El Proyecto Venus es una organización que propone un plan factible de acción para un cambio social, y que trabaja para llegar a una civilización global pacífica y sostenible. Perfila una alternativa hacia la que aspirar, donde los derechos humanos ya no son declaraciones en papel sino una forma de vida.
Operamos desde un Centro de Investigación de 8,7 hectáreas situado en Venus, Florida.
Cuando se considera la enormidad de los desafíos que la sociedad afronta en la actualidad, podemos concluir sin temor a equivocarnos que hace mucho tiempo que llegó la hora de reexaminar nuestros valores, de reflexionar y evaluar algunas de las cuestiones y suposiciones subyacentes que tenemos como sociedad. Este análisis introspectivo pone en duda la naturaleza misma de lo que significa ser humano, qué significa ser un miembro de una «civilización», y qué decisiones podemos tomar hoy para asegurar un futuro próspero para toda la población mundial.
Por el momento disponemos de muy pocas alternativas. Las respuestas del pasado están anticuadas. O bien continuamos como hasta ahora con nuestras costumbres sociales y formas de pensar obsoletas, en cuyo caso nuestro futuro se verá amenazado, o podemos aplicar unos valores más apropiados que sean relevantes para una sociedad emergente.
La experiencia nos dice que la conducta humana puede ser modificada, tanto hacia acciones constructivas como destructivas. De esto se trata el Proyecto Venus: dirigir nuestra tecnología y recursos hacia lo positivo, para el máximo beneficio de la gente y del planeta, y buscando nuevas formas de vivir y pensar que enfaticen y celebren el vasto potencial del espíritu humano. Tenemos a nuestro alcance las herramientas para diseñar (y construir) un futuro digno del potencial humano. El Proyecto Venus presenta una audaz nueva dirección para la humanidad que conlleva nada menos que el rediseño total de nuestra cultura. Lo que hay a continuación no es un intento de predecir lo que se hará, solo lo que se podría hacer. La responsabilidad de nuestro futuro está en nuestras manos, y depende de las decisiones que tomemos hoy. El mayor recurso del que disponemos actualmente es nuestro propio ingenio.
Mientras que reformistas sociales y grupos de expertos formulan estrategias que tratan sólo síntomas superficiales, ignorando el funcionamiento social básico, el Proyecto Venus aborda estos problemas de manera un tanto diferente. Creemos que no se pueden eliminar estos problemas dentro del marco de la actual institución política y monetaria establecida. Se tardaría demasiados años en lograr algún cambio significativo. Seguramente, dichos cambios se diluirían y comprimirían tanto que serían indistinguibles.
El Proyecto Venus aboga por una visión alternativa de una nueva civilización mundial sostenible, distinta a todo sistema social anterior. Aunque esta descripción está muy resumida, se basa en años de estudio e investigación experimental llevados a cabo por muchísimas personas de varias disciplinas científicas.
El Proyecto Venus propone un nuevo enfoque dedicado a intereses humanos y medioambientales. Es una visión alcanzable de un futuro brillante y mejor, apropiado para los tiempos que vivimos, tanto práctico como factible para un futuro positivo para toda la población mundial.
El Proyecto Venus hace un llamamiento hacia un enfoque directo para el rediseño de una cultura, en el cual los viejos problemas como la guerra, la pobreza, el hambre, la deuda, la degradación medioambiental y el sufrimiento humano innecesario no se ven sólo como evitables, sino como completamente inaceptables.
Una de las premisas básicas del Proyecto Venus es que trabajemos para que todos los recursos de la Tierra sean el patrimonio de toda la población mundial. Conformarse con menos simplemente resultará en la perpetuación del mismo catálogo de problemas inherentes al sistema actual.
A través de la historia, los cambios han sido lentos. Grupos sucesivos de líderes incompetentes han reemplazado a aquellos que los precedían, pero los problemas socioeconómicos subyacentes persisten porque los sistemas básicos de valores no han cambiado. Los problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad no pueden resolverse ni política ni económicamente dado que son altamente técnicos por naturaleza. Puede que incluso no haya dinero suficiente para pagar los cambios requeridos, pero hay recursos más que suficientes. Por ello, El Proyecto Venus aboga por una transición de una sociedad monetaria a la realización final de una economía global basada en recursos.
Somos conscientes de que para llevar a cabo la transición de nuestra cultura actual, políticamente incompetente, guiada por la escasez y obsoleta, a esta nueva sociedad más humana se requerirá un salto espectacular tanto en la forma de pensar como en la de actuar.
Un Sistema Monetario Obsoleto
El sistema monetario se desarrolló hace siglos. Todos los sistemas económicos del mundo (socialismo, comunismo, fascismo e incluso el alardeado sistema de libre empresa) perpetúan la estratificación social, el elitismo, el nacionalismo y el racismo, basándose principalmente en disparidades económicas. Siempre y cuando un sistema social utilice el dinero o el trueque, la gente y las naciones tratarán de mantener un margen ecónomico competitivo o, si no lo consiguen mediante el comercio, lo harán mediante intervención militar. Aún usamos estos mismos métodos anticuados.
Nuestro sistema monetario actual no es capaz de proveer un alto estándar de vida para todos, ni de asegurar la protección del medioambiente, dado que la meta principal es el lucro. Ciertas estrategias, como la reducción de personal y los vertidos tóxicos, incrementan el margen de ganancia. Con la llegada de la automatización, la cibernetización, la inteligencia artificial y la subcontratación en el extranjero, habrá un reemplazo cada vez mayor de personas por máquinas. En consecuencia, menos gente podrá comprar bienes y servicios aun cuando nuestra capacidad de producir en abundancia siga existiendo.
Nuestros obsoletos sistemas políticos y económicos actuales son incapaces de aplicar los beneficios reales de la tecnología innovadora del presente para lograr el mayor bienestar de la población o de vencer las desigualdades impuestas sobre tantos. Nuestra tecnología avanza a toda velocidad mientras que nuestros diseños sociales han permanecido relativamente estáticos. En otras palabras, el cambio cultural no ha avanzado al ritmo del cambio tecnológico. Ahora disponemos de los medios para producir bienes y servicios en abundancia para todo el mundo.
Lamentablemente, la ciencia y la tecnología han sido desviadas de su objetivo de lograr el bien común por razones de interés personal y el beneficio económico a través de la obsolescencia planificada, definida en ocasiones como la merma deliberada de la eficiencia. Por ejemplo, el Departamento Estadounidense de Agricultura, cuya supuesta función es investigar formas de mejorar el rendimiento de los cultivos por acre, en realidad paga a los granjeros para que no produzcan a su máxima capacidad. El sistema monetario tiende a frenar la aplicación de los métodos que sabemos servirían mejor a los intereses de la gente y el medioambiente.
En un sistema monetario el poder adquisitivo no está relacionado con nuestra capacidad de producir bienes y servicios. Por ejemplo, durante una depresión, hay ordenadores y DVD’s en los escaparates y automóviles en concesionarios, pero la mayoría de la gente no dispone del poder adquisitivo para comprarlos. La Tierra aún es la misma, sólo que las reglas del juego son obsoletas y generan conflicto, privación y sufrimiento humano innecesario.
Un sistema monetario desarrollado hace muchos años como una herramienta para controlar el comportamiento humano en un ambiente de recursos limitados. Hoy, el dinero es utilizado para regular la economía, no para el bien de la población general sino para el de aquellos que controlan la riqueza financiera de las naciones.
Economía Basada en Recursos
Todos los sistemas sociales, independientemente de su filosofía política, creencias religiosas o costumbres sociales, en última instancia dependen de los recursos naturales, es decir: aire y agua limpia, tierra cultivable y tecnología y personal necesarios para mantener un alto nivel de vida.
En pocas palabras, una economía basada en recursos utiliza los recursos existentes en lugar del dinero y provee un método equitativo de distribuir estos recursos de la manera más eficiente posible a toda la población. Es un sistema en el cual todos los bienes y servicios están al alcance sin el uso de dinero, créditos, trueque o cualquier otra forma de deuda o servidumbre.
La Tierra es abundante con suficientes recursos, actualmente nuestra práctica de racionar estos recursos a través de métodos monetarios es irrelevante y contraproducente a nuestra supervivencia. La sociedad moderna tiene acceso a tecnologías altamente avanzadas y puede facilitar alimento, ropa, vivienda, cuidado médico, un sistema educacional relevante, y desarrollar un suplemento ilimitado de energía renovable no contaminante como las energías geotérmicas, la energía solar, la eólica, la mareomotriz, etc. Ahora es posible que todos disfruten de un alto nivel de vida con todas las comodidades que una civilización próspera puede proveer. Esto puede lograrse a través de la aplicación inteligente y humana de la ciencia y la tecnología.
Para entender mejor el significado de una economía basada en recursos considere lo siguiente: si todo el dinero en el mundo fuera destruido, siempre que la capa fértil, las fábricas y otros recursos quedaran intactos, podríamos construir lo que quisieramos y cubrir toda necesidad humana. No es el dinero lo que la gente necesita; es el acceso libre a las necesidades de la vida. En una economía basada en recursos, el dinero sería irrelevante. Sólo se requeriría de recursos y la manufacturación y distribución de los productos.
Cuando la educación y los recursos estén al alcance de la gente sin un precio, no habrá ningún límite en el potencial humano. Aunque esto es difícil de imaginar, incluso la persona más rica del mundo en la actualidad se encontraría mucho mejor en una sociedad basada en recursos según la propone El Proyecto Venus. Hoy las clases medias viven mejor que los reyes de tiempos pasados. En una economía basada en recursos todos vivirán mejor que los más ricos de la actualidad.
En tal sociedad, la medida del éxito se basaría en el cumplimiento de las metas individuales de cada uno, en lugar de la adquisición de riqueza, propiedades y poder.
La Decisión es Nuestra
El comportamiento humano está sujeto a las mismas leyes que cualquier otro fenómeno natural. Nuestras costumbres, comportamientos y valores son productos derivados de nuestra cultura. Nadie nace con codicia, prejuicio, intolerancia, patriotismo y odio; todos ellos son patrones de comportamiento aprendidos. Si el entorno permanece inalterado, comportamientos similares volverán a aparecer.
Actualmente, gran parte de la tecnología necesaria para dar lugar a una Economía global Basada en Recursos ya existe. Si elegimos conformarnos con las limitaciones de nuestra economía monetaria actual, es probable que sigamos viviendo con sus inevitables resultados: guerra, pobreza, hambre, privación, crimen, ignorancia, estrés, miedo y desigualdad. Por otra parte, si abrazamos el concepto de una economía global basada en recursos, aprendemos más sobre ello y compartimos nuestra comprensión con nuestros amigos, esto ayudará a la humanidad a superar su presente estado.
PARA SEGUIR LEYENDO http://www.thevenusproject.com/a-new-social-design-es/resource-based-economy-es