Desde tiempos muy antiguos, la cultura china ha dado mucha importancia a la limpieza y la higiene, y algunos de los métodos que inventaron los chinos para lavar sus ropas y cuerpos en un mundo en el que no existían el agua corriente ni los combustibles fósiles eran más avanzados de lo que cabría esperar. A lo largo de los siglos, se mejoraron continuamente las soluciones a base de plantas, utilizadas para mantener la ropa limpia y blanca ante la ausencia del jabón moderno.
En la Dinastía Zhou, hace unos 3.000 años, los chinos descubrieron que utilizar las cenizas de ciertas plantas podía ser útil para quitar la grasa. Este método quedó registrado en Los Ritos de Zhou, un documento sagrado que detalla las ceremonias religiosas de los primeros años de esta dinastía china. Además, La Crónica de Oficios, otro documento del período de los Reinos Combatientes, ya al final de la Dinastía Zhou (700 a. C. – 221 a. C.), explica en detalle cómo fueron perfeccionándose los métodos de limpieza: las cenizas de plantas se mezclaban con caracolas molidas, produciendo un químico alcalino que era capaz de eliminar las manchas de la seda clara.
Tiempo después, los chinos descubrieron un tipo de saponina natural que podía ser extraída de las cenizas de la centinodia y el ajenjo. Este método se hizo popular al comienzo de la Dinastía Han (206 a. C. – 220 d. C.). Alrededor de mil años después, en la Dinastía Jin, la saponina ya se transformaba en lingotes para su venta. Los comercios de Beijing, especializados en lingotes de fragancias, permanecieron abiertos desde entonces hasta que cerraron bajo el régimen comunista en los años 50 del siglo XX.
Otra forma primitiva de jabón para lavar la ropa apareció en el este de China durante la Dinastía Song (1127 -1279), cuando la gente amasaba polvo de algarroba para hacer pelotas del tamaño de naranjas. Estas pelotas producían burbujas efectivas para limpiar la suciedad y las manchas. La palabra china para referirse a estas pelotas, feizao, sigue siendo utilizada en la actualidad para referirse al jabón.
Árboles de algarrobo chinos. (Fotografía: La Gran Época/ WeChat)
En la antigua China, como en cualquier otro lugar, no se disponía de grandes cantidades de agua caliente para bañarse. Durante el Imperio Qin (221 a. C. – 206 a. C.), la gente reutilizaba el agua residual proveniente del lavado de arroz para asear sus rostros y cabellos. Sima Qian, un reconocido historiador de la Dinastía Han, escribió cómo la familia de una emperadora era tan pobre que su hermano menor tuvo que ser vendido cuando eran jóvenes. Antes de partir, ella rogó que le dejasen agua sobrante del lavado de arroz para lavar el cabello de su hermano.
Pero los chinos aspiraban a vivir mejor, y de este modo, durante las épocas de las Dinastías Meridionales y Septentrionales (420 – 589), se comenzó a utilizar un tipo de jabón llamado legumbre de baño. Curiosamente, estas legumbres se elaboraban a partir del páncreas procesado de cerdos, tal y como aparece documentado en el libro médico del famoso doctor Sun Simiao de la era de las Dinastías Sui y Tang.
El relato de Sun describe cómo se drenaba la sangre del páncreas y cómo luego se frotaba hasta convertirse en una especie de yeso. Posteriormente, este yeso se mezclaba con polvo de legumbre y fragancias. Al ser utilizada, dicha solución segregaba enzimas digestivas y formaba espuma junto con la saponina y la lecitina de las legumbres. De este modo el producto podía no solo limpiar la piel, sino también nutrirla.
Legumbres de baño fabricadas por un internauta chino. (Fotografía: La Gran Época/Sina Weibo)
Más adelante, se desarrollaron diferentes versiones de las legumbres de baño para su empleo en el lavado de cuerpo, rostro y ropas. Sun Simiao recomendaba el producto que, además, era accesible tanto para personas de altos recursos económicos como para gentes humildes.
Finalmente, durante las dinastías Ming y Qing, las legumbres de baño fueron mejoradas con azúcar granulada y grasa de cerdo derretida. El polvo de legumbres fue reemplazado por carbonato de sodio, logrando de este modo que las soluciones para el lavado de ropa y la propia higiene personal llegasen a parecerse mucho al jabón moderno fabricado por medios industriales.
Imagen de portada: Mujeres de la antigua China lavando ropa (Fotografía: La Gran Época/WeChat)
Autor: Juliet Song – La Gran Época
Este artículo fue publicado originalmente en La Gran Época y ha sido publicado de nuevo en www.ancient-origins.es con permiso.
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