Planeta azul se presenta nuevamente en Egipto con los hechos que rodearon la vida de Tutmosis III, Faraón de la XVIII dinastía (1504-1450 a.C.). Hijo de Tutmés II, sucedió a su padre siendo todavía un niño, por lo que los primeros años de su reinado transcurrieron bajo la regencia de su tía y madrastra Hatshepsut (1504-1482 a.C.). A la muerte de ésta, destacó como excelente administrador y gran estratega. De acuerdo con la política expansionista esbozada por su abuelo Tutmés I, dominó Asia Menor y extendió su imperio hasta el Éufrates, tras realizar diecisiete campañas victoriosas, en las que conquistó Palestina (1483-1482 a.C.), ocupó la franja litoral de Fenicia (1476 a.C.) y derrotó a una coalición de príncipes sirios (1475 a.C.). El conquistador de Asia no perdió la oportunidad de extender su influencia por las islas del Mediterráneo oriental, y contrató a los cretenses para realizar gran parte de la compra y del transporte de los artículos que constituían el comercio egipcio. Durante los últimos años de su reinado, sometió Nubia y expandió sus dominios hacia el sur hasta el distrito de Karoy, cerca de la cuarta cascada, donde fundó Napata (1458 a.C.). A fin de consolidar su imperio, el monarca egipcio instauró un eficaz sistema administrativo y tributario, cuyos ingresos sirvieron para financiar un amplio programa de construcciones, del que es buena muestra el templo de Amón en Karnak, donde Tutmés III ordenó grabar el relato de sus gestas. Inhumado en el Valle de los Reyes, al oeste de Tebas, su momia fue descubierta en 1889. Si existe alguna civilización de la antigüedad que parece haber tenido una influencia extraterrestre o que parece haber llegado verdaderamente “de otro mundo” es la egipcia. Según la historia convencional, la civilización egipcia ha sido explicada hasta el cansancio. Sin embargo, el simple hecho de contemplar sus pirámides, las momias de sus faraones, sus templos y sus expresiones artísticas genera dudas sobre una posible conexión extraterrestre. Lo cierto es que no existe ningún texto egipcio que mencione a seres de origen extraterrestre o a extraños objetos voladores en elespacio. En realidad, no existe para la historia convencional…pero durante el reinado del faraón Tutmosis III ocurrió un evento en el cual se describen ovnis o por lo menos un evento paranormal sobre Egipto. Muchos de nosotros hemos escuchado la increíble historia de los extraños círculos de fuego que aparecieron en el cielo del antiguo Egipto durante el reinado de la 18va dinastía. Planeta azul reviso el origen de esta historia, analizándola en detalle, para ver qué tan cierta es. Quizás estemos ante el primer reporte de observación de naves extraterrestres de la historia. La historia de los círculos de fuego egipcios proviene de un documento egipcio conocido como el Papiro Tullí. El Papiro Tullí fue descrito en detalle por el erudito egiptólogo y noble italiano Príncipe Boris de Rachewiltz (1926-1997), quién afirmó haber encontrado el documento original egipcio entre los papeles del profesor Alberto Tullí, antiguo director del Museo Egipcio del Vaticano. Según Rachewiltz, el estilo de escritura indica que el Papiro Tullí era parte de los Archivos Reales de Tutmosis III, quien reinó entre el 1480 y el 1425 a.C. La traducción que realizó Boris de Rachelwitz en 1953. Reza lo siguiente: “En el año 22, tercer mes del invierno, sexta hora del día, entre los escribas de la Casa de la Vida se encontró que un círculo de fuego venía del cielo. (Aunque) no tenía cabeza, el ancho de su boca (tenía) un olor repugnante. Su cuerpo era de un rod de largo (alrededor de 46 metros) y un rod de altura, no tenía voz…Sus corazones se confundieron, entonces ellos se echaron sobre sus vientres…Ellos fueron donde el (Rey?) para reportarlo. Su majestad ordenó…ha sido examinado…su majestad meditó sobre todo lo que pasó, que estaba escrito en los rollos de papiro de la Casa de La Vida. Ahora, después de algunos días, estas cosas eran más numerosas que nunca. Resplandecían en el cielo más que el Sol en los límites de los cuatro pilares del cielo. La posición de los círculos de fuego era poderosa. La armada del rey se quedó mirándolos y su majestad estaba en el medio de todo. Fue después de la cena. Inmediatamente después. Ellos (los círculos de fuego) se elevaron hacia el sur. Pescados y aves? cayeron del cielo. Fue una maravilla nunca ocurrida desde la creación de esta tierra! causó que su majestad trajera incienso para pacificar el hogar…lo que pasó en el libro de la Casa de La Vida (será recordado?) por la eternidad.” Hay que tomar en cuenta que los egipcios, como muchas otras civilizaciones antiguas, eran expertos observadores del cielo. Podemos decir que, en relación a la astronomía, una civilización pasa primero por el periodo de adoración, en el que los fenómenos astronómicos son vistos solamente como acciones o advertencias de los dioses. Luego, se empieza a utilizar la astronomía para fines terrenales, como la agricultura o la navegación. Finalmente, se estudia el movimiento de los astros con el objetivo de acumular conocimiento. Los antiguos egipcios comenzaron en la etapa de adoración y llegaron al nivel de construir varios de sus templos con evidentes orientaciones astronómicas. Para el 1500 a.C., los egipcios ya habían avanzado sus conocimientos astronómicos considerablemente. No es muy probable que los sucesos relatados en el Papiro Tullí se refieran a algún fenómeno natural como meteoritos, o de estrellas fugaces. Los egipcios eran expertos observadores del cielo, y si se referían a un objeto de una forma tan singular como “discos ardientes”, es porque nunca lo habían visto antes. El relato de los escribas de la 18va dinastía parece referirse a lo que ahora conocemos como “platillos voladores” u ovnis: brillan como el Sol (Brillaban en el cielo más que el Sol), se mueven en grupo(los discos se volvieron más numerosos que nunca en el cielo), no hacen ruido (No tenía voz), tienen forma circular (extraño disco ardiente venía del cielo), no tienen protuberancias evidentes (No tenía cabeza). Puede que se refieran a un fenómeno natural, pero tendría que haber sido uno extremadamente raro. El único detalle que no coincide perfectamente es el olor que emitía el primer disco mencionado en el relato egipcio. No se sabe muy bien cómo se convirtió Tutmosis III en Faraón de Egipto, acaso este avistamiento tuvo algo que ver con la gran genialidad para la guerra de este semidios?. Probablemente se casó con Neferura, la hija de la reina-rey Hatshetsup, dado que la línea sucesora de los faraones debía ser matriarcal. Lo cierto es que se le considera rey (regente) desde edad muy temprana. Quizás pasó gran parte de su vida entrenándose con los militares (durante el reinado de Hatshetsup), porque después cuando se convirtió en el Faraón fue el más militar de todos ellos. En Egipto la guerra era un negocio (al igual que el imperio Illuminati actual). Y esto era más así para Tutmosis III. Las expediciones de conquista a tierras cercanas traían muchas riquezas, minerales, productos y esclavos. Con Tutmosis III el imperio egipcio alcanzó su máxima extensión territorial. El ejército egipcio era uno de los mejores de la antigüedad. Contaba con carros (introducidos en Egipto por los hicsos), tirados por dos caballos, fabricados en dos maderas: una flexible para las ruedas, y otra más resistente para los ejes y el resto. La plataforma, donde iban el conductor y un arquero estaba hecha de cuero tejido para que actuara como amortiguador y estabilizara el disparo y la dirección del carro. Los arqueros disparaban en movimiento con gran certeza. Y por supuesto, los carpinteros eran fundamentales en el ejército egipcio, para reparar los carros. El ejército contaba con Infantería (cada soldado con lanza, espada o ambos). También arqueros ycaballería. Y el faraón iba por delante del ejército liderando y capitaneando. Antes de la llegada de Tutmosis Egipto era relativamente pacífico. Los dominios en Siria se habían perdido durante los reinados anteriores. Siria y Palestina se estaban independizando y no pagaban tributos a Egipto. Las expediciones de Tutmosis III llegaron hasta Megiddo, en Palestina. Ya a partir del segundo año de su reinado el faraón Tutmosis III marcha a Palestina a poner orden. Sitiaron la ciudad de Megiddo durante siete meses y después la tomaron. Su hijo Amenhotep II, fue el que le sucedió cuando el falleció, en el año 1436. Su tumba se halla en el Valle de los Reyes y su decoración es simple, pero brillante. Es muy característica porque nunca hasta entonces se había visto una decoración como esa en ninguna otra tumba de la necrópolis tebana.
RECOPILACION INVESTIGATIVA: ING. REYNALDO PEREZ MONAGAS
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