«Vengo a decir lo que quiero decir», advirtió el expresidente José María Aznar al inicio de su intervención en el foro de Economistas celebrado en el CaixaForum. Por escasos minutos, no coincidió con el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, pero repartió reproches y recetó varias soluciones que se resumían en una: volver a las políticas «entre 1996 y 2004», cuando gobernaba él.«Cualquier país cuya deuda supera el 100% de su PIB —España lo hizo hace dos días— se adentra en una espiral de problemas de todo orden de la que es extremadamente difícil salir. Y quiero decirlo con toda claridad: relajar la corrección del déficit público es un error muy grave. Económico y político«. Es justamente lo que ha pedido su sucesor, Mariano Rajoy, a la Comisión Europea, flexibilidad. Según Aznar, hay que hacer lo contrario: «Acelerar el proceso de consolidación fiscal» e imponer más recortes.
«Hay que volver a tomar en serio la disciplina y las reformas», insistió el expresidente. «La presunta incompatibilidad entre disciplina y crecimiento económico es un debate ideológico, no económico, y avivado por las posiciones a de alguna izquierda europea empeñada en hacer de quienes defienden los compromisos adquiridos (el déficit tendría que haber sido del 3% y superó el 5%) algo así como criminales sociales».
Aznar aseguró que España, es decir, Rajoy, se encontraba en un «parón reformista» y que sería «un error histórico» mantenerlo. El Gobierno, dijo, debe reducir el gasto público, «sustituirlo por gasto e inversión privadas» y «volver a tomar en serio la disciplina y las reformas».
En ningún momento citó a su sucesor, pero el expresidente no alabó, ni mucho menos, su labor. «Hay que hacer reformas profundas y nadie puede sustituir la responsabilidad de los gobiernos nacionales. (…) Necesitamos encontrar el modo de hacer lo que debemos hacer. Eso, según mi experiencia, se llama hacer política. Falta buena política«.
msn