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La muerte es parte intrínseca de la vida. A lo largo de una existencia tendremos que hacer frente a varios finales, unos físicos y otros no… Pero de igual forma que no nos enseñan ni a vivir ni a morir, tampoco nos enseñan a decir adiós. Saber despedirse, reverenciar lo vivido y aprender a aceptar y a dejar ir, es fundamental para seguir delante de una forma sana. El hecho de no saber vivir un duelo genera la carga de heridas no cerradas que pueden atrapar a muchas personas en el sufrimiento y en un pasado que les impide disfrutar de su presente y avanzar hacia su felicidad.

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LA CAJA DE PANDORA