La materia oscura comprende hasta cinco sextas partes de la materia total del universo y desempeña un papel central en la formación de estructuras y en la evolución de las galaxias.
A pesar de evidentes resultados y pruebas de su existencia, la naturaleza física de la materia oscura sigue siendo una ‘terra incógnita’ para los científicos y hasta ahora solamente han podido observarse de manera indirecta los dramáticos efectos de su existencia.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista ‘Physical Review Letters’ sugiere que las partículas subatómicas de materia oscura, de las cuales miles de millones pasan a través de nuestras manos cada segundo, pueden de hecho ser tan densas que estárían a punto de convertirse en pequeños agujeros negros, según el portal científico IFL Science.
A la velocidad que giran, los brazos espirales de las galaxias deben dirigirse hacia el espacio pero no lo hacen. Al tomar en cuenta el efecto de la gravedad, los científicos solo pueden estimar que debe existir una fuerza de unión adicional para mantener juntos estos brazos. En ese sentido, la misteriosa e invisible «materia oscura» podría intervenir en este caso como el elemento capaz de prevenir que las galaxias se ‘rasguen’ definitivamente.
A menudo se supone que la materia oscura consiste de partículas que poseen la misma masa que un protón, pero ellas interactúan muy débilmente con la materia, al igual que un neutrino. Pese a la existencia de varios ‘aspirantes’ a ser la materia oscura, las llamadas partículas masivas de interacción débil, o WIMP, según sus siglas en inglés, son consideradas como uno de los principales candidatos. Según una hipótesis, las WIMP, que aún no han sido detectadas, tienen 100 veces la masa de un protón, y probablemente se han generado durante el Big Bang.
Asimismo, el presente estudio describe un nuevo modelo matemático y sugiere que las partículas de materia oscura no son en realidad las WIMP, sino algo aún más exótico. Estas podrían ser en realidad mucho menos capaces que un neutrino de interactuar con su entorno, pero sorprendentemente, cada partícula individual tendría una masa 10 billones de billones superior que la de un protón, aproximadamente la de una célula humana, en promedio.
Según lo ha informado el portal Space.com, las partículas que se estima podrían ser la materia oscura son de esta masa y de tamaños subatómicos, y serían «casi tan [densas] como una partícula podría serlo antes de convertirse en un agujero negro en miniatura», según McCullen Sandora, investigador en la Universidad del Sur de Dinamarca y autor del estudio.
En el modelo presentado por los científicos, estas partículas subatómicas increíblemente densas podrían haber aparecido en el ‘resplandor’ del Big Bang. Poco después, durante los instantes iniciales del Big Bang, hubo un período conocido como ‘inflación cósmica‘, o la expansión ultrarrápida del universo. Y durante esta inflación, el universo se enfrió considerablemente. A medida que la expansión de repente se desaceleró y la inflación terminó, el universo se ‘recalentó’ y los autores sugieren que fue precisamente durante esa instancia cuando estas partículas se forjaron.
De ser así, el nacimiento de estas partículas superpesadas habrían dejado una huella en la radiación cósmica y en teoría la misma es detectable desde la Tierra
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