Los tratados de libre comercio que negocia la Comisión Europea en nombre de toda la UE ya no pasan tan desapercibidos entre la ciudadanía. Desde 2013 ha venido cobrando fuerza la protesta contra el TTIP, que se negocia bilateralmente entre la Unión y Estados Unidos con bastante secretismo. Las quejas han alcanzado a los grupos de izquierda en el Parlamento Europeo y han obligado a cambiar algunas cláusulas, como los polémicos mecanismos para dirimir litigios entre multinacionales y estados en caso de conflicto (nacionalizaciones o remunicipalizaciones, por poner un ejemplo).
En inglés se les conoce como ISDS (Investment System Dispute Settlement) y a medida que aumentaba la presión de ONG y colectivos han ido sustituyéndose por otros sistemas con un barniz más público y transparente (como los denominados ICS, Investment Court System, aunque su resultado está por ver). Ha ocurrido con el TTIP y con el CETA, que es el tratado que discute la UE con Canadá. Pero antes la Comisión ya negoció y firmó otros tratados que incluyen el denominado ISDS, y todo ello con el apoyo unánime del Congreso de los Diputados en España.
Es el caso del tratado de libre comercio con Corea del Sur, que entró en vigor en 2011 pero que el Parlamento español ratificó en 2012. En su capítulo cuarto, el texto desarrollaba el “escenario de disputa” en el que se basa el ISDS clásico, formado por un panel de expertos procedentes del sector privado y no por jueces de carrera (en la que viene a ser la principal crítica de ONG y asociaciones contra el TTIP). El 99% de los diputados presentes en la votación del Congreso respaldó sin fisuras el tratado con Corea, que solo contó con dos abstenciones y con 325 votos a favor.
Entonces se hablaba poco o nada de los tratados comerciales que negocia la UE, más allá de colectivos como Ecologistas en Acción. Uno de los que más ha seguido esta negociación es el activista Tom Kucharz, perteneciente a esta organización. “La tramitación y ratificación de tratados de comercio e inversión como el de la UE con Corea del Sur quebró los principios básicos del Estado de Derecho, las garantías procesales de la ciudadanía como transparencia, separación de poderes, y soberanía parlamentaria”, recuerda.
“Ni el Parlamento Europeo ni los parlamentos nacionales tuvieron la posibilidad de intervenir en el proceso de negociación, sólo pudieron votar sí o no una vez finalizadas las negociaciones”, evoca el miembro de Ecologistas, recalcando la opacidad. “En el caso del TLC UE-Corea del Sur, la mayor parte del tratado se implementó de forma provisional a partir de 2011 sin esperar a la decisión parlamentaria de los países miembros donde los parlamentos nacionales sólo ratificaron el tratado años más tarde; de hecho el italiano lo hizo en octubre de 2015”.
Quizás el apoyo que más sorprende es el que dio la bancada de la Izquierda Plural, formada por IU, ICV o la CHA aragonesa: Cayo Lara, Gaspar Llamazares, Nuet (EUiA), Coscubiela (ICV) o Chesús Yuste (CHA) votaron a favor. Un respaldo extraño porque IU se opone frontalmente al TTIP y al resto de tratados de libre comercio.
Alberto Garzón, José Luis Centella y Ascensión de las Heras se ausentaron en aquella sesión del 1 de abril de 2012. El propio Garzón tiene un libro crítico con el acuerdo de libre comercio que negocia la UE con EEUU, titulado La gran amenaza y co-escrito con Desiderio Cansino. Este medio ha preguntado a la formación la razón de su voto, sin obtener respuesta.
Las dos abstenciones vinieron de las filas de ERC, concretamente de Joan Tardà y de Teresa Jordà. PP, PSOE, CiU, PNV o UPyD también votaron a favor. “Siempre poníamos en duda los tratados de libre comercio porque creemos que muchas veces son barra libre para empresas y precarización de trabajadores”, aseguran fuentes de ERC.
Kucharz subraya que en los años previos a las negociaciones UE-Corea eran muy pocos los interesados por el contenido de los acuerdos. Para él, la “gran coalición de populares y socialistas” es el rodillo que permite pasar este tipo de tratados. “Los Gobiernos del PSOE y PP han cometido grandes irresponsabilidades. Por ejemplo, no se ha encargado un estudio de impacto independiente del TLC con Corea en el sector naval español”.
Kurcharz dice que ha tenido reuniones con organizaciones agrarias coreanas donde ha constatado las consecuencias negativas de este tratado para la agricultura familiar: “La importación de productos agrarios industriales ha destruido puestos de trabajo agrarios en Corea del Sur y ha provocado el cierre de explotaciones agrarias de la pequeña agricultura familiar”.
http://iniciativadebate.org/2016/04/02/99-del-congreso-ratifico-2012-acuerdo-corea-arbitraje-peor-del-ttip/