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Una mujer de 68 años con problemas de circulación sanguínea llevaba dos años con una herida crónica en la pierna derecha.
En este tiempo había sido tratada con distintos métodos de desinfección, pero ninguno había funcionado.
Hasta que probó una terapia con larvas de mosca. La herida quedó limpia, después de seis sesiones de 24 a 48 horas con estos gusanos, según un reporte de Monarch Labs, empresa dedicada a la crianza de larvas medicinales.
Otro paciente de 66 años que llevaba seis meses con una herida crónica parecida a la paciente anterior, atendido en el Departamento de Dermatología del Hospital Hadassah en Jerusalén, Israel, se curó después de cuatro sesiones de 24 a 48 horas con larvas similares.
En ambos casos, que parecían ya desahuciados, se trataba de las larvas de la mosca Luciliasericata.
Técnica antigua
La técnica de usar larvas para desinfectar heridas no es nueva.
El cirujano francés Ambroise Paré fue el primero en observar el comportamiento de los gusanos en el siglo XVI, según un estudio de Monarch Labs.
En el XIX, un médico del ejército de Napoleón, Baron Larrey, y otro de la Guerra Civil de Estados Unidos, Joseph Jones, describieron cómo las larvas limpiaban las heridas de los soldados sin destruir los tejidos sanos.
Pero el primer médico que intencionalmente usó larvas para tratar heridas fue William Baer, jefe de cirugía ortopédica del Hospital Johns Hopkins en Baltimore, durante la Primera Guerra Mundial.
Este especialista desarrolló métodos químicos para desinfectar a los gusanos antes de colocarlos en las heridas, recuerda el informe de Monarch.
Poco tiempo después, miles de cirujanos estaban usando el tratamiento de larvas de Baer y más del 90% estaba satisfecho con los resultados, según un reporte de Monarch Labs.
Y el laboratorio Lederle, ubicado en Nueva Jersey, EE.UU., comenzó a producir comercialmente larvas quirúrgicas en la década de 1930.
Pero en 1950 las larvas dejaron de usarse debido a que aparecieron antibióticos que prevenían infecciones en las heridas.
El regreso de las larvas
En el siglo XXI, sin embargo, muchos pacientes y bacterias han desarrolladoresistencia a estos antibióticos que antes salvaban vidas.
Así que los gusanos han vuelto a usarse para tratar úlceras por presión, quemaduras, heridas postquirúrgicas y heridas crónicas causadas por estasis venosa (falta de circulación) y por la diabetes, le explicó Ron Sherman, cofundador de Monarch Labs, a BBC Mundo.
Según Sherman, hay más de 20 laboratorios en Estados Unidos y otros países dedicados a la terapia de larvas.
El especialista explica que, cuando están en la naturaleza, estos gusanitos de dos milímetros de largo se alimentan de animales muertos y se aseguran de hacerlo rápido para abandonar el cadáver antes que aparezca otro depredador.
Y cuando estas larvas se encuentran ante tejidos muertos (gangrena) de seres humanos no notan la diferencia con los animales muertos y se alimentan igual de rápido.
Para comerse el tejido muerto y las bacterias de una herida, secretan unas enzimas digestivas que los disuelve y los convierten en una especie de jugo. Una vez listo, los gusanitos lo absorben.
Así, no solo eliminan las bacterias, sino que también remueven el tejido muerto, cosa que no hacen los antibióticos.
Cada larva es capaz de remover 25 miligramos de tejido muerto en 24 horas, sostiene Monarch Labs.
Las enzimas de las larvas solo actúan sobre tejidos muertos y bacterias.
El tejido sano no solo queda limpio e intacto, sino que se cree que las enzimas de las larvas estimulan su recuperación, según el laboratorio de Sherman.
Más de la mitad de los pacientes que usa esta terapia necesita solo una sesión de larvas, de dos días, comenta el médico.
Pero en heridas grandes pueden aplicarse hasta en cinco sesiones.
Después de tomarse los tejidos muertos y bacterias, los gusanos pueden crecer hasta un centímetro.
¿Riesgos?
El laboratorio BioMonde, de Gainsville, Florida, explicó a BBC Mundo que para producir las larvas, mantienen una colonia de moscas.
Cuando estos insectos se reproducen, se desinfectan los huevos. Cuando estos últimos se convierten en larvas, se empacan en pequeñas bolsas llamadas BioBags, que luego se aplican directamente en las heridas de los pacientes.
En Monarch Labs, insertan las larvas en unas gasas, que según Sherman, les permiten moverse con más libertad en las heridas.
Las gasas se distribuyen en cajas esterilizadas de poliestireno a través de servicios regulares de correo.
La Administración de Alimentos y Medicinas de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó el uso comercial de larvas medicinales en 2004.
Algunos trabajadores de salud expresaron su preocupación de que estos gusanos puedan introducir otras bacterias en las heridas.
Sin embargo, el médico Amesh Adalja, vocero de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América (IDSA), le dijo a BBC Mundo que es poco probable que esto ocurra ya que las larvas son criadas y desinfectadas en laboratorios médicos.