El papa FranciscoStefano RellandiniReuters
Desde su elección en 2013, el papa Francisco ha expresado una serie de ideas de carácter revolucionario para la Iglesia que abren las puertas a una nueva etapa del catolicismo, escribe el periódico ‘The Huffington Post’. Sus «pequeñas grandes revoluciones» tratan de las mujeres en la institución, los sacerdotes, el matrimonio, las minorías sexuales y el sistema financiero mundial.
1. Permitir a las mujeres casar y bautizar
El papa Francisco se opone a que las mujeres accedan al sacerdocio. Sin embargo el 12 de mayo abrió la puerta a que puedan ser diaconisas, lo que significa que puedan administrar los sacramentos del bautismo y el matrimonio. Este grado de consagración es anterior al de sacerdote, lo que da una idea de la importancia del gesto del papa, quien ha manifestado su intención de establecer una comisión que considere esta posibilidad.
2. Permitir que los curas pueden casarse
A pesar de apreciar mucho el celibato, el papa Francisco ha confirmado que «la cuestión de los sacerdotes casados» está en su agenda y admitió que «al no ser un dogma de fe, siempre está la puerta abierta».
3. Permitir comulgar a los divorciados que se han vuelto a casar
La Iglesia impedía comulgar a las personas divorciadas que se hubieran vuelto a casar «sin un decreto de nulidad para el primer matrimonio», lo que se calificaba de adulterio. Sin embargo, el pontífice ha respaldado su readmisión en los sacramentos y ha instado a que se les haga sentir que «son parte de la Iglesia». Según afirma Francisco, «nadie puede ser condenado para siempre porque esa no es la lógica del Evangelio».
4. Abrirse a las minorías sexuales
El pontífice ha influido en la postura de la Iglesia hacia las minorías sexuales. «Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?», declaró. Ha defendido la no discriminación de los homosexuales pero siempre ha sostenido que sus uniones no pueden considerarse matrimonio.
5. Criticar el sistema financiero
Según el papa Francisco, «hoy tenemos que decir ‘no’ a una economía de la exclusión y la desigualdad» porque «mata». Su actitud hacia los poderes económicos destaca por su combatividad en comparación con la de sus predecesores. En sudiscurso ante la Asamblea General de la ONU, el pontífice se refirió al «abuso» sobre los países en desarrollo a través la su «sumisión asfixiante» en el sistema financiero mundial, y manifestó que el narcotráfico mata «silenciosamente» a millones de personas.
Pura política, y nada más.