Quien ha tenido la oportunidad de mirar la vida de los ingleses de cerca advierte en seguida que para ellos «segundo idioma» es sinónimo de francés. Les cuesta una enormidad aprenderlo. Pero ahora se dan cuenta de
que no mucha gente en el mundo lo habla.
La realidad es que a cualquier parte del mundo que van, sean británicos o norteamericanos, ven que la gente se desvive por hablarles en inglés. Entonces, ¿Para qué tomarse el trabajo? ¿Tienen negocio en América latina? No importa. Vienen, hablan inglés con todo el mundo y se van. Las cosas salen bien igual.
Pero con el francés tienen algo. La «francofonía» (Francia, Canadá y el norte de África), dicen, es una pálida imitación del Commonwealth, o sea la mancomunidad británica, compuesta por ex colonias liberadas. . La francofonía promueve la solidaridad activa entre los estados miembro basada en el idioma francés y sus valores humanísticos.
La cuestión es que se han dado cuenta de que el francés no les sirve para mucho. El mundo de hoy es angloparlante. La antiquísima rivalidad entre Inglaterra y Francia y un victorioso indiscutido: el idioma inglés. Y eso se debe, en gran parte, al dominio de Estados Unidos en el mundo moderno. El inglés es el idioma de la ciencia, de la tecnología, de los viajes, del entretenimiento y del deporte. Quien quiere ser ciudadano del mundo debe hablar inglés.
De manera que para los angloparlantes, estudiar idiomas es un hobby o un ejercicio mental. Pero no lo consideran algo que tenga un valor práctico. No necesitan otro idioma. En todo caso dan más importancia al aprendizaje del chino, el árabe o el español. Si eligen francés es un idioma lindo, pero saben que ha perdido importancia como medio de comunicación.
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