Los Mayas sacaron números y cálculos astronómicos que podrían hacer que nuestras cabezas nadaran, pero nada tuvo más significado para ellos que los movimientos del sol.
El calendario Maya Haab está vinculado con el tiempo que le toma a la tierra rotar alrededor del sol, y el número cuatro fue importante para ellos. Los arqueólogos sugieren que podría ser porque el cuerpo humano tiene cuatro extremidades; una casa tiene cuatro postes; una milpa tiene cuatro entradas; y el sol tiene cuatro trayectorias en los viajes entre estaciones: dos solsticios y dos equinoccios.
Si alguna vez te has aventurado a Chichén Itzá en el equinoccio de primavera u otoño para ver el increíble fenómeno del descenso del sol desde lo alto del templo de Kukulkán hasta el final de la escalera que termina en cabeza de serpiente, entonces sin duda has sido maravillado por esta experiencia.
Los espectadores creen que comparten un momento en el tiempo con los antiguos Mayas, ya que la leyenda dice que los Mayas también presenciaron la misma imagen hace mil años. Kukulkán, uno de los más monumentales de todos sus trabajos sagrados, fue el dios Maya del rejuvenecimiento y la renovación de la vida.
¿Por qué los Mayas inmortalizaron el equinoccio en este espectáculo astronómico que sucede dos veces al año? Los estudiosos creen que los ritos de agricultura fueron la base para el concepto y diseño de la serpiente de Kukulkán. Ya que Kukulkán simboliza el rejuvenecimiento, la primavera coincide con los ciclos de siembra y septiembre coincide con las cosechas anuales.
El equinoccio era único porque en ese día, la noche y el día son iguales.
Los solsticios representan una idea similar, porque dos veces al año ocurre que el sol alcanza su más alta o más baja altitud en el cielo sobre el horizonte del mediodía solar.
El solsticio de diciembre es el tradicional inicio del ciclo anual de la tierra. Uno de los expertos en 2012, John Mayor Jenkins, creía que el solsticio era tan importante que los Mayas colocaron edificios en Izapa, un sitio al sur de México, en alineación con su cenit y que dejaron en ello un código a descifrar.
En particular, el grupo F del juego de pelota, dice Jenkins, está alineado en cierto grado con la puesta de sol del solsticio de diciembre y el solsticio de junio en dirección del amanecer.
El arqueoastrónomo Anthony Aveni declara que al menos hay 73 alineamientos de ciudades con el solsticio a través del mundo Maya.
Esta increíble simetría fue planeada en una gran escala. Los porqués y los cómos nunca los sabremos, pero lo que tenemos por cierto es esto: los Mayas estuvieron conscientes de las fechas de solsticios y equinoccios, y ellos les rindieron homenaje de la manera más evidente. Ellos crearon etéreas pirámides escalonadas que han durado por centurias y que se alinean tanto en equinoccio como en solsticio, y que aún son vistas con maravilla hasta el día de hoy.
Fuente: Yucatán Today