La felicidad es nuestro ser esencial

por Michael James

Michael James

La felicidad se encuentra en nuestro interior, en lo más profundo de nuestro ser. La felicidad no existe en ningún objeto externo, sino sólo en nosotros. Es la consciencia quien experimenta la felicidad. Aunque nos parece obtener la felicidad de los objetos o experiencias externas, la felicidad que así disfrutamos, en realidad, surge de nuestro interior.

Cualquiera que sea la razón de la agitación de nuestra mente, en el centro de nuestro ser siempre existe un estado de perfecta paz y alegría, como la calma en el ojo de una tormenta. El deseo y el miedo agitan nuestra mente, y oscurecen su visión de la felicidad que existe siempre dentro de ella. Cuando el deseo se cumple, o se elimina la causa del temor, disminuye la agitación de la superficie de la mente, y en esa calma temporal nuestra mente disfruta de un sabor de su propia felicidad innata.

La felicidad es, pues, un estado de ser ― un estado en el que nuestra agitación habitual de nuestra mente se calma. La actividad de nuestra mente perturba la calma de su estado de solo ser, y esto hace que se pierda de vista su propia felicidad más íntima. Para disfrutar de la felicidad, por lo tanto, todo lo que nuestra mente tiene que hacer es cesar toda actividad, volviendo tranquilamente a su estado natural de ser inactivo, como lo hace todos los días en el sueño profundo.

Por lo tanto, la verdadera felicidad es la felicidad de simplemente ser, que es la felicidad perfecta y absoluta que en la literatura mística se conoce como «bienaventuranza». Esta verdadera felicidad de ser también se describe como «la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento», ya que se experimenta en su totalidad sólo en el estado perfectamente pacífico de solo ser, que es el estado en el que toda la actividad mental ha disminuido en la claridad sin obstáculos de la consciencia de sí mismo. Es decir, ya que sólo se puede experimentar perfectamente en el estado en el que somos conscientes únicamente de nuestro propio ser esencial y no de cualquier pensamiento u objetos, la verdadera felicidad o la paz están más allá de toda comprensión mental.

No sólo existe la felicidad dentro de nosotros ― es en realidad nuestra verdadera naturaleza, nuestro ser esencial. La felicidad transitoria que parece derivarse de las experiencias externas, pero que en realidad sólo surge desde dentro de nosotros mismos, en realidad no es otra cosa que nuestro ser esencial. Cuanto más claramente seamos conscientes de nuestro ser esencial, más profunda e intensamente experimentamos la felicidad.

El grado de felicidad que experimentamos en cualquier momento es directamente proporcional al grado de claridad con la que en ese momento somos conscientes de nuestro ser verdadero y esencial. Por lo tanto, la felicidad no es sólo nuestro ser esencial, sino que es también nuestra consciencia de nuestro ser. De hecho, puesto que somos la consciencia que experimenta nuestro propio ser como «yo soy», somos ambos, ser y consciencia. En otras palabras, nuestro ser esencial es consciencia, o más precisamente, es auto-consciencia ― la consciencia que se conoce claramente a sí misma como «yo soy». Por lo tanto, puesto que nuestra consciencia sin obstáculos de nuestro propio ser es experimentada por nosotros como felicidad, en nuestra naturaleza esencial somos el ser [sat], consciencia [chit] y felicidad [ananda] no-duales. (*)

El surgimiento y posterior actividad de nuestra mente distrae nuestra atención de nuestro ser esencial, por lo tanto nubla nuestra claridad natural de auto-consciencia y oscurece nuestra conciencia de la felicidad que somos en realidad. Por lo tanto, siempre que nuestra mente se encuentre extrovertida, atendiendo a cualquier otra cosa que no sea nuestro ser esencial, nunca podremos experimentar la felicidad perfecta, permanente e incondicional. Para experimentar la felicidad verdadera y eterna, debemos obtener la experiencia del verdadero auto-conocimiento, es decir, la consciencia perfectamente clara de nuestro propio ser esencial.

Para experimentar este verdadero auto-conocimiento, debemos retirar nuestra atención de todo lo que no sea nosotros mismos, y enfocarla total y exclusivamente sobre nuestro ser esencial, que siempre experimentamos en la forma de nuestra consciencia fundamental ― nuestro conocimiento primario «yo soy».

Hasta tanto no prestemos atención a nuestro yo más íntimo de esta manera, no podemos saber quién o qué somos en realidad, y por tanto a menos que experimentemos un conocimiento claro y exacto de lo que realmente somos, no podemos estar seguros acerca de la realidad o validez de cualquier conocimiento que aparentemente podamos tener sobre otras cosas. Todo nuestro conocimiento sobre el mundo y Dios ―sobre la ciencia, la religión, la filosofía, la física, la cosmología, la psicología, la teología o cualquier otra rama del conocimiento humano― está abierto a serias dudas siempre que nuestro conocimiento sobre nosotros mismos ―la consciencia mediante la cual todas las demás cosas son conocidas― sea confuso e incierto.

Por lo tanto, si deseamos experimentar la felicidad permanente e incondicional, o alcanzar el conocimiento acerca de lo que podemos estar absolutamente seguros, debemos enfocar toda nuestra atención intensamente sobre nosotros mismos, nuestra consciencia fundamental de nuestro ser esencial, «yo soy», con el fin de determinar quién o qué somos realmente.

Dicho en pocas palabras es la simple pero profunda verdad revelada por Bhagavan Sri Ramana Maharshi.

La filosofía, la ciencia y el arte del verdadero auto-conocimiento

La filosofía de Sri Ramana se deriva únicamente de su experiencia del auto-conocimiento verdadero, absoluto y no dual, una experiencia que trasciende todo pensamiento, tanto racional como irracional. Sin embargo, ya que nos imaginamos la existencia de la dualidad, multiplicidad y relatividad, parece que nos falta el conocimiento no-dual y absoluto de nuestro propio ser auto-consciente que Sri Ramana experimentó como su propio estado natural. Por lo tanto él nos presentó su filosofía en términos de un análisis racional y lógico de nuestra experiencia actual de nosotros mismos como una consciencia individual finita, con el fin de que podamos estar firmemente convencidos de la realidad absoluta que subyace a esta consciencia finita que ahora tomamos erróneamente por nosotros mismos.

Sin embargo, las enseñanzas espirituales de Sri Ramana no son sólo una filosofía racional, sino también una ciencia y arte precisos. Él pretendía que su filosofía sirviera sólo como una base teórica sobre la que debemos practicar la ciencia empírica de la auto-investigación, que es el arte de permanecer firme y constantemente en nuestro estado natural de ser con intensa auto-atención y, por tanto, perfectamente libre de pensamiento.

La práctica de âtma-vicâra ― «auto-indagación» o auto-escudriñamiento

Un término sánscrito que a menudo ha sido utilizado, tanto por Sri Ramana como por otros sabios más antiguos, como Sri Adi Sankara, para describir esta práctica empírica de la auto-investigación o auto-atención es âtma-vicâra (o «atma-vichara», como a menudo se transcribe con menor precisión), que se traduce generalmente como «auto-indagación» o «auto-inquisición». Sin embargo, en lugar de «indagación», la palabra vicâra puede ser traducida más exactamente como «investigación», «exanimación» o «escudriñamiento». Por lo tanto el término âtma-vicâra realmente significa «auto-investigación», «auto-examinación» o «auto-escudriñamiento», y denota la simple práctica de examinar, inspeccionar o escudriñar de cerca nuestra consciencia fundamental y esencial de nuestro propio ser, «yo soy», con un intenso y concentrado poder de atención.

Sri Ramana también se refirió a esta práctica empírica de la auto-investigación, auto-examinación, auto-inspección, auto-escudriñamiento o auto-atención como el vicâra «¿quién soy yo?» Sin embargo, cuando la describió de este modo, no quería decir que fuera un proceso de interrogarnos a nosotros mismos «¿quién soy yo?», ya sea verbal o mentalmente. Lo que él quería dar a entender por este término es que esta práctica es un escudriñamiento o examen intenso y atento de nuestra consciencia básica de nuestro propio ser, que experimentamos siempre como «yo soy», con el fin de descubrir la verdadera naturaleza de este «yo», nuestro ser esencial o «soidad».

Es decir, aunque (entre su gama de significados) vicâra significa «indagación», en el contexto de las enseñanzas de Sri Ramana significa indagación en el sentido de investigación empírica (experiencial) y no en el sentido de mero cuestionamiento verbal. No se trata simplemente de hacernos mentalmente la pregunta «¿quién (o qué) soy yo?», sino en realidad se trata de investigar lo que «yo» soy ― escudriñándonos con el fin de experimentarnos como realmente somos. En otras palabras, no se trata literalmente de preguntarnos «¿quién soy yo?», sino de hacerlo en sentido figurado: investigando experimentalmente lo que este «yo» es en realidad.

* Las palabras entre corchetes han sido añadidas por el traductor.
http://www.advaitainfo.com/articulos/la-felicidad-es-nuestro-ser-esencial.html

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