Comentaba hace semanas que lo peor que le puede pasar a un antisistema es llegar al poder, porque entonces tiene que demostrar que, de verdad, sus consignas no eran demagogia y que conocía otra forma de hacer mejor las cosas que aquel al que criticaba.
Esa dolorosísima situación es similar al punk que exhibe orgulloso su cresta rosa -que le cree fuera de todas las normas establecidas-, y un día contempla cómo los millonarios futbolistas llevan crestas e incluso en la calle, hasta los escaparates repiten esa moda, mezclada con tachuelas y pantalones rotos. Ese día el punk siente morirse, y de hecho, muere: se da cuenta de cómo cayó en el autoengaño de que yendo a la contra está haciendo algo positivo. Ese día le toca cortarse la cresta y volver a empezar. De 0.
Eso es lo que ahora mismo están comenzando a vivir la izquierda radical antisistema española, la que se apropió del Movimiento 15-M y se autocolgó el cartel de líderes de la contestación a la injusticia reinante. Los que dijeron que no eran ni de izquierdas ni de derechas se quitaron finalmente la careta y demostraron que sólo era una nueva cara de Izquierda Unida.
En tan sólo un año, Podemos ha adquirido casi todos los vicios de la política tradicional y se ha convertido en un partido… como los demás. La misma estructura, la misma vaciedad de análisis, las mismas intrigas, pero ninguna propuesta.
Alguien podrá aducir que es parte de la condición humana, pero lo cierto es que la perfecta asimilación de los teóricos antisistema por parte del sistema que decían odiar prueba que jamás tuvieron una sola idea para terminar con esta opresión, por la sencilla razón de que las ideas que profesan ¡fueron creadas por el propio Sistema!
(Aunque uno pueda estar en desacuerdo con Einstein en muchas cosas, lo cierto es que la frase “un problema no puede ser solucionado por el mismo tipo de mente que lo creó” es una verdad como un templo, y se aplica a Podemos a la perfección).
El asunto es que los jóvenes de Podemos, en la era de Internet, mientras muchos nos dedicábamos a investigar sobre la Verdad del mal que aqueja a la Humanidad,  se dedicaron a medrar con su ideología dialéctica del siglo XIX y no se han dado cuenta de que vivimos en otra era; que la Verdad salió a la luz y que el paradigma racionalista fue enterrado hace ya 70 años por la física cuántica; que nos enteramos (SEÑORES TROSTKYSTAS DE IZQUIERDA ANTICAPITALISTA) que el señor Trostky fue liberado en 1914 por orden del Congreso USA, que le dio una generosa propina para que liderara la revolución soviética.
De todo esto no se han enterado los “viejóvenes” de Podemos, y los llamo así, tomando el concepto de una obra de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, porque en los próximos meses les vamos a ver envejecer a velocidad cósmica, cuando se conviertan en aquello que jamás quisieron ser y pierdan lo más precioso que tienen: el alma de un ser libre. No tenéis más que ver el sorprendente cambio que ha sufrido Mónica Oltra (la de las camisetas cañeras) en los últimos meses, convertida en vicepresidenta valenciana.
No tienen remedio. Se negaron a hacer los deberes e investigar la Verdad cuando la tenían al alcance en Internet, y por eso van a acabar engullidos (o lo están haciendo ya) por el Sistema que tanto odiaban.
Un día, no muy lejano, el propio Pablo Iglesias se mirará al espejo y comprobará, con horror, que se ha convertido en su odiado Felipe González.
Ese día, como al punk que descubre que Neymar lleva una cresta, Iglesias deseará morir.
Pero ya será tarde: como me dijo un chamán una vez, “el mago negro descubre que se ha convertido en un mago negro, demasiado tarde”.

PD. La buena noticia para esta decepción es que el espacio de la contracultura ha quedado vacío cuando los supuestos ansistema se han vuelto parte del sistema, de manera que sólo queda una corriente en ese espacio contracultural, por lo que seremos los siguientes… Si el reseteo se produce finalmente este año, el momento está más cerca de lo que nos podemos imaginar.

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