«Las puntas de plata impiden la condensación de la Luz Astral», escribía Eliphas Levy. Ello se interpreta como que una punta de plata cualquiera impide que las formas del plano astral se concentren o aglutinen en torno a quien la porta.
La mítica «varita mágica» era —y es— una rama de avellano, abedul, milenrama, membrillo o sándalo, con un capuchón de plata en un extremo (obsérvese que las varitas de los ilusionistas de circo conservan la costumbre de un extremo blanco, como recuerdo desvirtuado de su origen).
Por ello, al «hombre lobo» se le mataba con un puñal o bala de plata, donde encontramos la transfiguración de un conocimiento ancestral hermético: la leyenda del hombre lobo es la traspolación de la creencia en que un individuo puede, bajo ciertas condiciones, expresar su naturaleza astral, más cercana al animal que al ser racional.
Naguales y tótems concurren en ese sentido. Por ello, el vampiro no puede cruzar frente a un espejo, porque antiguamente el reverso de los mismos estaba hecho con una solución de plata.
La plata es el metal que representa a la Luna (y recuerden que, antes, a los espejos se les llamaba, precisamente, «luna»).
La luz de la luna llena, luz polarizada, perturba psicológicamente y pudre, por ejemplo, la materia animal a su exposición. Cualquier pescador sabe que si lo hace de noche, no debe dejar su resultado al sereno de la luna llena. Y a los perturbados psíquicamente, se les llama «lunáticos», porque esa luz moviliza fuerzas del plano astral. Por eso el operador mágico siempre lleva una pequeña punta de plata consigo mismo. Por Gustavo Fernández.
Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar: El poder mágico de las puntas de plata http://mysteryplanet.com.ar/site/el-poder-magico-de-las-puntas-de-plata/
Jé jé jé … me hace recordar cuando en un tiempo también me lo creí.