronas también!)
Las personas conflictivas están en todos lados, siempre debes lidiar con una: en el supermercado, en la tiendita, en el trabajo, en la escuela de tus hijos, o hasta en tu propia familia. Hallan problemas y peros en todo, nada los satisface, son inestables, no pueden permanecer en un trabajo por mucho tiempo por más buenos, con experiencia o brillantes que sean en el área que se desempeñan. Y lidiar con ellos no es fácil. Llega un momento en que te preguntas si el conflictivo y problemático eres tú… A veces me pregunto si soy yo la loca que ve el mundo distorsionado cuando ellos reclaman tanto o buscan pleitos en lo más mínimo, y es ahí cuando prefiero hacer cualquier otra cosa como cantar, escuchar música, leer un libro, etc, y enajenarme de este planeta, pues no sirvo para montar en cólera y luego hacerme la correcta, como si no ha pasado nada. Y me doy cuenta que la loca no soy yo… Y quien no sabe controlar su ira, está perdido, y en algún momento, lo perderá todo…
He podido entender que quien humilla, quien se burla con la finalidad de herir, debe tener algún complejo muy grande por dentro como para querer obtener la atención de alguien mediante mofas, menoscabo, rebuscando defectos físicos o de personalidad… Seguramente debe ser un clon de Dios, conocido personaje de ciencia ficción al que el mundo conoce como ser perfecto… Pero su complejo de «superioridad» no es más que el disfraz de una persona que no ha aprendido a amar sin condición, sin tratar de obtener de los demás cuanto capricho y atención les sea posible, porque al no tener idea de cómo brindar amor, en efecto no tienen más salida que tratar de doblegar a punta de humillaciones y ofensas; no se da cuenta que, es un despojo de ser humano…
He aprendido que uno de los errores más enormes que cometemos al tratar de buscar esa «realización» como seres humanos buscando a ese compañero de vida, es el apresurarse y enredarse con la primera imagen que nos es vendida… La belleza es un bonus, si alguien con un enorme corazón la posee, pues ¡bingo!… Me he fijado en tipos altos, de buena posición económica y muy, muy simpáticos, con quienes no he tenido nada en común. No hizo falta quien me dijera «estúpida» por haber terminado hace cerca de cuatro años con un fulano que a estas alturas probablemente me tuviera viviendo en Miami… Pero tuvo tantas cosas que lo hacían ver tan hueco, que no lo aguanté más de siete meses, ¡batí record en soportar alguien así! En fin… La idea es que me he dado cuenta de que, aunque obviamente debe haber algún «gancho» atractivo, no hay mejor cosa que encontrarte con alguien con quien puedas compartir todo aquello que te gusta, sin líímites, sin temor de que te miren raro, de ser juzgado, etc… La belleza física no es más que la envoltura que con el tiempo se deteriora… El corazón no, y si no permites que se deteriore por más daño que te hagan, serás la persona más bella de la galaxia para muchos a tu alrededor…
He llegado a entender que desgraciadamente sin dinero no vamos para ningún lado. Hay cosas materiales que indudablemente son necesarias, no es pecado darse un gusto de vez en cuando, comprarse uno que o otro capricho solo porque te da la gana. Pero no vivir ni dejar vivir a otro so pretexto de «vivir bien» ya es demasiado. Luchar por vivir cómodamente es algo muy distinto que derrochar el dinero en Boucheron, Victoria Secret o Channel todos los meses. Los lujos son algo que, al menos a mí, no me llenan; claro, todo depende de lo que cada uno considere un lujo… Si vieran mi armario… Yo «renuevo» ropa creo que cada dos años y la renuevo porque a veces mi mamá olvida la edad que tiene y compra ropa un poquito más juvenil o ajustada que casi nunca se prueba al comprarla, y así, pasa a mis manos… También me la compro, pero jamás verán Tommy Hilfigher o Bennetton… Soy feliz con tener ropa limpia y muy bien cuidada, ah, y unos cuantos conjuntos cuando haya necesidad de algo más formalito por cuestión de trabajo.
¿Amigos? Pocos, muy pocos… Me dirán mentirosa si ven mi perfil de facebook, pero… ¡duh! No pueden comprar ese tipo de contactos con mis amigos de la vida real… Las redes sociales sirven (para el 90% de usuarios) para posar en fotos auto tomadas, para figuretear, y escribir en sus status cosas estúpidas como «me voy a dormir», etc, y no para compartir otras cosas; no solo las fotos de los buenos momentos, sino intereses, gustos, aficiones, música, lecturas, etc… Tengo muchos de esos contactos, que comprenden precisamente ese 90% que evito añadir. Irónicamente, la mayoría de personas con las que suelo interactuar sobre mis intereses están a kilómetros de mí. Sé aceptar a la gente tal como es, pero a veces la paciencia es la única arma que queda para vivir en un mundo lleno de idiotas… El punto es que… no me hacen falta miles de amigos, tengo pocos, pero de esos a quienes ni bien termino de contarles la historia, están en la puerta diciéndome «¿en dónde lo enterramos?»
Quizá si hubiera entendido todo eso cuando era adolescente dominada por varios de mis complejos, mi sensibilidad se hubiera trastocado y endurecido, y a estas alturas, todo me parecería «normal» o nada o muy poco sería capaz de tocar alguna fibra de mis sentimientos… Definitivamente yo no pertenezco a este mundo, la vida para mí es más sencilla… Tengo todo, no me puedo quejar; vivo con mami y me dicen «hija de mami», pero he sabido tener la mayoría de mis cosas con trabajo, y quizá no tan bien remunerado, ni el mejor del mundo, pero que me satisface mucho, con el que siento que puedo contribuir a hacer un mundo mejor, aunque eso me signifique lidiar con gente que no tiene los pies sobre la tierra…
me quiero morir
no sirvo para este mundo