El Ishiguro Lab de la Universidad de Osaka, en Japón, es famoso por el realismo de sus humanoides, pero en este laboratorio también por sus diminutos robots. El ingeniero español Eduardo Castelló (Valencia, 1984), quien considera que, en contra de lo que vemos en las películas, estos pequeños robots serán los que de verdad nos simplificarán la vida.
¿Cuál es su campo dentro de la robótica?
La robótica multiagente. Cuando hablamos de robots, la mayoría de la gente piensa en un humanoide con figura humana, una especie de terminator. Pero la industria y la sociedad se enfrentan a problemas que no se pueden resolver con un robot de ese tipo, así que hay otro campo de la robótica –en el que trabajo– que subdivide problemas complejos empleando muchos robots, más simples, baratos y fáciles de reemplazar. Investigo cómo operadores humanos pueden controlar grandes grupos de robots y hacerlos eficientes.
Este mes se ha publicado su último estudio en la revista Swarm Intelligence…
Sí, el paper final de mi doctorado. Se centra en el diseño y la simplificación de algoritmos que se pueden introducir en un enjambre (swarm, en inglés) de robots, para mantenerlos operando durante un largo periodo de tiempo. El artículo propone un nuevo método más simple y ‘escalable’ que los actuales para conseguir que un grupo de robots autogestionados realicen una tarea de foraging o recolección de recursos. Hemos grabado un vídeo con el experimento, en el que pequeños robots consiguen energía cuando transportan un objeto azul dentro de un círculo.
¿Qué aplicaciones puede tener?
Los algoritmos de foraging pueden ser un paso importante para automatizar trabajos en campos como la minería, la logística o la agricultura, donde no se requiere un humanoide o un robot muy complejo, sino muchos más pequeños. Por ejemplo, en agricultura ya hay series de robots que van por las líneas de plantación inspeccionando el estado de las plantas o la eficacia de los pesticidas frente a las plagas. La exploración de los océanos también requiere de muchos robots para analizar con técnicas no invasivas la flora y la fauna o los efectos de la contaminación. En logística se aplica para la gestión de almacenes, además de otras aplicaciones como el uso de drones que estudia Amazon para la distribución de paquetes. En este caso, a nivel técnico todavía falta resolver algunos problemas, como la duración y recarga de baterías, pero es mucho más serio el tema de la regulación.
¿Ese es el principal problema a la hora de transferir esta tecnología?
En cada parte de la cadena investigación-empresa-consumidor hay un problema, un asunto que expliqué en la feria Global Robot Expo que se ha celebrado este año en Madrid. A nivel empresarial, el gran problema sí es el de la regulación como ocurre con los drones de Amazon. Otro ejemplo sería el coche de Google, que se puede considerar un robot en el sentido de que es un ordenador con capacidad de interactuar físicamente con el mundo: circula por las calles respetando unas normas, ‘habla’ con otros automóviles para no chocar en los puntos ciegos, etc. El problema es que, aunque el coche conduzca por ti, por ley tú no puedes dejar de prestar atención a la carretera, ya que si se produce un accidente el culpable eres tú. Son asuntos legales que hay que regular.
¿Y respecto al consumidor?
El problema es cómo controlar un enjambre de robots. Los humanos tenemos un límite de complejidad que podemos manejar, así que se necesita una interfaz que actúe de intermediaria con su programación específica. El reto no es nada fácil. No hay manera de que una sola persona pueda controlar cien o mil robots a la vez con su grado de autonomía. De hecho, el paradigma actual es el contrario: un grupo de humanos controlando un solo robot complejo, como ocurre en la famosa competición DARPA Robotics Challenge.
¿Y cuál es el problema en el primer eslabón, el mundo académico?
A diferencia de la robótica tradicional de humanoides que la mayoría de la gente tiene en mente, influida por la cultura pop, la robótica multiagente está un paso más avanzada y ya se comienza a transferir a la industria. Aquí el problema es la dificultad que encuentran muchas universidades y centros de investigación para acceder a los recursos y la multitud de pequeños robots que se necesitan para investigar en este campo. Es caro comprar enjambres de robots. Una de las soluciones que hemos presentado es un robot que puedes fabricar con impresoras 3D y ensamblar. De esta forma los puedes replicar de forma fácil y barata, además de contar con librerías de fuente abierta para personalizarlos.
¿Qué otras áreas de la robótica se investigan en el Ishiguro Lab?
Este laboratorio no sigue exactamente la línea tradicional de conseguir robots cada vez más eficientes, sino que mezcla la ingeniería y el arte. De hecho, su director, Hiroshi Ishiguro ha creado robots muy realistas como la humanoide Geminoid-F o clones de sí mismo para investigar las ventajas de la telepresencia o cómo aceptamos a los robots. La robótica está avanzando mucho, pero no va a cumplir las expectativas que ha generado porque la ciencia ficción ha puesto el listón muy alto. Por ejemplo, hemos visto que a una persona en su casa le ayuda más una serie de sistemas robotizados para tareas específicas que un único robot mayordomo asistencial, que es menos viable de programar, e incluso puede llegar a ser peligroso para el ocupante. La robótica nos va a simplificar y cambiar la vida, pero la revolución va a venir más por los pequeños robots que por complejos humanoides.
http://www.onemagazine.es/noticia/27400/Industria/Los-pequenos-robots-revolucionaran-nuestra-vida-mas-que-los-humanoides.html
Y tanto. Si fuésemos conocedores de los programas militares de desarrollo de microrrobots nos asombraríamos; por lo avanzados que están y por las funciones que realizan.
No me preocupan los nanorrobots de uso doméstico o industrial, pero no olvidemos que toda tecnología tiene una vertiente militar, a menudo oculta a la población y que no está sujeta a regulación pública. Y éso sí es preocupante.