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Las monas de Pascua, elaboradas con una masa dulce y decoradas con un huevo, son un postre típico y de gran tradición en muchas culturas, que tienen su origen y su poder espiritual en las prácticas paganas de la más remota antigüedad. El huevo es un símbolo de la Pascua que representa el inicio de la vida y fertilidad. Para los cristianos, es la representación de la Resurrección de Jesucristo, con la esperanza de una nueva vida. En España, las regiones de Catalunya y Valencia son las que tienen más tradición en la elaboración de figuras de chocolate para celebrar la Pascua. Se trata de las monas de Pascua, en algunos casos verdaderas esculturas en chocolate. El nombre de “mona” proviene de la munna, término árabe que significa «provisión de la boca», regalo que los musulmanes hacían a sus señores. Años atrás era costumbre que la mona llevara tantos huevos como años tenía el ahijado obsequiado, y se hacía hasta que este ahijado llegara a la pubertad.Esta costumbre casi ha desaparecido, y ahora el uso de la mona de Pascua es muy diferente a su origen.Pero a pesar de que han desaparecido en gran parte las tortas y los huevos, el regalo con el que los padrinos obsequian a sus ahijados el día de Pascua conserva el mismo nombre.La tradición de regalar huevos el Domingo de Pascua es muy antigua y común entre los pueblos que habitaban la región del Mediterráneo, el Este de Europa y Oriente.En la época de primavera los huevos eran pintados con diseños que aludían a las plantaciones que tendría inicio en este periodo.En consecuencia, la esperanza de la fertilidad del suelo y de las cosechas era representada con un intercambio de huevos coloridos.Por otra parte, algunos historiadores afirman que el hábito de ofrecer huevos de gallinas pintados nació en el Antiguo Egipto, en Persia y en unas cuantas tribus germánicas.
Los griegos y los romanos les ofrecían a sus dioses cuando deseaban purificarse.Y, además, eran servidos en las comidas funerarios para purificar el alma de los difuntos.En la mitología egipcia, el huevo simbolizaba la importancia del Ave Fénix, que se quemó en su nido y más tarde volvió a renacer.Y también simboliza al dios egipcio Ptah, que surgió de un huevo y salió de la boca de Amon-Kneph, la perfecta serpiente.O en los mitos hindúes, en que se sostiene que el mundo se originó de un huevo.Los druidas pintaban los huevos de color escarlata en honor al sol.En las mitologías más antiguas, el huevo es símbolo del material originario para el comienzo de la creación y que da luz a toda vida, abrazando tanto a la vida como a la destrucción.Esto quiere decir que en el huevo encontramos el doble aspecto de la luz y de las tinieblas al mismo tiempo.En toda la cuenca mediterránea, la primavera estuvo presidida por ritos en honor a la Madre Tierra, así como de celebraciones paganas que perseguían el milagro de la fecundidad.Era un período en el que se rendía culto a las grandes deidades femeninas, como la Isis egipcia, la Astarté fenicia, la Afrodita griega, la Venus romana, o la Tania cartaginesa, todas ellas diosas de la fertilidad.Las referencias son interminables, pero todas tienen los mismos puntos en común: origen o creación, fertilidad y purificación.Todas estas diosas en realidad son la misma persona, es decir, Ishtar, diosa de los primeros babilonios y esposa de Nemrod, el primer monarca de Babilonia, pero con diferentes nombres según el país y la cultura en que le rendían adoración y tributo.La tradición dice que Ishtar resucitó y se reencarnó en un huevo gigante que cayó del cielo (un ovni?) Y fue a parar al río Éufrates.Y al romperse el huevo, de él salió la diosa Ishtar, la diosa de los pechos desnudos, la diosa de la fertilidad.
Con su poder de convertir un ave en un conejo, que ponía huevos frecuentemente, se simbolizaba una gran fertilidad. En el caso de los babilonios y gran parte de pueblos paganos, sus sacerdotes sacrificaban niños, que eran ofertados voluntariamente por sus padres. Una vez sacrificados, la sangre de estos niños servía para pintar los huevos con su sangre, porque la fertilidad y prosperidad no le faltara a la familia. Estos ritos se hacían en los días que hoy llamamos Pascua. En las celebraciones cristianas también se implementó la decoración de los huevos con imágenes de María y Jesús, con el fin de representar la vida y el nacimiento, significado de la palabra Pascua. En referencia a esto, muchas culturas mantienen aún esta tradición. Sin embargo, hoy en día es tradición entregar, el día de domingo de Pascua, un huevo de chocolate y, en ocasiones, acompañado de sorpresas. A pesar de lo indicado antes, hay diferentes opiniones respecto a la tradición del huevo de Pascua. Algunos indican que esta costumbre surgió después del siglo XVIII, como una invención de los pasteleros franceses. Otros apuntan a que los huevos de Pascua se manifestaron a partir de la revolución de la industria del chocolate, que nació en la Inglaterra del siglo XIX. Otros piensan que el origen de la tradición de comer huevos al finalizar el invierno es una reminiscencia de la Edad de Hielo. Tras el duro invierno, y cuando apenas quedaban pocas provisiones, con la llegada de la primavera volvían las aves desde el sur, en el caso del hemisferio norte, y empezaban a poner huevos, de los que se alimentaban los seres humanos, hasta que podían volver a cazar a la llegada de mejores temperaturas. Curiosamente, el huevo de Pascua no aparece como un símbolo dentro de las costumbres judías. Sin embargo, en varios países, la tradición judía, como por ejemplo en Estados Unidos o en Polonia, utiliza el simbolismo de poner un huevo decorado dentro del plato (Kear), que se prepara como una representación de la continuidad del ciclo de la vida.Otro significado que se le otorga al huevo durante el Séder, importante ritual festivo judío, es el del endurecimiento del corazón de faraón Ramses II, que no permitía salir al pueblo hebreo de Egipto.Un tercer significado que se le atribuye al simbolismo del huevo es el esfuerzo que hizo el pueblo judío en conseguir salir de Egipto durante el Éxodo.
El intercambio de huevos de Pascua de chocolate está muy extendido en Polonia, Alemania, República Checa, Eslovaquia, España, Italia, Francia, Estados Unidos, Norte de México, Argentina, Brasil, Uruguay, Perú, Chile y Paraguay, especialmente para los descendientes de europeos, sobre todo de italianos.Por estas fechas las pastelerías comienzan a decorar sus escaparates con coloridos huevos de chocolate.En España, las pastelerías aparecen llenas de huevos de Pascua que cubren las monas y otros dulces de esta época.El hecho de asociar el huevo con la fertilidad, y el hecho de coincidir la Pascua con la estación primaveral, estación fértil por excelencia, hace que haya quedado establecido en toda Europa como símbolo de la Pascua.De modo que los pasteleros de cada época comenzaron a elaborarlos utilizando diferentes ingredientes.Primero fue el azúcar, después el chocolate.En la Edad Media, el intercambio de huevos se hacía con huevos de tortuga, a los que se trataba mediante diferentes procesos para decorarlos.Muchas veces eran verdaderas obras de arte.La costumbre del conejo de Pascua, que consiste en esconder huevos pintados para la alegría de los niños que los encuentran, se sigue manteniendo en muchos países.Simboliza la persecución de Jesús por parte del rey Herodes y la intervención de Dios para evitar ser encontrado.Curiosamente, en los jardines de la Casa Blanca, el día de Pascua se desarrolla una singular carrera de niños que hacen rodar los huevos.Gana quien llegue más lejos y sin romperlos.En Oriente Medio todavía se siguen intercambiando huevos carmesí para recordar la sangre de Cristo.Pero el origen remoto de la Pascua viene de la diosa de la fertilidad mesopotámica Ishtar, también llamada Astarté, Asera, Astaroth, o Inanna.Era adorada por los babilonios, asirios, fenicios, cananeos y, incluso, los hebreos.También es por eso que en inglés Pascua todavía se llama Easter y en alemán Oestern.
En una jarra de vino etrusca de Tragliatella, de aproximadamente el 700 a.C., aparecen el rey sagrado y su sucesor escapando de un laberinto.En el otro lado vemos un desfile a pie en dirección al Sol, encabezada por el rey sagrado desarmado.Siete hombres lo escoltan y cada uno de ellos lleva tres jabalinas y un gran escudo con el dibujo de un jabalí.Y el sucesor, armado con una lanza, va a la retaguardia.El jabalí sería la insignia familiar del rey sucesor y los siete hombres representarían los siete meses gobernados por el sucesor, que caen entre la cosecha de manzanas y las fiestas de la fertilidad.La escena tiene lugar el día de la muerte ritual del rey, y la diosa Luna, en este caso Pasifae, ha salido a su encuentro.Es una terrible figura con túnica y con un amenazante brazo, mientras que con el otro brazo extendido le ofrece una manzana, que es su pasaporte para el Paraíso.Las tres jabalinas que lleva cada uno de los hombres significan la muerte.Sin embargo, el rey es acompañado por una pequeña figura femenina con túnica.Quizás sea la princesa Ariadna, que ayudó al héroe Teseo a salir del laberinto mortal en Cnosos.El rey muestra audazmente, como un contra hechizo de la manzana, un huevo de Pascua, el huevo de la resurrección.La Pascua era la estación en que se realizaban las danzas en los laberintos hechos sobre el césped en la Gran Bretaña prehistórica y también en Etruria (Italia).En el frente de la jarra hay un dibujo laberíntico que se encuentra no sólo en ciertas monedas de Cnosos, sino también en los intrincados dibujos hechos en el césped, y que hasta el siglo XIX pisaban los escolares británicos en la Pascua de Resurrección.Un huevo sagrado etrusco de traquita negra pulida, encontrado en Perugia (Italia), con una flecha en relieve a su alrededor, es este mismo huevo sagrado.
Según la Iglesia Católica, que transfirió muchas tradiciones paganas al cristianismo, el día de Pascua se debe celebrar el primer domingo después del de la luna llena que sigue al 20 de marzo. En los primeros tiempos del Cristianismo, al establecerse el período cuaresmal, se prohibió comer no sólo carne y leche, sino también huevos. Debido a esta abstinencia se hacía una extraordinaria provisión de huevos durante este periodo. Y para que se conservaran mejor se cocían. Los cristianos mantenían el concepto de dar al huevo el carácter simbólico de la divinidad, para representar la resurrección de Jesús, y de ahí que los adornaban de varios colores. El más usado era el rojo, en recuerdo a la sangre derramada por Jesús en la Cruz. Cuando llegaba el Sábado Santo, los llevaban a bendecir y los regalaban a los parientes y amigos. En Estados Unidos, niños del país corren compitiendo para rodar huevos duros de colores. En 1878 el presidente Rutherford B. Hayes introdujo esta tradición en la Casa Blanca. En el Reino Unido la tradición cuenta que el conejo de Semana Santa esconde los huevos de Pascua durante la noche del domingo de Resurrección, para que los niños los busquen durante al día siguiente, en un juego que se conoce como la “caza del huevo” . En Austria, país eminentemente católico, se invita a los niños a que busquen en el bosque, o en los parques, huevos pintados y chocolatinas, después de asistir con la familia a la misa dominical. Los huevos de Pascua, pintados y decorados con vivos colores y figuras, como conejos, flores o campanas, son la estrella indiscutible de la Semana Santa polaca. La tradición los asocia con el renacimiento de la vida, y se considera que cuanto más se coman durante estos días, mejor suerte se tendrá el resto del año. La “paloma de Pascua”, un bizcocho con forma de paloma, coronado por ralladura de naranja confitada, comparte protagonismo en Italia con los huevos de Pascua.
Entre los siglos IX y XVIII, la Iglesia prohibió el consumo de huevos durante la cuaresma para considerarlos equivalentes a la carne, y por eso la gente los cocía y los pintaba para diferenciarlos de los frescos y poder consumirlos el día de Pascua de Resurrección.Con el tiempo, estas tradiciones se incorporaron a la festividad de Pascua de Resurrección y hoy en día el huevo de Pascua es un símbolo universal.Para muchos el huevo se parece a la resurrección como un símbolo de vida nueva.En la actualidad la tradición continúa con algunas variaciones.En Europa se mantiene la costumbre que data desde la Edad Media de adornar huevos.Aunque parece que la práctica de huevos ornamentales era principalmente elaborada para las clases altas o con recursos, se difundió a decoraciones más sencillas.El comercio, por su parte, se ha encargado de incorporar los huevos de chocolate y los huevos de plástico llenos de dulces, y que, según la leyenda, son escondidos por el conejo de Pascua, para que los niños los busquen, y por consiguiente , los encuentren y se los coman.En Argentina, Chile y Uruguay, se conserva la tradición de regalar huevos de Pascua decorados artesanalmente con glasé multicolor o bien con chocolate.Mientras tanto, en el norte de México huevos rellenos de confeti, conocidos como cáscaras, son decorados y cubiertos con papel.
En los rituales y festivales del Arte se hace un uso prolífico de la simbología. Esto no resulta sorprendente, ya que el simbolismo tiene una base profundamente arraigada en nuestras vidas y afecta a muchos aspectos de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Los símbolos han sido y seguirán siendo usados en todas las sociedades y culturas. El poder del símbolo radica en nuestra habilidad de interpretar el concepto que se esconde detrás. Los símbolos son universales en sí mismos, aunque la interpretación local puede influenciar esta universalidad y distorsionar el verdadero significado arquetípico. En nuestra sociedad occidental, orientada en cierta medida al intelecto, los símbolos se han vuelto bastante vacuos y superficiales. Aunque los símbolos se utilicen a menudo, muchos de nosotros desconocemos su verdadero significado, y muchas veces estos han sido oscurecidos por la superstición. Uno de los símbolos estacionales es el huevo y hay muchas costumbres primaverales relacionadas con el uso del huevo, incluyendo los Huevos de Pascua, hacer rodar huevos, esconder y buscar huevos, etc. En varios mitos de la creación del mundo se dice que surgió de un huevo. Por ejemplo, el dios egipcio Ptah surgió de un huevo y salió de la boca de Amon-Kneph, la verdadera y perfecta serpiente. La serpiente tenía escamas amarillas y era un símbolo de poder solar. En un mito de creación de Japón, es un toro lo que rompe la cáscara de un huevo y después aviva el contenido con su aliento. En elKalevala, el poema épico finlandés, leemos como Ilmatar, la Creadora del Universo e hija de la Naturaleza, se cansó de su hogar celestial y bajó al mar.Flotó sobre las aguas durante siete siglos incapaz de encontrar un lugar de descanso.Después un pato planeó sobre las aguas, incapaz también de encontrar un lugar en el que construir un nido.Sin embargo, Ilmatar alzó su rodilla y el pato fue capaz de encontrar un lugar en el que ponerse y construir un nido.Siete huevos puso el pato, y los incubó durante tres días.Ilmatar sintió un calor abrasador en sus rodillas e hizo rodar los huevos en el océano en el que se hicieron añicos.De la yema del huevo surgió el Sol, de la clara surgió la Luna, de la parte superior de la cáscara emanó el Cielo, y de la mitad inferior salió la Tierra.
Johann Jakob Bachofen (1815 -1887), jurista, antropólogo, sociólogo y filón log suizo, en su obra Mitología arcaica y derecho materno, escribe: «En la religión, el huevo es símbolo del fundamento material originario, del origen y comienzo de la creación. El fundamento material originario de las cosas que da luz a toda vida y que abarca a ambos, a la generación y a la destrucción. Esto quiere decir que encierra en él el aspecto de la luz y el de las sombras de la naturaleza al mismo tiempo. El huevo originario órfico es mitad blanco y mitad negro, o rojo, al igual que Tifón, la fuerza destructora, que es representado de color rojo. Estos colores se transforman de continuo uno en otro, como la vida y la muerte, el día y la noche, la generación y la destrucción; y en la medida que avanza la destrucción, se activa la fuerza creadora. Generación y destrucción discurren en todo momento una junto a la otra. La vida de todo organismo telúrico es el efecto de la combinación de una doble fuerza, la creadora y la destructora ».En los misterios órficos, el tiempo (Cronos) creó el huevo plateado del cosmos.Caos, que emanó de Cronos, estaba rodeado por la Noche, que formaba la cubierta envolvente bajo la que, por la acción creativa del Éter, la materia cósmica se organizó lentamente.Esta materia asumió finalmente la forma de un huevo, cuya Noche formó la cáscara.En el centro de este huevo gigante, en que la parte inferior era la Tierra, nació el primer ser, Fanes, la Luz. Fue Fanes quien, al unísono con la Noche, creó el cielo y la tierra.En el huevo primordial órfico, es la división la que pone la creación en movimiento.Como resultado de la separación, se da la polaridad: día y noche, blanco y negro.El huevo, de hecho, contenía tanto el potencial masculino como femenino.En algunas versiones de la creación órfica, Fanes es bisexual.También es representado con pezuñas hundidas, mostrándole como el dios Pan.Otros motivos órficos incluyen a la serpiente, otro símbolo íntimamente conectado con el huevo, por ejemplo, en la figura de la serpiente Ouroboros, la serpiente que se muerde su propia cola.El Ouroboros, como el huevo, crea una esfera o forma circular: el símbolo de la perfección original;es decir, antes de la división o separación de la creación.
El círculo no tiene principio ni final. En su perfección, anterior a la creación, no hay antes ni después, no hay tiempo; y no hay arriba o abajo, no hay espacio. El círculo representa el huevo, el Huevo del Mundo Filosófico, el núcleo del comienzo y el germen del que surge el mundo. También es el estado perfecto en el que se unen los opuestos. También es el comienzo perfecto, ya que los opuestos no están separados y el mundo aún no ha comenzado. Es el final perfecto para que en él los opuestos se reúnan nuevamente en una síntesis y el mundo descanse una vez más. Como símbolo de creación, el huevo es también símbolo de resurrección, renacimiento y fertilidad. El resurgimiento de la vida alrededor del equinoccio de Primavera, lleva el nombre de Ostara, la diosa teutónica de la primavera. Su animal sagrado, la liebre, pone tradicionalmente el Huevo de Pascua. La liebre, como bien es sabido, es un animal prolífico y simboliza la fertilidad. El Huevo de Pascua es pintado a menudo de rojo, aunque en este caso el rojo simboliza la vida y no la fuerza destructora de Tifón, como en el huevo órfico. En Ucrania, el Huevo de Pascua tradicional se denomina «pisanki» y, nuevamente, predomina el color rojo. El «pisanki» se realiza cubriendo el huevo de un patrón de cera, dejando este patrón en blanco cuando el huevo es coloreado de amarillo. Después, se aplica otro patrón de cera, y el huevo se pinta de naranja. Y así, hasta que los colores rojo y negro completan la secuencia. La cera se elimina poniendo el huevo en una toalla dentro de un horno a 250º. Las decoraciones y los símbolos son bastante tradicionales. Sobre los misterios druidas, Robert Graves, escritor británico, comenta que «los huevos eran pintados de escarlata en honor al Sol». También escribe que «El huevo rojo de la serpiente marina, que figuraba en los misterios druidas, puede ser identificado con el Huevo órfico del Mundo». Se puede encontrar mucha más información en relación al huevo como símbolo. Los festivales estacionales y la sintonización con los ciclos estacionales se pueden usar para crear un vínculo positivo con un acercamiento simbólico. Al principio, los símbolos externos son una extensión del «inconsciente colectivo», pero más adelante es posible vincularlo con los niveles arquetípicos de la realidad, pero sin las formas concretas.En este sentido, los símbolos concretos pueden ayudarnos a enfocarnos en la realidad simbólica que representan y, de este modo, enriquecer nuestra introspección espiritual.
Pocos personajes han despertado tanto la imaginación como María Magdalena, aunque casi nada se sabe sobre ella, salvo que Jesús le expulsó siete demonios y que fue la primera que lo vio resucitado. Su misterio aumenta porque para la iglesia católica desapareció a la muerte de Jesús. Y avanzada la Edad Media surgió con fuerza la tradición de que María Magdalena había viajado en barco por el Mediterráneo, huyendo de las persecuciones en Palestina. En la Biblia, María Magdalena no pasa de ser un personaje secundario, pero con una sorprendente trascendencia en la historia. Para la iglesia evangélica es de vital importancia y para la ortodoxa emigró a Éfeso con la Virgen. Por si fuera poco, hay un evangelio que lleva su nombre, y algunos textos apócrifos le dan un estatus igual a los otros apóstoles, e incluso insinúan que recibía de Jesús un trato privilegiado. Su nombre era María pero le llamaban Magdalena porque era de Magdala, una ciudad de pescadores en la costa occidental del lago de Tiberíades, en Galilea. En varios Evangelios Apócrifos la consideran una discípula aventajada de Jesús. Para la Iglesia Ortodoxa, María Magdalena se trasladó a Éfeso, región de un culto ancestral a Artemisa (Ishtar). Y esta es la primera pista para descubrir quién fue María Magdalena. A Magdalena se la considera guardiana de la tradición sagrada del genuino culto a la “Diosa Madre”, milenariamente más antiguo que cualquier religión. Uno de símbolos de la “Diosa Madre” primigenia es “el Huevo Cósmico”, el germen de la creación, icono también de fertilidad y del ciclo de la vida.El huevo es en realidad el feto que nace y renace en la matriz, en el vientre voluminoso, en forma de huevo, que anticipa el comienzo de una nueva vida.Las dos mitades del huevo, clara y yema, son el símbolo perfecto para la dualidad de la vida: femenino – masculino, noche – día, cielo – tierra, y por la dualidad maniqueísta del Bien y el Mal, en la que basaban su creencia los cátaros, que quizá por eso fueron tan devotos de María Magdalena.
Y es que María Magdalena fue la heredera del culto a la “Diosa Madre” y “el Huevo Primigenio”, por lo que se la representa con el atributo de un huevo. El arte sacro, que en sus tiempos tenía una importante función divulgativa, presenta María Magdalena con el “Huevo Cósmico”, pero también vestida con una túnica o un manto rojo, símbolo de la diosa iniciática, de la gran sacerdotisa: el arquetipo de la “mujer de rojo”. Los ortodoxos cuentan una curiosa historia según la cual María Magdalena fue a Roma a predicar el evangelio, después de la resurrección de Jesús. Allí se entrevistó con el emperador romano Tiberio y sosteniendo un huevo de gallina, exclamó: “Cristo ha resucitado!”. El emperador se rió y dijo que esto era tan probable como que el huevo se volviera rojo, el color rojo asociado a María Magdalena. De la asociación con “el Huevo Cósmico” de Magdalena nace también la tradición de la “Mona de Pascua”, muy popular en Catalunya. Tanto la mona de Pascua como los bizcochos, llamados magdalenas en España, están hechos con huevo. El nombre de “magdalenas” proviene del nombre de la Santa, que aparece llorando desconsoladamente en varios episodios de la Biblia. También tenemos “l’ou com balla” (“el huevo como baila”), una antigua costumbre de la festividad del Corpus, que se celebra en el claustro de la Catedral de Barcelona. La cáscara vacía de un huevo gira y gira sin caer encima de un surtidor de agua, de ahí el nombre de “l’ou com balla”. En el extremo oriental de los Pirineos, en Portlligat, Cadaqués, al norte de la actual Catalunya, el símbolo del “Huevo Cósmico” fue universalizado por Salvador Dalí. Su casa museo y el Museo Dalí de Figueres lucen huevos gigantes en su tejado, evocando el símbolo de María Magdalena, el huevo de Inanna – Ishtar como “Diosa Madre”.
Fuente: Wikipedia