Mucha gente cree que el Gran Hermano que todo lo vigila solo se manifiesta en forma de cámara que nos vigila, micrófono que nos graba o computadora que registra y analiza nuestras llamadas o nuestra actividad en las redes.
Eso ha llevado a que muchas personas crean que siempre estarán a salvo en el que creen que será el último reducto de libertad al que jamás nadie podrá acceder: su mente.
Pero por lo visto, estas personas ingenuas están de lo más equivocadas.
Desde hace años, la ciencia vive obsesionada en descodificar el funcionamiento de nuestro cerebro para poder acceder a su interior, invirtiendo gran cantidad de recursos en ello.
Un reciente documental llamado “Memory Hackers” del que se hace eco la web Activist Post, nos habla de algunos de los últimos avances para borrar o grabar recuerdos en la mente de las personas.
Según el artículo: “durante gran parte de la historia humana, la memoria ha sido visto como una grabadora que registra fielmente la información y la reproduce intacta, pero ahora, los investigadores están descubriendo que la memoria es mucho más maleable, y que es continuamente escrita y reescrita, no sólo por nosotros sino por las otras personas. Estamos descubriendo los mecanismos precisos que pueden explicar e incluso controlar nuestras memorias”.
Al respecto, el investigador Karim Nader descubrió que la memoria humana puede no ser permanente, sino que en cambio, puede sufrir alteraciones cada vez que la memoria accede a un recuerdo.
Este descubrimiento llevó a cientos de otros estudios realizados en todo el mundo que tienen sus raíces en esta teoría.
La profesora Julia Shaw es experta en memoria falsa e implantación de recuerdos.
Entre sus investigaciones, realizó un experimento con una tasa de éxito del 70%, en el que convenció a sujetos de que habían cometido un crimen en el que en realidad no se habían visto involucrados; de hecho sus investigaciones revelan que el sistema de justicia criminal puede haber llevado a gran cantidad de gente a la cárcel, habiendo sido condenados en base al testimonio de testigos que muchas veces pueden haber sido erróneos.
Mientras que Shaw está investigando la implantación de recuerdos, otro científico, André Fenton, está estudiando la ciencia de olvidar los recuerdos. Fenton cree que, “El olvido es probablemente una de las cosas más importantes que el cerebro del futuro podrá hacer” y que es posible que una inyección pueda borrar un recuerdo doloroso. Fenton tiene la esperanza de que su investigación sobre cómo funciona nuestro cerebro a eliminar los recuerdos, algún día ayude a aquellos que sufren de demencia y Alzheimer.
Merel Kindt también ha descubierto que la medicación puede ayudar a eliminar las asociaciones negativas de algunos recuerdos. En su investigación, fue capaz de curar a los pacientes que sufren de casos severos de aracnofobia, que es el miedo a las arañas. Esto podría conducir a avances en la reducción de ansiedades y temores, así como ayudar con otros problemas relacionados con la ansiedad, como son los trastornos de la alimentación.
Es cierto que todas estas investigaciones suenan muy fascinantes e innovadoras, pero como siempre denunciamos, el problema de los avances científicos y técnicos que está experimentando el mundo actual es que pueden ser usados para realizar un gran daño y sumir a la población en un estado de control y esclavitud sin precedentes a lo largo de la historia, que de hecho, podría acabar derivando en la destrucción misma de la esencia humana.
Y si no pregúntense: ¿de dónde mucho del dinero invertido en estas investigaciones y en el desarrollo de estas tecnologías?
Tengamos en cuenta que los dueños del dinero que ostentan el poder en el mundo y que se caracterizan por su elitismo, su falta de empatía hacia el resto de personas y su extrema corrupción como seres humanos, son los mismos que disponen de los capitales suficientes como para financiar directa o indirectamente no solo estas investigaciones académicas “públicas”, sino todas aquellas investigaciones secretas de las que no oímos hablar y de las que conocemos los detalles con años de retraso.
¿Alguien es tan inocente como para creer que todos estos conocimientos y las tecnologáis asociadas a ellos se van a desarrollar sin que estas élites poderosas no saquen beneficio directo de ello para beneficiar en exclusiva sus propios intereses y reforzar sus posiciones de dominio y poder?
Galopamos enloquecidamente hacia un mundo en el que ya no podremos ni tan solo ocultarnos en los más hondo de nuestra mente para salvaguardar nuestra intimidad y nuestra identidad.
De hecho, el gran salto represivo en el mundo actual se produce cuando dejamos de ser sospechosos por nuestras acciones y pasamos a ser sospechosos, no solo por nuestros pensamientos, sino por la posibilidad de que esos pensamientos puedan llegar a producirse.
Al respecto hay un reciente artículo publicado en The Express que este es el camino que está siguiendo el mundo de la ciencia para tener un pretexto para penetrar en nuestra mente y alterar su contenido.
El artículo nos dice en su título que “LA CIENCIA PODRÍA CURAR LA MALDAD MEDIANTE UNA PASTILLA”.
Según el artículo, los científicos han identificado una sección del cerebro, concretamente en el hipotálamo, que sería donde “se activa la maldad antes de un ataque violento”.
Según reza el artículo:
“Un equipo de la Universidad de Nueva York se propuso descubrir si las malas intenciones podían ser detectadas antes de que se cometiera un acto agresivo o violento.
Descubrieron que esta región, que se conoce como la parte ventrolateral del hipotálamo ventromedial, o VMHvl y que controla la temperatura corporal, el hambre y el sueño, se activa antes de un ataque y su control podría ser utilizado para adelantarse a los estallidos de violencia, acoso, intimidación, e incluso agresión sexual”.
El Dr.Dayu Lin, profesor asistente en el Instituto Langone de Neurociencia de la Universidad de Nueva York e investigador principal del estudio, afirma que: “Nuestro estudio identifica los circuitos cerebrales esenciales en las motivaciones agresivas que se activan cuando los animales se preparan para atacar.
El equipo añade que el descubrimiento podría conducir a medicamentos que podrían suprimir la violencia antes de un ataque.
Además, la tecnología se podría crear para monitorear continuamente los niveles de agresión en un individuo”
Llegados aquí, el artículo se plantea si eso no sería poco ético y si no plantearía profundas cuestiones relacionadas con el libre albedrío de las personas.
Ante esta cuestión, el Dr. Lin se apresura a tranquilizar a los más inquietos con una batería de argumentos que se repiten una y otra vez cuando se plantean estas cuestiones.
Según Lin: “estas tecnologías sólo son una posibilidad lejana, incluso si los problemas éticos y legales relacionados pudieran ser resueltos.
“Dicho esto, nuestros resultados sostienen que la parte ventrolateral del hipotálamo ventromedial debería estudiarse más como parte de los esfuerzos futuros que tratan de corregir los comportamientos agresivos que van desde el bullying hasta la depredación sexual”.
Como siempre sucede cuando se habla de este tipo de investigaciones invasivas de nuestro cerebro y que potencialmente apuntan al control absoluto de la conducta humana, el pretexto que ponen los científicos para justificar sus investigaciones es “ayudar a los enfermos o impedir que las personas malas hagan daño a los demás”.
Y si alguien duda de que estos artículos no son escritos con la intención de que la población acepte este tipo de intromisión y control futuro en sus cerebros, sólo indicaremos que llegados a este punto en el que se hablaba de “corregir la conducta agresiva”, el artículo ponía una foto de…ADOLF HITLER, el malvado de malvados, el personaje que se ha convertido prácticamente en la mascota oficial de la maldad en el mundo y que es sacado como un espantajo cada vez que alguien quiere justificar lo injustificable.
El artículo termina poniéndonos sobre la pista de los auténticos objetivos que se ocultan tras este tipo de investigaciones, cuando nos habla del primer autor del estudio, que fue publicado en la revista Nature Neuroscience, la Dra. Annegret Falkner.
Falkner afirma que: “En muchas especies de vertebrados, ciertos individuos buscan oportunidades para la agresión, incluso en ausencia de amenazas que la justifiquen.
A pesar de que varias áreas del cerebro han sido implicados en la generación de ataques violentos en respuesta a amenazas sociales, se sabe poco sobre los mecanismos neurales que promueven la agresión voluntaria cuando no existe una amenaza que la justifique.
Hemos descubierto que la parte ventrolateral del hipotálamo ventromedial (VMHvl), es una zona con un papel conocido en el ataque y en la generación de la agresión.
La inactivación del VMHvl redujo el comportamiento de búsqueda de la agresión, mientras que su estimulación aceleró la búsqueda del ataque agresivo”
¿Leen entre líneas el mensaje que quieren transmitir?
Primero nos hablan “del mal” y nos ponen una foto de Hitler, después nos hablan de la conducta agresiva y finalmente y de forma muy sutil, separan la agresividad de los individuos de cualquier acción justificada en la autodefensa o la autoconservación y nos hablan de “comportamientos agresivos no justificados por una provocación” y cuyo estudio y control se convierte en prioritario.
En su profunda inocencia, la mayoría de personas interpretarán que estos estudios ayudarían a detectar y controlar a los “malvados psicópatas” que incapaces de controlar sus impulsos, agreden a inocentes sin que medie ninguna provocación.
Pero en realidad está justificando la intromisión en nuestras mentes en busca de una supuesta actitud agresiva y criminal indetectable incluso por el propio individuo, lo que nos convierte a todos en potenciales sospechosos que deben ser controlados a priori para impedir que no se produzcan agresiones, asesinatos o violaciones.
Sin embargo, uno de los mensajes más perniciosos del artículo reside en el hecho de “que la ciencia puede curar el mal“, lo que implica de forma implícita, la posibilidad de explorar el cerebro de cualquier individuo, realizar un diagnóstico y alterarlo a conveniencia para que no sea un peligro para la sociedad.
Es decir, reprogramar seres humanos y lavarles el cerebro, como quien instala o desinstala un sistema operativo en una computadora.
Obviamente, la definición de “posible amenaza para la sociedad”será realizada por los expertos, cuyo sueldo dependerá directamente de las élites que los financian a través de fundaciones o corporaciones.
Como pista que nos indica “por dónde pueden ir los tiros”, pondremos como ejemplo un reciente artículo publicado en Daily Mail, que reza lo siguiente:
“¿Crees en teorías de la conspiración? Probablemente eres un narcisista y eres más propenso a ser egoísta y llamar la atención.
Los psicólogos de la Universidad de Kent llevaron a cabo tres estudios online en los que cientos de personas completaron cuestionarios sobre la creencia en teorías de la conspiración.
Los resultados mostraron que las personas narcisistas tienden a creer en teorías de la conspiración, así como aquellas personas con un problema de baja autoestima.
El estudio de la Universidad de Kent mostró fuertes vínculos entre la creencia en las teorías de la conspiración y rasgos psicológicos negativos”
Es decir, que las personas que no creen en la verdad oficial ofrecida por la autoridad, “tienden a tener rasgos psicológicos negativos”.
Es decir, que si no cree usted en lo que le dice el gobierno o la ciencia oficial, es usted potencialmente un enfermo mental.
Y puesto que últimamente ya empiezan a vincularse algunos de los tiroteos y atentados en EEUU con personas que creen en “teorías de la conspiración”, no solo será usted un potencial enfermo mental, sino además un criminal potencial.
Por lo tanto, el círculo está a punto de cerrarse.
Pronto, no ser obediente con la autoridad, no creer en las verdades oficiales o ser directamente un rebelde o ser libre pensante, será considerado un trastorno mental, que “debe ser curado con una pastilla”, o cuya actividad cerebral perniciosa, debe ser reparada de forma inmediata, quizás borrando algunos de sus recuerdos o incidiendo en la zona del cerebro “donde residen las actividades anti-sociales y potencialmente peligrosas”.
Y si alguien pone en duda o denuncia las graves consecuencias que estos desarrollos científicos pueden tener para todos nosotros, es muy posible que vea su foto publicada al lado de la de Adolf Hitler.
Sin ir más lejos, por el simple hecho de haber escrito este artículo y haber denunciado lo que hemos denunciado, ya somos “creyentes en teorías de la conspiración” y por lo tanto, potenciales narcisistas con baja autoestima.
No importa que lo que digamos sea más o menos razonable o discutible: nos pondrán en el mismo saco que los que creen que la llegada del hombre a la luna se grabó en un estudio, los que creen en la llegada del planeta Nibiru, los que esperan la próxima canalización espiritual de la Confederación Galáctica de la Luz o los que dedican su vida a buscar la pista del Yeti.
La técnica consiste en clasificar con la misma etiqueta a grupos heterogéneos de personas potencialmente “rebeldes” y que no creen en la verdad oficial, para utilizar la acción de cualquiera de ellos para desacreditar, estigmatizar y en el futuro, “curar el cerebro” de todos los demás.
Así pues, si mañana un radical ultraderechista norteamericano se lía a tiros por la calle y mata a personas inocentes porque cree que “el gobierno federal conspira para que la ONU invada los EEUU y acabe con la constitución y la segunda enmienda”, lo calificarán de“creyente en las teorías de la conspiración” y todos los que sean clasificados con la misma etiqueta, aunque no tengan nada que ver en absoluto con sus creencias, serán considerados un peligro potencial para la sociedad.
Acabada la represión social y económica, llegará la represión psicológica total, no en forma de represión ideológica o religiosa como se ha producido hasta la fecha, sino directamente en forma de reprogramación del cerebro mediante técnicas que ahora solo están en sus inicios y que prometen ser cada vez más efectivas y terribles.
Nos gustaría no ser tan catastrofistas, pero por más vueltas que le damos, no encontramos la manera de positivizar lo que está sucediendo.
El futuro para los amantes de la libertad individual y el libre albedrío, pinta muy, pero que muy negro…
http://elrobotpescador.com/2016/03/10/el-futuro-mas-oscuro-cientificos-trabajan-para-espiar-directamente-tus-pensamientos/