Hoy en ufopolis vamos a estudiar la historia de algunas supuestas expediciones increíbles realizadas en el marco de la búsqueda de un posible mundo interior que se mantendría oculto y ajeno a los ojos de un ser humano. ¿Sería una locura pensar que existen civilizaciones intraterrestres? De hecho, ¿sería posible que algún gobierno de la tierra hubiera organizado alguna operación para localizarlo? Vamos a sorprendernos con la historia de este enigma que si bien a nivel científico presenta dudas a nivel geológico, lo cierto es que desde hace cientos de años, se ha considerado a este tema mucho más que un mito.
En 1781 en los tiempos de la Guerra Civil Norteamericana, el expedicionario de origen francés Jean Antoine Le Clerc Milfort lideró un grupo de exploración con cientos de indios del pueblo Creek por una serie de cavernas situadas muy cerca de la desembocadura del Rio Rojo en el rio Mississippi. Aquel intrépido aventurero conocía las leyendas de la zona sobre los ancestros comunes a todos los pueblos de aquellos territorios sobre el origen de sus antepasado en unas misteriosas cavernas.
Lo curioso es que según cuentan las crónicas de la época, al explorar todo el complejo, Milfort se maravilló al encontrarse con una estructura similar a las encontradas en Capadocia, Turquía con capacidad para albergar de quince a veinte mil familias. ¿Tendrían esas cuevas conexión con ese supuesto mundo interior o simplemente se habían construido con la intención de protegerse contra una amenaza que impedía vivir en la superficie?
Prácticamente en las mismas fechas en las que Milfort organizaba aquel mítico viaje, en Nueva Jersey nacía John Cleves Symmes, que llegaría a Oficial de la Armada de los Estados Unidos y que revolucionó el mundo científico de aquel entonces al afirmar que el centro del planeta estaba ocupado por una especie de concha de alrededor de 1250 kilómetros de espesor, con aberturas en ambos polos de unos 2000 kilómetros de diámetro.
El modelo de Cleves Symmes también compartía el diseño de esferas como matrioskas, y como si de esas curiosas muñecas rusas se tratara, habría cuatro esferas habitadas y separadas por un fluido elástico que sería el responsable tanto de la gravedad como de la deriva de los continentes. Symmes acabaría falleciendo en mayo de 1829 pero uno de sus seguidores, James McBride, un millonario de Miami que fue miembro de la Casa de Representantes del Gobierno del estado de Ohio, retomó sus estudios y llegó a proponer una petición oficial al Congreso de los Estados Unidos para investigar la posibilidad de que la Tierra efectivamente fuera hueca. La histórica votación fue negativa para sus intereses con un resultado de 56 votos positivos para el “no” y 44 para el “sí”. Estuvo cerca de lograrlo, llegando incluso a mediar el presidente Van Buren en todo aquel asunto.
No lo consiguió, pero décadas después el investigador William Reed en su libro “El fantasma de los polos” volvía a sacar el tema a la palestra con la hipótesis de unas supuestas entradas en el Polo Norte y en el Sur que darían paso a amplios continentes, océanos, montañas y ríos en donde la vida vegetal y animal serían una realidad.
El científico Marshall B. Gardner habría llegado a las mismas conclusiones que Reed seis años después en su libro “¿Se descubrieron realmente los polos?” en donde se abordaba la misma hipótesis con datos similares. Lo curioso es que Gardner no conocía los datos utilizados por Reed en el momento de editar su obra.
Otro caso que invita a soñar sobre la posibilidad real de un mundo intraterreno fue escrito por un investigador llamado Olaf Jansen que aparece en el libro de Willis George Emerson “El Dios Humeante” (1908). En el libro se trata la experiencia supuestamente real de un anónimo hombre nórdico, quien en compañía de su hijo en un pequeño bote de pesca intentaron encontrar la “tierra que va más allá del Viento del Norte” tal y como se describía en las antiguas leyendas escandinavas. Una tormenta de viento les habría llevado directamente a una de esas supuestas aberturas polares en donde habrían podido contemplar el interior de la Tierra Hueca y en la que habrían permanecido por un periodo de dos años.
Durante ese tiempo, habrían sido testigos de un mundo de proporciones colosales conintraterrestres de gran tamaño y una fauna y flora exuberante. El padre habría muerto en el viaje de vuelta pero el hijo habría sido rescatado y encarcelado en una prisión para enfermos mentales de la que habría salido posteriormente tras demostrar un perfecto dominio de sus facultades mentales. Tras emigrar a los Estados Unidos habría conocido a Willis George Emerson, a quien le habría contado la historia y le habría entregado documentación gráfica que avalaría su controvertida y apasionante experiencia.
Como vemos, el goteo de incidentes abarcan todos los países y continentes y Rusia, cómo no, no podía quedarse fuera. Según expone el investigador Vihjalmur Stefansson en su libro, “Misterios sin resolver en el Ártico”, el 12 de agosto de 1937 un avión de pasajeros de cuatro motores que despegó desde Moscú con destino Fairbanks en Alaska, con una tripulación de seis experimentados pilotos se perdió tras encontrarse con unas condiciones climatológicas adversas tras cruzar el Polo Norte y verse obligados a descender desde los 20.000 hasta los 13.000 pies a toda velocidad.
En las comunicaciones, se expone que el avión habría llegado a aterrizar en una tierra desconocida para el ser humano en un incidente que habría creado gran controversia en la Unión Soviética por la falta de información a nivel estatal de las condiciones en las que se realizaron las labores de rescate y por el contenido de las comunicaciones por radio que fueron produciéndose cada vez más cortas y lejanas en el tiempo.
Aquí dejamos estas enigmáticas referencias históricas a un enigma que parece acompañarnos desde el principio de los tiempos. ¿Qué hay en el interior de la tierra? ¿Por qué se organizarían tales expediciones y por qué han trascendido estos incidentes en la historia? Si os ha gustado este artículo podéis ver los siguientes vídeos recomendados que también tratas enigmas de la historia. Esperamos que sean de su agrado.
Referencias:
- Duane A. Griphin, Hollow and habitable within: Symmes theory of earth´s internal structure and polar geography. Departamento de Geografía de la Universidad de Pennsylvania. 2004.
- David Hatcher, Richard Shaver, Lost Continents & the Hollow Earth, Febrero de 2015
- Beckley, Timothy Green, ed. The Smoky God and Other Inner Earth Mysteries. New Brunwick, N.J.: Inner Light Publications, 1993.
- Bernard, Raymond. The Hollow Earth. Mokelumne Hill, Calif.: Health Research, 1963.
- Gordon, Stuart. The Encyclopedia of Myths and Legends. London: Headline Books, 1993.
- Michell, John. Eccentric Lives and Peculiar Notions. San Diego, Calif.: Harcourt Brace Jovanovich, 1984.
- El fantasma de los polos Dr. R. W. Bernard, B.A., M.A., Ph.D. 1906.
- Marshall B. Gardner’s Book, “A Journey to the Earth’s Interior Or Have the Poles Really Been Discovered?” 1920.
- Willis George Emerson, El dios humeante. Chicago. Forbes & Company 1908.