Por fin se va aclarando el panorama y se puede saber quien es quien en este país de pandereta. La Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc) desde el mismo momento de su fundación en 1986 circulaba disfrazada de una supuesta asociación al servicio de los usuarios de los servicios de la banca. La realidad era muy distinta, su presidente y fundador: Luís Pineda es una pieza de cuidado que se ha dedicado a montar un chiringuito por el que se ha hecho rico. En 2002, cuando se publicó: Bancos, Banqueros, Bandidos no me pude reprimir al dejar constancia que todos en Ausbanc cabían en un taxi. Era una forma de desenmascarar a ésta disfrazada asociación que no era otra cosa que un instrumento en manos de los bancos. De esto dejé constancia en el libro. Al final de este artículo para aquellos que tengan interés en conocer como ha funcionando el país hay una reseña. Si se hubieran tomado las mínimas precauciones, por parte de la fiscalía hoy no se podría decir, y acusar, que Ausbanc son unos extorsionadores de la banca. A Luís Pineda le han dejado traficar con información hasta que alguien le ha parecido que convenía echarle el guante. Las casualidades no existen. El arresto policial de Luís Pineda y de Miguel Bernad, secretario general del sindicato Manos Limpias, la ha resuelto la mano negra del Estado, ese entramado que permanece agazapado detrás de las instituciones y por encima de las cúpulas de los partidos políticos. Ni Manos Limpias es un sindicato, ni Ausbanc es una asociación de consumidores de los servicios de banca. Manos Limpias, al igual que Ausbanc, se ha dedicado en aprovecharse de la figura de la acusación popular. Una facultad otorgada constitucionalmente con el fin de que “el pueblo” se pueda personar en las causas judiciales que por derivación le afectan. Ausbanc, se dedicó a ser comparsa de la banca, pero cobrando. Vamos al detalle.
Con el tiempo, ya que Ausbanc se mueve desde 1986, esta seudo asociación ha conseguido montar un tinglado que controla una decena de sociedades. ¿Para que necesita esa gente una sociedad inmobiliaria? ¿Una agencia de viajes? ¿Un bar?. Un tinglado mediatico, con emisora de radio, un teléfono de asesoramiento financiero de pago, y una serie de publicaciones como si fuera un grupo editorial. ¿Quién financia las publicaciones? La financiación viene de la propia banca que inserta costosos anuncios desde hace años. No solo se cubren de publicidad las páginas de las revista si no que se organizan eventos y la tarifa asciende a un dineral que la banca ha estado pagando gustosamente. Ausbanc aparenta que es una asociación que da asesoramiento y protección pero solo es un espejismo a pesar de cobrar a sus asociados una cuota de alta de 72 euros y 15 euros mensuales, a cambio les envía la revista llena de anuncios de bancos. El asesoramiento se encamina a la presentación denuncias a través de Ausbanc con el fin de cobrarles por ellas. Si el asunto acaba en los tribunales la factura es de las de un despacho de élite. Todo bajo el manto, que lo cubre todo, del sin ánimo de lucro. Las asociaciones de consumidores deben carecer de fines lucrativos y tienen prohibido recibir dinero de empresas que comercializan productos o servicios a cambio de hacerles publicidad. Los bancos y desde luego las cajas de ahorro, han inyectado financiación Ausbanc a través de las inserciones publicitarias.
La Banca, la publicación que fue el flagelo de las entidades financieras mientras existió, no admitía publicidad. En cada edición se colocaba un anuncio, adjunto al margen, que rezaba La Banca anuncia que no anunciaremos publicidad de entidades financieras. Esta es nuestra independencia. Y lo fue. El historial de Ausbanc, con Luís Pineda a la cabeza es patético, el Ministerio de Sanidad y Consumo constató irregularidades que evidencian que Ausbanc no era una asociación de consumidores. El 2005 fue expulsada por primera vez del Registro deasociaciones. En 2010 la expulsión fue ratificada por la Audiencia Nacional. No obstante, en 2012, pocos meses después de la vuelta del PP al poder, volvió a inscribirla y comenzó a otorgarle de nuevo subvenciones.Para seguir mareando la perdiz en 2002 creó dos entidades con distinto disfraz: Ausbanc Consumo, que se presentaba como asociación de consumidores sin ánimo de lucro, y Ausbanc Empresas. El método Pineda siempre ha sido el mismo: rastreaba las sentencias de los juzgados de primera instancia y si pillaba una de algún juez que podía significar un desastre para el banco se prestaba al silencio. Si alguno de sus clientes le presentaba un asunto que pudiera perjudicar al banco o caja lo derivaba hacia la papelera, no antes de informar del misero destino y de acordar la cuantía del impuesto revolucionario que se reconvertía en publicidad en la publicación Mercado del Dinero. Otra lucrativa fuente de ingresos eran los “estudios” o “informes de tal o cual cosa” que remitía a los bancos y a continuación les pegaba un sablazo de mucho cuidado. Los bancos pagaban y mantenían el chiringuito de Ausbanc porque les interesó.
Luís Pineda siempre a tenido una fijación de amor eterno con Emilio Botín. No le importaba mostrar públicamente una desmedida admiración por el Banco Santander “Todos al Santander, maricón el último”. Pineda instaba así a los usuarios a depositar su dinero en el banco de Emilio Botínque convertía los elogios en páginas de publicidad. El impuesto revolucionario se sostenía en este precepto: O me tratas bien o te trato mal. No hay vuelta de hoja. Ausbanc aseguraba en 2004 que el BBVA había lanzado el mejor producto financiero y lo premiaba con todos los honores.Cuando Pineda consideró que el BBVA no lo trataba bien empezó a tratarlo mal de forma sistemática y todo eran recriminaciones. El presidente del BBVA, Francisco González era la otra cara de la moneda de Emilio Botín. Luís Pineda le había prestado a Botín un servicio impecable en el procedimiento judicial de las cesiones de crédito que podrás encontrar en un extracto del libro: Bancos, banqueros, bandidos. La actuación de Pineda es repetitiva y sus actuaciones calcadas como la aplicada en las desaparecidas Fórum Filatélico y Afinsa. Ausbanc se personó como acusación popular en las dos causas penales abiertas contra ellas para acabar siendo expulsado por fraude procesal, ya que parecía que actuaba más bien como defensa. Se supo que Ausbanc había recibido 2,4 millones de ambas filatélicas antes de su desmantelamiento. Los abogados de la infanta Cristina de Borbón aseguran que el presidente de Manos limpias, Miguel Bernad les pidió 3 millones de euros por retirarse de la acusación popular del caso Noos. Luís Pineda firmaba con el seudónimo: Manos Limpias. Dios los crea y ellos se juntan en el negocio de la acusación popular.
Bancos, banqueros, bandidos (Publicado en 2002)
“La Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc) esta en boca de todos los medios de comunicación. Cuando suben o bajan los tipos de interés, o cuando salta una noticia que afecta a los consumidores, los medios de comunicación ya están incidiendo en el posicionamiento del presidente de la asociación, Luis Pineda. Al ser preguntado sobre el tema en cuestión, Pineda aparentemente se explaya en lo nocivo que el asunto va a ser para los bolsillos de los consumidores y proclama una acción contundente. De una emisora pasa a otra y todos al unísono se juramentan ir a por todas. Pasados unos días -incluso horas- el asunto ya es obsoleto mediaticarnente hablando y se desvanece. Ausbanc forma parte del circo mediático y del poder que controla a los fieros leones que simulan defender con uñas y dientes a los usuarios de los servicios bancarios. Para que no pueda parecer una opinión desorientada apliquemos la metodología de que por sus hechos los conoceréis. Esta asociación había solicitado persistentemente ser parte del procedimiento que se instruye en la Audiencia Nacional sobre el caso de las cesiones de crédito. Las sospechas de su participación se vieron rápidamente confirmadas, desvelándose sus verdaderas intenciones en ser acusación popular. El fiscal calificaba que su comparecencia como acusación podría obedecer a razones extrajudiciales. Justo lo que se presumía, Ausbanc, en un alarde de cinismo como acusación popular, se retiro del procedimiento sin haber tenido siquiera tiempo de leer las tres primeras hojas del sumario. Para lo que si tuvo tiempo fue para exonerar de responsabilidad a los administradores del Santander. Para eso sirve esa asociación llorar, gemir y patalear hasta que le permitan ejercer el derecho a acusar a un defraudador fiscal con productos basura; y una vez obtenido, apresurarse a exculparlo de presuntos delitos fiscales y falsedad documental. A Ausbanc le falto tiempo para quitarse la careta. En el colmo de la contradicción, señaló que la situación tributaria de la entidad “esta absolutamente regularizada”. No se detuvo aquí quien supuestamente representa a los usuarios de la banca, y ni eso, ya que ni a si misma se representa, al no estar inscrita en el registro de asociaciones de consumidores. No extraña que Ausbanc, en una charada de su papel como acusación, sostenga que debería eximirse de responsabilidades a los directivos del banco.
Ausbanc se prestaba a una clara maniobra de submarino, exonerando de responsabilidades a los administradores del Santander dada “la imposibilidad de imputación objetiva en persona conocida a titulo de autor, instigador o coparticipe” de los supuestos delitos. No podía ser argumento para quien se había erigido voluntariamente como acción popular. La maniobra de submarino consistía en que como el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, había dado orden de retirar la acusación contra la cúpula del Banco Santander, el procedimiento iba inexorablemente camino del archivo al carecer de acusación. La jueza Teresa Palacios se veía abocada al archivo de la causa. De ahí la maniobra de submarinismo bajo aguas turbulentas de Ausbanc. Pero la planificada acción naval hizo aguas: el submarino se hundió al presentarse en el procedimiento judicial Iniciativa per Catalunya, cuyo portavoz en el Congreso, Joan Saura, mostró su satisfacción en el momento que se reconoció la personación del partido político en el caso, manifestando que podría ser “uno de los principales fraudes cometidos contra la Hacienda pública”. Finalmente, la Asociación para la Defensa de Inversores y Clientes sustituyo a Ausbanc en la acusación popular y su abogado Iván Hernández ha infligido al ahora BSCH el mayor varapalo visto en un tribunal de justicia.
Luis Pineda actúa en favor de los bancos, especialmente de Botín, al que defiende a capa y espada e incluso lo idolatra con manifestaciones de este palo: “Emilio Botin es el mejor presidente posible del SCH. Yo ya me animé a pedirle que modifique los estatutos. Te queremos hasta los 75. Estas hecho un chaval”. De inmediato, esto le sirve al presidente del Santander para reclamar que es el entusiasmo popular el que le obliga a perpetuarse en el cargo. La lógica y el sentido común situarían a Pineda en la oposición financiera, pero su camaradería con los banqueros contradice la autoproclamación de ser el látigo de la banca en defensa de los derechos de les clientes. En la práctica, la junta directiva de Ausbanc (formada por el propio Pineda, su esposa, Teresa Cuadrado, Alfonso Solé, que ejerce de tesorero, y Manuela Mateos) es el único asistente a las asambleas de la asociación. Los ingresos de Ausbanc provienen del “impuesto revolucionario” de emitir informes para les bancos por los que cobra entre 100.000 y cinco millones de pesetas. Los informes son remitidos sin que el receptor los solicite. En el número de “lnterviu” de la primera semana de mayo de 2002, Pineda justificaba este proceder: “Esto es como el envío masivo de tarjetas de crédito que realizaron en su día las entidades financieras. Si alguien las utilizaba, el banco le pasaba la factura por los servicios. Yo entiendo que con los informes, al no devolverlos, hay aceptación”. Si los informes son devueltos es Luis Pineda el que cursa su peculiar factura al concentrar las criticas en aquellos que se niegan a abonar las facturas. El armamento para la crítica se define en la revista, con el nombre de la asociación, que se edita desde el principio de les noventa. La publicación mezcla los elogios a las entidades bancarias con la puya, como aviso a navegantes, a quien no pasa por taquilla. Mas del 70% de los anuncios que publica la revista de Ausbanc son de bancos y cajas de ahorro. De nuevo son las entidades bancarias, presunto oponente de la asociación, quienes alimentan sus ingresos. En les últimos tres años Ausbanc ha ido a mas. Asociación en teoría sin animo de lucro, ha incorporado a sus activos una agencia de viajes, un centro de empleo, una productora de televisión y una línea 906, y hasta auspicia un plan de pensiones, que lógicamente gestiona el BSCH. Luis Pineda dice: “Nosotros formamos parte del sistema financiero y no estamos en contra de los banqueros, sino de determinadas practicas irregulares. Pero no somos oportunistas ni terroristas de la banca, simplemente queremos que los servicios se presten con calidad y a buen precio”. Si, el que cobra Ausbanc”.
Bancos banqueros bandidos. La Banca se parece tanto a la Iglesia, que no sé qué fue antes, si el huevo o la gallina. Recuerdo la emisión de radio en la que
Luis Pineda predicaba su protección a los modestos inversores.