21. Los estados de ánimo
Todos conocemos los estados de ánimo de la naturaleza… los experimentamos continuamente, a través del tiempo atmosférico, las estaciones, el medio ambiente… Los seres humanos también tienen estados de ánimo. Pero esos estados de ánimo no siempre son útiles para la persona que los tiene, y se convierten en un problema en la vida de esa persona.
¿Te has sentido alguna vez deprimido, enojado, temeroso, triste, rencoroso, envidioso? Si es así, lo haces voluntariamente. Cuando digo esto, estoy hablando con el ego, porque el ego en realidad trata de realzar su propio sentido de separación apegándose a los diferentes estados de ánimo, y sintiéndose autocompasivo, justificadamente enojado o demasiado preocupado. Esto hace que las experiencias que yo siento parezcan más importantes, y por lo tanto «yo» soy importante, en mi forma separada y auto-encerrada de ver las cosas. Cuando siento un estado de ánimo negativo, es importante que me dé cuenta de que estoy implicado en mantener ese estado de ánimo. Puedo cambiar ese estado de ánimo al instante, si así lo decido. Pero por lo general, no lo hago, porque me gusta la sensación de ser tan importante dentro de mí mismo que puedo optar por estar deprimido, por ejemplo.
Este es un comportamiento muy infantil y no evolucionado, y sin embargo seguimos aferrados a ciertos estados de ánimo, incluso en la vejez. Sin embargo, una de las razones de que tales estados de ánimo continúen es que después de repetirlos desde hace muchos años, se vuelven bastante inconscientes en su apariencia… aparecen automáticamente, tal vez dadas las condiciones o situaciones específicas, y así suceden sin que uno se dé cuenta.
Los estados de ánimo también pueden estar relacionados con nuestra condición física, que a menudo informa a nuestra condición mental.
Para explorar más profundamente por qué entramos en ciertos estados de ánimo, tenemos que ser más conscientes de cómo trabaja nuestra mente, y encontrar una manera de hacer conscientes aquellas cosas que suceden de manera inconsciente. La Meditación de la Conciencia Abierta es una herramienta perfecta para hacer esto (ver el comienzo de este libro), al igual que prácticas como el Movimiento Amerta, iniciado por Suprapto Suryodarmo. (1)
22. El lenguaje de la no-dualidad
Cualquiera que sea el lenguaje que utilicemos para tratar de explicar o describir la no-dualidad será insuficiente. A veces la gente tiene la idea de que su particular forma de describir la no-dualidad es o bien la única manera, la mejor manera, la forma más clara o la forma más pura de hablar sobre ello. Pero eso claramente es un pensamiento erróneo. Sea como sea que la presentes, la no-dualidad no es una «cosa» que pueda explicarse mejor con palabras.
En el estado claro de Conciencia Abierta, hay receptividad total. Si alguien me pide que describa eso, lo haré de una manera diferente para ti, de una manera diferente para un monje Zen, para un místico cristiano o para un sufí. Todos hablan en su propio idioma único, y una lengua no es más preciosa que otra. La flor no tiene elección en propagar su perfume. Cómo se recibe no depende del originador… sino del receptor. Por lo tanto, si tus oídos responden de forma natural a una forma de expresión más que a otra, eso está muy bien… pero eso no significa que esa expresión sea la mejor o la más clara que hay. Sólo significa que estás receptivo a ella. Yo puedo estar totalmente no receptivo a la misma expresión. Así es como son las cosas.
El Lenguaje de la No-Dualidad es ese lenguaje que apunta hacia lo que realmente eres – indiviso, total… tu verdadera naturaleza, que descansa en la conciencia.
23. La práctica espiritual
Algunas personas piensan que la «práctica espiritual» es innecesaria… pero eso no es más que una opinión. ¿Para qué sirve la «práctica espiritual»? ¿Cuál es su propósito? Algunos piensan que toda práctica espiritual nace del deseo… del deseo de iluminación, por ejemplo. No lo ven más útil que tratar de pulir una piedra para ver nuestro reflejo.
Mi opinión es que si alguien siente la necesidad de hacer una «práctica espiritual», por cualquier razón, entonces es válido que la haga. Tal vez cuestionen su práctica, o tal vez no. En realidad no importa, pero la práctica en sí, presumiblemente, tiene algún beneficio, de lo contrario no la haría.
Cuando hay mucha confusión o conflicto interior, una práctica de algún tipo puede ayudar a estabilizar el cuerpo-mente, puede ayudar a dar el espacio necesario para que emerja una mayor claridad. Pero también, puede que no.
En algunas prácticas, se comprende, desde el principio, que no hay nada que ganar con la práctica, aparte de facilitar la conciencia del momento presente, al menos durante el tiempo de la práctica. Algunas prácticas ofrecen la oportunidad de trascender; otras ofrecen la oportunidad de rendirse; sin embargo otras pueden ofrecer la oportunidad de estar más encarnado. A veces el animal con una enfermedad particular es capaz de encontrar y consumir el remedio herbal natural que necesita para su condición. De la misma manera, a veces, el instinto del buscador es seguir un camino o práctica en particular, porque en el fondo él/ella sabe que es lo que se necesita. Es bueno confiar en nuestros instintos y la intuición en este tipo de cosas.
24. Tendencias, limitaciones y dificultades
Mucha gente lucha con lo que perciben como sus limitaciones – sus tendencias, sus respuestas habituales, deseos, miedos, adicciones conductuales, la lucha por la supervivencia, etc.
Si te ves a ti mismo como el que lucha con todo esto, te estás aprisionando a ti mismo en un mundo donde la libertad es imposible, donde siempre serás un esclavo, nunca te sentirás satisfecho y siempre estarás en resistencia.
En cambio, un pequeño cambio en la forma de percibir el mundo, cambiará totalmente tu experiencia de él. Una taza que antes estaba medio vacía ahora parecerá estar medio llena… incluso completamente llena. Sólo depende de la historia que te crees acerca de quién eres.
Por un lado, puedes percibirte a ti mismo como esta entidad que lucha y pelea a su paso por la vida, que lleva el peso del mundo sobre sus hombros, o puedes ser quien realmente eres… «conciencia pura» canalizada a través del vehículo de este cuerpo-mente.
Olvídate de todas las historias que se escuchan acerca del «pecado original»… sólo hay «pureza original». El «pecado» es simplemente el error de identificarte con las limitaciones, y creer que uno es esas limitaciones. Lo que realmente somos es completa y absolutamente libre, siempre lo ha sido y siempre lo será.
Cuando permitimos que este cambio en la percepción tenga lugar, todos los problemas del mundo no nos desanimarán. Podemos perder todo lo que pensamos que poseemos, podemos perder nuestra propiedad, nuestro dinero, nuestra relación, incluso nuestra salud… pero la realización es que no somos esto, ni eso. No somos ni esto ni lo otro, porque siempre residimos en nuestro verdadero hogar, que es la conciencia prístina y pura… y la conciencia prístina y pura reside sólo aquí, ahora, totalmente presente a cualquier cosa que surja. No rechaza nada… simplemente toma nota de todo lo que surge, pero no se ve afectada por ello. La «persona», con la historia personal, puede verse afectada… pero la conciencia prístina y pura, que es lo que somos, simplemente toma nota, a pesar de los efectos que puedan surgir en la persona, y permanece inmóvil.
Que sepas que eres esta conciencia, y libérate de la historia de la persona que siempre has creído ser. Ama esa historia siempre, pero no te olvides de lo que realmente eres.
25. Libertad emocional
La «libertad emocional» no significa necesariamente ser libre para expresar tus emociones. Esto podría fácilmente convertirse en «esclavitud emocional».
¿Qué son las emociones? He aquí una explicación de una fuente popular en línea:
«La emoción es la compleja experiencia psicofisiológica del estado mental de un individuo cuando interacciona con influencias bioquímicas (internas) y ambientales (externas). En los seres humanos, la emoción implica fundamentalmente una activación fisiológica, una conducta expresiva y una experiencia consciente. La emoción está asociada con el estado de ánimo, el temperamento, la personalidad y la disposición y motivación.»
Muchas personas consideran que están «trabajando en sus emociones», lo que podría implicar cualquier cosa desde la psicoterapia a la terapia de la danza, la meditación, etc. Pero, como las emociones tienden a surgir inconscientemente, tal vez lo mejor que uno puede hacer para trabajar en ellas, sería permanecer continuamente en la conciencia del momento presente… a través de la meditación, del movimiento del cuerpo basado en la conciencia, y cosas por el estilo. Absolutamente todo aparece en el momento presente – incluso los recuerdos del pasado.
Ciertas emociones crean el caos en nuestras vidas, de una manera u otra… Emociones como la ira, el miedo, los celos, la envidia, el orgullo, el resentimiento, el odio, la autocompasión, etc.
Al practicar, naturalmente, la conciencia abierta, uno se vuelve más consciente de las emociones que se presentan. Sin hacer nada para controlar esas emociones, el simple hecho de ser consciente de ellas a medida que surgen, tiene el efecto de calmarlas, produciendo ecuanimidad.
Pero las emociones están profundamente arraigadas en los patrones psicológicos del cerebro/mente, y surgen una y otra vez – en parte, también, porque están profundamente involucradas con nuestro sentido del «yo» – la imagen que tenemos de nosotros mismos. La muerte de las emociones puede ser vista como la muerte del ego, por lo que la pérdida de nuestras emociones se ve como algo muy amenazante para el ego-mente. Así que la mayoría de nosotros nos aferramos a nuestras emociones, como si fuera una cuestión de vida o muerte… que, por supuesto, lo es para el ego.
Pero, en realidad, la libertad emocional no implica controlar o deshacerse deliberadamente de las emociones… se trata de la realización (darnos cuenta) de quién y qué somos realmente. La Auto-Realización crea nuevas vías, y pone fin al impulso detrás de algunas de las antiguas vías. Cuando realmente sabemos quiénes y qué somos, no estamos tan interesados en mantener una imagen de nosotros mismos, ya sea para nosotros mismos o para el mundo.