A lo largo de la historia hay crisis económicas tan devastadoras que cambiaron el curso de la historia, derrumbando imperios, alterando sistemas económicos y cambiando el equilibrio del poder global.
Una de las mayores fue la crisis económica del siglo III en Roma:
En el año 31 a.C. Roma se vio inmersa en una espiral de decadencia cultural, social, política y económica. De los factores económicos de esta primera gran crisis habría que destacar la desaparición de la pequeña y mediana propiedad, que produjo el comienzo de los latifundios y las villas esclavistas, y el comercio a gran escala debido a la gran expansión romana
Pero fue en el siglo II cuando se generó una de las mayores crisis económicas. El tardío Imperio Romano, que se había expandido por todo el Mediterráneo y hasta partes de Oriente Medio, África y Asia Menor, vio su economía empezar a resquebrajarse en el siglo III.
Hasta aquel tiempo Roma llevaba casi 800 años proyectando su poder, pero el sistema llegó a ser cada vez más frágil tras el asesinato del emperador Cómodo en el año 193. La dinastía que asumió el control tras su muerte reinó durante cuatro décadas hasta terminar en el año 235 con el asesinato del emperador Alejandro Severo a manos de sus propios soldados.
La lucha por el poder que siguió, rompió la cohesión interna del Imperio y destruyó de este modo su red comercial.
La degradación de la moneda estaba fuera de control, mientras el Imperio perdía también su dominio sobre las provincias exteriores y se veía obligado a acuñar monedas con cada vez menor cantidad de metal precioso.
No había guerras ofensivas por lo que adquisición de esclavos fue reducida drásticamente, muchos trabajos que desempeñaban estos debían ser sustituidos por mano de obra no esclava, eso genero un gasto considerable en la economía de los latifundios.
Además ciudades y pueblos de todos los tamaños se arruinaban y destruían, porque Roma ya no podía pagar a las legiones que siempre habían mantenido la paz dentro de sus fronteras y garantizado la seguridad de los comerciantes y viajeros a lo largo de miles de kilómetros de carreteras.
La avanzada economía interna interdependiente, basada en el comercio, se deterioró (sobre todo en la mitad oriental del imperio) pasándose a un sistema más feudal, en la que los grandes terratenientes construyeron entidades autosuficientes y otorgaron protección a los pobres a cambio de su libertad.
El Imperio dividido finalmente se reparó en el curso de las campañas militares del emperador Aureliano en el año 275, pero nunca recuperó su antigua gloria.
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