El domingo 18 de diciembre del año 1994, Jean-Marie Chauvet, junto a dos amigos aficionados a la espeleología, Éliette Brunel y Christian Hillaire, acudieron hasta un meandro del antiguo cauce del río Ardèche donde habían localizado una pequeña cavidad de la que emanaba una ligera corriente de aire: querían comprobar si era la entrada a una cueva. Nunca imaginaron que lo que iban a encontrar cambiaría el curso de la “prehistoria”.
Tras retirar los escombros, hallaron un pequeño pasadizo subterráneo por el que se deslizaron hasta alcanzar una vasta sala con un techo muy elevado del que colgaban espléndidas estalactitas. Luego continuaron recorriendo otros espacios en los que contemplaron singulares formaciones geológicas, así como huesos de animales. Al escudriñar con su lámpara las paredes, de pronto se toparon con el dibujo de un pequeño mamut. No era el único: descubrieron centenares de pinturas y grabados con caballos, leones, bóvidos, rinocerontes y demás fauna.
Ante la importancia del hallazgo, protegieron la entrada de la gruta e informaron de su existencia a Jean-Pierre Daugas, conservador regional de arqueología de la región. También contactaron con el prehistoriador Jean Clottes, entregando así sus hallazgos a los científicos y expertos. La cueva fue bautizada como gruta Chauvet y dos de sus salas llevan los nombres de Hillaire y Brunel.
En la Cueva Chauvet, además de centenares de pinturas rupestres se encontraron singulares formaciones geológicas, así como huesos y pisadas de animales. En la imagen, réplica de la cueva original. (Claude Valette/CC BY-SA 4.0)
Desde entonces, la polémica había enfrentado a los paleontólogos ya que una parte de ellos, basándose en el estilo, afirmaban que tales pinturas habían sido obra del hombre magdaleniense de finales del Paleolítico Superior europeo, hace unos 15.000 años. Sin embargo, las pruebas del carbono 14 indicaban que la cueva había sido ocupada desde hacía 35.000 años.
Ahora la vieja polémica ha quedado atrás gracias a la vasta tarea de datación llevada a cabo por un equipo multidisciplinar de investigadores a nivel mundial. Sus conclusiones, según publicaciones de la Agencia EFE han resultado ser demoledoras: las pruebas con uranio-torio, cloro 36 y la termoluminiscencia han respaldado las dataciones del carbono 14:
“Ya no hay duda de que las figuras de Chauvet fueron pintadas hace 35.000 años. Es como si hubiéramos encontrado una catedral barroca levantada en plena Edad Media. El control artístico del trazo, la belleza y la definición de las figuras no son propias de ese periodo”, explica en sus declaraciones a la Agencia Efe el paleontólogo francés Marc Jarry, miembro del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP).
Réplica de una de las pinturas de la cueva Chauvet, expuesta en el Pabellón Anthropos del Museo de Moravia de Brno (República Checa). El grupo de caballos probablemente no represente a una manada, sino más bien algún tipo de estudio etiológico, en el que se observa al animal de izquierda a derecha en calma, agresividad, durmiendo y pastando. (Public Domain)
Los autores de la investigación han concluido que la cueva tuvo dos etapas de ocupación: hace unos 35.000 años, tras lo cual un corrimiento de tierras clausuró la gruta y, posteriormente, hace unos 23.000 años. Después, hace unos 21.000 años, un enorme bloque de piedra la cerró para siempre hasta aquel domingo de 1994.
Las distintas dataciones de los materiales pictóricos como el carbón confirman que las pinturas fueron realizadas durante la primera etapa. Por tanto, serían obra del hombre auriñaciense, el mismo que pobló Europa hace 40.000 años, procedente de Oriente. Lo que lleva a los investigadores a deducir que los humanos de aquellas épocas eran capaces de un virtuosismo artístico muy superior al que se creía.
Clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la caverna original permanece cerrada al público para preservar las pinturas, muy sensibles al contacto humano, como las de Lascaux o Altamira. Sólo los especialistas pueden penetrar en ella desde que fuera descubierta hace 22 años. La inauguración hace un año de una réplica, situada junto a la gruta original se ha convertido en un absoluto éxito de público.
Pinturas de rinocerontes de la cueva Chauvet. (Public Domain)
Imagen de portada: Leones pintados en las paredes de la cueva Chauvet. Réplica del pabellón Anthropos del Museo de Moravia de Brno. La ausencia de melena se interpreta como señal de que en realidad se trata de leonas. (Public Domain)
Autor: Mariló T. A.
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