El pasado viernes estuve en la sede del Parlamento Europeo en Madrid. La Fundación para la Salud Geoambiental organizó una conferencia de alto nivel tanto por sus ponentes como por lo que en ella se contó. Se trataba de hablar sobre contaminación electromagnética. El director de la casa de acogida contó al comienzo que el día anterior recibió una llamada que le conminaba a no celebrar el acto.
Alejandro Úbeda, investigador jefe de la sección de radiaciones no ionizantes del hospital Ramón y Cajal, habló de la gran percepción del riesgo de la contaminación electromagnética que tiene la sociedad española y en concreto citó que un 68% de las personas cree que el móvil puede producir efectos indeseados en su salud. Úbeda se calificó como “víctima” de que en nuestro país no se invierta dinero en la investigación sobre la posible nocividad de estas tecnologías inalámbricas y reconoció que el 80% de los trabajos con financiación pública encuentran daños en la salud producidos por antenas y teléfonos móviles mientras que el 70% de los que tiene financiación privada no lo concluyen así.
Y es que todo apunta a que no interesa que se investigue la contaminación electromagnética. Ceferino Maestu, director del laboratorio de Bioelectromagnetismo de la Universidad Politécnica de Madrid:
“Todos los proyectos de investigación que he presentado me los han denegado“.
Y abundó en la conversación que había comenzado Úbeda, un tipo nada sospechoso pues como alguien le echó bien en cara al final, en el ruegos y preguntas, con anterioridad había trabajado para las operadoras de telefonía móvil. Los trabajos que se presentan en los congresos internacionales sobre radiología y electromagnetismo Made in Spain son insignificantes en número con respecto a los de otros países; de hecho, sin menospreciar a la ciencia turca, menos que en aquel país.
“Nuestro cuerpo es biológicamente incompatible con el crecimiento exponencial de los campos electromagnéticos actual. Nuestro sistema inmunológico no está preparado para ello”, explicó.
Maestu también contó que la normativa avanzada del ayuntamiento de Leganés, que pretendía reducir mucho la potencia de emisión de las antenas de telefonía del municipio para proteger a los ciudadanos, ha sido demandada por las operadoras. Uno de los proyectos en suspenso era colocar 100 medidores en igua número de viviendas del municipio para comprobar científicamente el aumento de enfermedades allí donde se presentan las antenas. Como dijo el científico, la evidencia científica sobre el asunto es suficiente.
La contaminación electromagnética es acumulable, veremos, comenzamos a verlo ya, qué sucede con las nuevas generaciones, criadas en este continuo aumento de dicha polución.
María Jesús Azanza, catedrática de Biología Celular y Magnetobiología de la Universidad de Zaragoza:
“Nos resulta muy difícil conseguir soporte económico para nuestras investigaciones, y estamos hablando de investigaciones básicas, que son las únicas que pueden establecer la relación causa-efecto entre radiaciones y efectos nocivos para la salud. Eso no se va a conseguir con estudios epidemiológicos”.
Más info en los libros Conspiraciones tóxicas y La salud que viene.
http://www.migueljara.com/2011/10/17/no-interesa-que-se-investigue-la-contaminacion-electromagnetica/
Hay mucho intereses creados y a partir de este segmento harán todo lo posible, para poner palos en las ruedas de todo esto, pero cada vez somos más los que pedimos que se hagan estudios epidemiologicos en las zonas sensibles, pero se niegan a ello por algo será,