por Worms
Uno de los temores más presentes en las personas es el inevitable hecho de envejecer. Por más que se sepa que es parte del proceso de la vida, hay cierta resistencia con respecto a ello, sobre todo por las enfermedades del cuerpo y de la mente que esto acarrea. Sin embargo, hay formas diferentes de llegar a la vejez y hay evidencias que lo comprueban.
En la Grecia y la Roma de los tiempos clásicos, los ancianos eran seres venerados que con su sabiduría y experiencia dedicaban sus últimos años a guiar a las nuevas generaciones. Ellos eran los conductores de la sociedad: filósofos, sacerdotes, generales y gobernantes. Asimismo en Oriente hay registros de personas que vivieron cientos de años en un estado de salud óptimo y gran lucidez mental.
Hoy, por ejemplo, a pesar de que la sociedad de consumo nos imponga ciertos estándares (como tener siempre el “último modelo de todo”) y que el esquema productivo alimenticio actual se base en transgénicos y químicos, la elección vuelve a depender de uno mismo. Todo tiene relación al estilo de vida que decidamos emprender.
Existen dos factores internos que provocan nuestro envejecimiento natural: la división de las células y los radicales libres…
Cada vez que superamos la capacidad del organismo para desintoxicarse, cada vez que ingerimos alimentos con agrotóxicos o aditivos artificiales, cada vez que violamos las leyes de la naturaleza, cada vez que nos hacemos “malasangre”, y cada vez que perseguimos sueños y deseos que no logramos alcanzar, afectaremos indefectiblemente nuestro bienestar. Efectivamente, el envejecer no comienza a los 40 o a los 50, sino que se inicia incluso antes.
Existen dos factores internos que provocan nuestro envejecimiento natural: la división de las células y los radicales libres, es decir al mismo ritmo que el paso del tiempo nos desgasta desde cada rincón de nuestro cuerpo, el organismo se autoerosiona con los denominados “radicales libres”, partículas producidas por la química corporal, que literalmente “comen” las paredes de las células sanas.
Si bien quizás no exista un “elixir” para la juventud, lo cierto es que hay ciertos secretos que nos ayudarán a llegar “jóvenes a la vejez”.
Alimentación
Este es uno de los factores más importantes para permanecer jóvenes y sanos. El hecho de consumir alimentos frescos y naturales –preferentemente cultivados por nosotros mismos- es un elemento infalible para detener el paso del tiempo y preservar la salud.
La prueba viviente de ello es la afro americana Annette Larikins, quien tiene 73 años de edad pero aparenta no más de 40. Enérgica y saludable, Annette garantiza no tener secretos más que comer todos productos naturales que recoge de su huerto orgánico.
Además, ella recupera el agua de la lluvia para regar su impresionante jardín, que incluye de todo, desde árboles de bananas hasta todo tipo de semillas, piña y espinaca.
Annette nunca ha utilizado nada químico. Cada enfermedad o malestar que ha tenido a través de su vida fue subsanado o aliviado de forma natural con una gran variedad de hierbas que ella sabe cómo utilizar correctamente. La “mujer sin edad” -como así le llaman- es un ejemplo de cómo nuestra elección de vida impacta en nuestro organismo.
Meditación
Este es otro recurso muy efectivo a la hora de detener naturalmente el paso del tiempo en nuestro organismo.
Mientras el ejercicio intenso aumenta el metabolismo y las células se dividen más rápidamente -reemplazando las células dañadas o desgastadas- la meditación ralentiza este proceso, conservando por mucho más tiempo las células y evitando que se dividan con tanta frecuencia. Esto es muy importante teniendo en cuenta que el número de divisiones celulares no es infinito, sino que tiene un límite.
“Cuando empecé a practicar Falun Dafa yo era una envejecida mujer de 57 años, harta de vivir. Todos los días necesitaba mi pequeña siesta por la tarde. Ahora, a pesar de haber añadido más años a mi existencia, aparento ser más joven, mis arrugas casi han desaparecido y mi energía aumenta cada día más. Necesito dormir menos que antes y me encuentro mejor, más fuerte, con la mente más clara, y más saludable que nunca”, expresó la jubilada canadiense Connie Chipkar.
Con esta disciplina que consta de ejercicios lentos, meditación y una profunda enseñanza, su metabolismo enlentece, pero no del mismo modo en que lo hace el de una persona en el ocaso de su vida, sino que sus células adquieren cada vez más energía y juventud, revirtiendo hasta un grado realmente asombroso el proceso natural de envejecimiento.
Actitud positiva
Un equipo de investigadores en California y los Países Bajos evidenciaron que las personas con depresión tienen telómeros más cortos que sus pares sanos. Los telómeros son filamentos de las tapas de los cromosomas que se acortan con la edad. El estudio fue publicado en la revistaMolecular Psychiatry en noviembre de 2013. Por el contrario, ver las cosas en forma positiva, como se dice normalmente “mirar el vaso medio lleno, no medio vacío”, prolonga la esperanza de vida.
Ser tolerante es más que “morderse la lengua y aguantar”, es realmente desarrollar un estado en el que se piensa en el otro y no solo en uno mismo.
Asimismo no discutir ni perseguir beneficios materiales puede ayudar a evitar enfermedades, canas y stress. Practicar la tolerancia es muy importante, aunque no es tan fácil hacerlo como decirlo. Ser tolerante es más que “morderse la lengua y aguantar”, es realmente desarrollar un estado en el que se piensa en el otro y no solo en uno mismo.
Trasladándolo a un ejemplo concreto y sencillo, imaginemos este caso corriente: va caminando por la calle y se topa con otra persona. Si en ese momento su reacción es contender, acusar al otro y decir:“¡¿Por qué no se fija por dónde camina?!”,seguramente la otra persona reaccionará a la defensiva y se desarrollará un conflicto, quizás con insultos, y tendrá palpitaciones y otras manifestaciones en el cuerpo.
En cambio, independientemente de quien haya tenido la culpa de la colisión, puede intentar este ejercicio: dígale a la otra persona, “disculpe, fue mi distracción, ¿se encuentra bien?”. En este caso el resultado será totalmente diferente, mientras el otro involucrado seguramente no reaccionará y aceptará sus disculpas e incluso quizás hasta se disculpe también, usted se quedará muy tranquilo y podrá seguir su día con buena energía y positivismo, lo que impactará también en su salud y longevidad.
“Es mejor dar marcha atrás un poco y mantenerse calmo y en paz”, dijo el sabio Confucio.
En conclusión, podemos decir que consumir alimentos orgánicos y evitar transgénicos es fundamental para preservar la salud y la juventud, más allá de la edad biológica que tenga.
Además, llevar un estilo de vida tranquilo, es decir, sin descuidar el trabajo ni la vida social, pero dejando un espacio para nosotros mismos y reflexionando sobre nuestros actos, también lleva a la tranquilidad de la conciencia y –como un efecto dominó- esto lo lleva a dormir mejor y –a su vez- a evitar el envejecimiento prematuro.
Es evidente entonces que las personas que se han alimentado naturalmente y han llevado un estilo de vida sencillo, sin demasiadas aspiraciones, ambiciones ni egoísmo, llegan con más plenitud a la edad madura.