Los restos de la Reina Arnegunda fueron descubiertos en 1959 por el arqueólogo Michel Fleury. Junto a sus huesos y el pulmón momificado se encontraron un mechón de pelo, joyas y varios pedazos de tela y cuero. Un anillo de oro con la inscripción “Arnegundis” demostraba que estos restos habían pertenecido a la reina merovingia Arnegunda (515/520 – 580), una de las seis esposas del rey Clotario I (c. 497 – 29 de noviembre del 561), y madre del rey Chilperico I (c. 539 – septiembre del 584).
Sarcófago de la reina Arnegunda, basílica de Saint-Denis, París (Francia). (CC BY SA 3.0)
Aunque las joyas y la excelente calidad de los ropajes de la reina han atraído la atención de algunos estudiosos, otros se dejaron cautivar por el sorprendente estado del pulmón. Según Discovery News, muy pronto se planteó el interrogante de si el pulmón se había momificado de forma natural o había sido sometido a algún proceso para conservarlo artificialmente.
Buscando responder a esta pregunta, Raffaella Bianucci, de la Universidad de Turín, ha dirigido un equipo internacional de investigadores que se ha encargado de analizar este pulmón momificado. Bianucci ha afirmado en una reunión de la Conferencia Internacional de Estudios Comparativos de Momias que su equipo examinó biopsias del pulmón con un microscopio electrónico. La superficie del tejido pulmonar presentaba una alta concentración de iones de cobre. Más aún, los investigadores hallaron grandes cantidades de óxido de cobre en las diversas biopsias extraídas del pulmón. El análisis bioquímico también reveló bajos niveles de ácido benzoico y otros compuestos relacionados. Bianucci ha explicado que “estas sustancias abundan en el reino vegetal, y se han observado perfiles similares en los bálsamos de los cuerpos momificados del antiguo Egipto.”
Según los investigadores, los resultados confirmarían la teoría de que el cuerpo de Arnegunda podría haber recibido una inyección oral de un fluido elaborado con especias y plantas aromáticas, que se habría acumulado en su pulmón. Lo explica la propia Bianucci en Discovery News: “Ya que Arnegunda llevaba puesto un cinturón de una aleación de cobre en torno a su cintura, especulamos con la posibilidad de que el óxido de cobre presente en sus pulmones proceda del deterioro de este cinturón. Las propiedades conservativas del cobre, combinadas con la aplicación del bálsamo de especias, podrían haber propiciado la conservación de los pulmones.”
Placas del magnífico cinturón de la reina Aregunda o Arnegunda. (Public Domain)
Al parecer, los merovingios adoptaron de los romanos sus ideas sobre la momificación artificial para sus élites. Los romanos a su vez, las habían aprendido de los egipcios. No obstante, la práctica que empleaban los merovingios no era tan compleja como la de los egipcios: “Está claro que la momificación merovingia era mucho menos elaborada. En esencia estaba basada en la utilización de tiras de lino empapadas en resinas y óleos junto con especias y plantas aromáticas como el tomillo, la ortiga, la mirra y el áloe,” comenta Bianucci.
La reina Arnegunda era la tercera esposa del rey Clotario I. Cuentan que se casó con el rey después de que su hermana Ingonda (otra de las esposas del rey), le pidiera al monarca que le encontrara un marido a Arnegunda. Se desconoce si el rey estaba interesado sentimentalmente en Arnegunda o si sencillamente la tomó como esposa para complacer a Ingonda.
Arnegunda murió cuando contaba cerca de sesenta años de edad. Era una mujer delgada, de una estatura entre 1,50 y 1,60 metros, y se cree que cojeaba desde su infancia, quizás por haber contraído la polio siendo niña. También padecía otras dolencias: artritis en la columna vertebral y enfermedad de Forestier (un engrosamiento anormal de los huesos, relacionado a menudo con la diabetes). Cuando Arnegunda murió, fue enterrada con un ajuar funerario de ricas joyas y otros objetos diversos.
Arriba: Fíbulas del rico ajuar funerario de la reina Arnegunda. (Public Domain). Abajo: anillo con una inscripción en la que se puede leer el nombre ARNEGUNDIS. (Musée d’Archéologie National)
Como ya hemos mencionado con anterioridad, las ropas con las que fue enterrada la reina también llamaron la atención de algunos especialistas. Estas ropas estaban confeccionadas con valiosas sedas bizantinas y presentaban bordados realizados con hilo de oro. Como preparación para su lugar de descanso definitivo, Arnegunda estaba vestida con una túnica de seda violeta y sobre ella una chaquetilla de seda rojiza, además de zapatos rojos y un velo rojo y amarillo, también de seda. El cadáver de la reina fue finalmente cubierto con un sudario de cáñamo, o quizás con alguna vestimenta de cáñamo.
Recreación artística de la reina Arnegunda vestida tal y como fue enterrada. (Siglindesarts’s Blog)
Imagen de portada: Izquierda, representación artística de la reina Arnegunda tal y como fue enterrada (Siglindesarts’s Blog). Centro: restos óseos de la reina. Derecha, pulmón momificado. (L. Brossard/Inrap)
Autor: Alicia McDermott
Este artículo fue publicado originalmente en www.ancient-origins.net y ha sido traducido con permiso.
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