Buques de guerra rusos en España: Una excusa para antihispanismo anglosajón.
España de traicionar a sus aliados dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como también a sus socios de la Unión Europea, por permitir que hasta la fecha al menos 57 buques de guerra rusos, incluyendo submarinos, hayan parado en el puerto español de Ceuta en la costa del Norte de África.
Recientemente el diario inglés The Times de Londres reportó que el congresista angloamericano del Partido Republicano JosephPitts, representante por un distrito del estado de Pennsylvania en la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU.,acusó a España de traicionar a sus aliados dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como también a sus socios de la Unión Europea, por permitir que hasta la fecha al menos 57 buques de guerra rusos, incluyendo submarinos, hayan parado en el puerto español de Ceuta en la costa del Norte de África. Los buques de la Armada Rusa paran en Ceuta en escalas técnicas para llevar a cabo y solo de paso tareas de reaprovisionamiento logístico y descanso de sus tripulaciones en sus viajes al Mar Mediterráneo, desde sus bases en el Mar Báltico y el Mar de Barents en el Océano Ártico, como también en sus travesías de regreso y en sus viajes de comunicación con el Mar Negro. Incluso podrían parar barcos de guerra pertenecientes a la Flota del Pacífico rusa en tránsito a los Mares Báltico y de Barents. Ceuta y el Gobierno Español solo cumplen con el derecho internacional de permitirle a cualquier buque extranjero, que cumpla con las leyes españolas, el poder entrar a puerto español como descanso temporal y breve en su travesía.
Parece ser que tanto Pitts como los ingleses desconocen del derecho internacional y del Derecho del Mar con respecto al tratamiento de buques extranjeros, incluyendo los de guerra en tiempos de paz. Esto no ha de extrañar en el caso del representante de la cámara baja, siendo conocida la proverbial falta de conocimiento de muchos americanos, incluyendo al menos a parte de sus políticos del Congreso. España en cambio conoce sus obligaciones dentro del derecho internacional marítimo, como lo establece en sus “Normas para las escalas de buques de guerra extranjeros en puertos o fondeaderos españoles y su paso por el mar territorial español, en tiempo de paz”, normativa aprobada por la Orden 25/1985 del 23 de abril de aquel año. Estas normas, según su explicación jurídica, “están basadas en el Derecho Internacional Marítimo, los Convenios Internacionales ratificados por España y las tradicionales costumbres de cortesía arraigadas desde muy antiguo en nuestra práctica marítima, que siempre estuvo de acuerdo con los usos internacionales”. Y esto no es exageración, por la historia del Reino de Castilla y la Corona de Aragón como potencias marítimas durante la Edad Media, y después en la Edad Moderna por la condición de España como potencia naval tanto en los Océanos Atlántico, Pacífico e Índico como en los Mares del Norte, Mediterráneo y Caribe. De esto doy fe, como descendiente del Capitán-General español y vasco Don Tomás de Larraspuru.
Sigue el texto de las Normas: “1. Definiciones.—Para los efectos de estas normas y entenderá: … 1.2. Por escala, toda permanencia temporal de un buque de guerra extranjero, tanto en puerto como en paraje de aguas interiores o del mar territorial español, previamente solicitada y concedida, ya sea atracado, amarrado, fondeado, en dique o en varadero”.
Según las Normas: “2. Clasificación de las escalas.—Se clasificarán en: … Tipo B: Escala no oficial. Tiene este carácter la escala debida a una petición de un Gobierno extranjero de entrada en puerto o fondeadero de un buque o buques por motivos operativos, logísticos o descanso de su dotación.
“Se observarán las normas preceptivas sobre ceremonial marítimo en lo que respecta a intercambio de saludos y visitas protocolarias. No se redactará programa de actos, pero no se excluye que pueda celebrarse algún agasajo, actividades culturales o deportivas, en honor de la dotación por parte de las Autoridades locales o de la Armada, ofrecida con carácter privado o de camaradería”. Y mientras haya paz entre Rusia y España, ésta última no tiene por qué negarle la entrada a sus puertos a buques de guerra rusos que pasen por sus aguas territoriales en régimen de paso inocente. No es ello traición a la OTAN, al no haber una situación de guerra entre la Alianza Atlántica, de la cual es miembro España, y la Federación Rusa.
El derecho de paso inocente por aguas territoriales de un país, de buques civiles y de guerra de otros estados, se halla cubierto por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, en sus artículos 17, 18, 19 y 20. Según el Artículo 17: Derecho de paso inocente, de la Convención sobre el Derecho del Mar: “Con sujeción a esta Convención, los buques de todos los Estados, sean ribereños o sin litoral, gozan del derecho de paso inocente a través del mar territorial”.
Hay también una gran actividad de intercambio comercial entre Rusia y la Unión Europea, sobre todo en el ámbito energético, de la cual Alemania es la principal consumidora de gas natural ruso. Por ello es extraño que Pitts tilde de traición española a la Unión Europea, el que Ceuta reciba las tripulaciones de barcos de guerra rusos donde éstas puedan gastar su dinero, pudiendo la ciudad venderle a los rusos combustible, agua y víveres, beneficiándose de dichas ventas, a la vez que Alemania a la cabeza le paga millones de euros a Rusia por su gas y petróleo, dinero que Moscú puede utilizar para modernizar y fortalecer sus fuerzas armadas. Curioso.
Hace falta conocimiento de la historia y del derecho internacional para comprender la postura española, lo que no suelen tener muchos estadounidenses. Uno de los padres del derecho internacional, el fraile dominico español Francisco de Vitoria del siglo XVI, propuso el ius communicationis, en latín el derecho de comunicación, como un derecho natural de los hombres y las naciones a comunicarse y poder libremente tener contactos a través de las distancias geográficas. El derecho a la navegación y a las relaciones entre naciones por mar se deriva del principio del ius communicationis.
Los ingleses no tendrían que preocuparse que el submarino ruso de propulsión convencional Novorossíisk haya parado en el puerto de Ceuta, a 30 km de Gibraltar, de haber devuelto Gibraltar a España al menos ya desde el establecimiento de la democracia española, a partir de 1975. Originalmente cedido el Peñón de Gibraltar y su ciudadela en términos jurídicos sólo como base militar naval, por España a Inglaterra por el Tratado de Utrecht de 1713, que puso fin a la Guerra de Sucesión española, Gran Bretaña violó el tratado al unilateralmente cambiar en 1830 la condición de base naval británica que tenía Gibraltar a la condición de colonia británica, estableciendo ilegalmente su soberanía sobre territorio español.
Mas bien, quien ha traicionado a alguien es el ahora llamado Reino Unido, realmente Inglaterra bajo otro nombre, a su aliada España dentro de la OTAN, traicionando la mutua confianza y seguridad que debería haber entre Inglaterra y España, al Londres tratar a Madrid como una enemiga potencial, no confiándole la base de Gibraltar a la democrática España – socia también dentro de la Unión Europea de los ingleses – en la defensa de la OTAN. En contraste, el Reino Unido no ha tenido problema en cederle a EE.UU. el uso de las islas de Ascensión y Diego García por motivos de defensa.
Londres podría finalmente remediar una injusticia histórica como es el haber mutilado por agresión militar en 1704 la unidad nacional de un país actualmente amigo, socio, aliado y democrático como es España, pero el no hacerlo es traicionar su alianza, supuesta amistad y asociación dentro de la Unión Europea con Madrid. Inglaterra ha optado por preservar la única colonia que existe en Europa, Gibraltar, y la vigila militarmente para evitar que España intente recuperarla y así recuperar su unidad nacional. Son los ingleses los traidores de la confianza entre dos importantes aliados y socios comerciales europeos, no los españoles. Y la mala voluntad inglesa, que alude a derechos democráticos de autodeterminación para Gibraltar que no concedió en su momento a la mayor población de su antigua colonia de Hong Kong, se debe a los prejuicios históricos antiespañoles – y antihispánicos como en los casos de las Islas Malvinas (que afecta a la Argentina), Belice (que afecta a Guatemala) y elEsequibo (que afecta a Venezuela) – típicos de los anglosajones que aparentemente aquejan a una mayoría de la nación inglesa y de su élite gobernante.
Segunda descarga de artillería. Es EE.UU. el que traicionó a España al agredirla en la Guerra Hispano Americana de 1898, después que España le dio a los nacientes Estados Unidos durante su Guerra de Independencia su apoyo económico – su plata americana de México – su apoyo militar al abrirle otros frentes de guerra a los ingleses como en la Florida o en el Mediterráneo y su apoyo logístico en forma de armas, municiones y suministros, incluyendo apoyo logístico en puertos españoles a los buques de guerra americanos independentistas. Sin el apoyo español – como tampoco sin el apoyo francés – los Estados Unidos de América no habrían podido ganar su Guerra de Independencia contra Gran Bretaña y lograr así su estado de república soberana.
Inclusive, la plata del situado mexicano de Santo Domingo, el dinero que España enviaba de México a su colonia de Santo Domingo en La Española anualmente para mantener su administración allí, fue usado de manera improvisada e imprevista para pagarle a los suplidores franceses de provisiones y suministros de la colonia vecina francesa de Santo Domingo (actual Haití), para que así le vendiesen al Almirante Conde de Grasse francés lo necesario para que su flota pudiese zarpar del norte francés de La Española, para apoyar navalmente a las fuerzas bajo el mando del General Jorge Washington que asediaban por tierra al ejército británico bajo el General Cornwallis en el pueblo de Yorktown, Virginia. Al tener los suministros y provisiones para poder zarpar del Santo Domingo francés, la flota francesa bajo de Grasse pudo así imponer un bloqueo naval de Yorktown, donde se hallaba atrapado el ejército británico de Cornwallis, lo que provocó la rendición de las fuerzas británicas allí asediadas y atacadas por tierra, siendo dicha Batalla de Yorktown de 1781 la batalla decisiva que le dio la victoria a Estados Unidos en su Guerra de Independencia de la Gran Bretaña.
En resumidas cuentas, sin la plata española del situado mexicano, el Almirante de Grasse francés no habría tenido el dinero (Francia no se lo había suministrado) para pagarle a los comerciantes franceses del Santo Domingo francés lo que necesitaba para poder partir con su flota y así enfrentarse y rechazar en la Batalla de la Bahía de Chesapeake a la flota británica que venía a rescatar e intentar evacuar por mar al ejército británico asediado por Washington en Yorktown, decidiendo así la guerra y la independencia de EE.UU.
Y antes de aquella traición americana de 1898 hubo otra, cuando el general Andrew Jackson (el de los billetes de $20 dólares), criminal de guerra, asesino y genocida de indios americanos, invadió la Florida, posesión española, en 1816 y 1818, forzando por sus acciones de agresión militar la cesión del territorio al imperialista EE.UU., lo cual dejó expuestos a los indios seminolasde la Florida, protegidos hasta entonces por España, al genocidio y la limpieza étnica a manos de los americanos. Una traición americana a quien le ayudó a hacerse independiente de Gran Bretaña. Habría que enseñarle a Pitts el refrán español “es de bien nacidos ser agradecidos”.
Es más, tomando en cuenta que el apoyo de España fue clave para la independencia de EE.UU. de la Gran Bretaña, y que Washington y Madrid son aliados desde la segunda mitad del siglo pasado, es EE.UU. el que ha traicionado a España al no presionar al Reino Unido como parte del proceso de descolonización para que devuelva Gibraltar a los españoles, siendo el Peñón territorio histórica y geográficamente unido a España, siendo todos supuestamente aliados iguales dentro de la OTAN. Y por su anglofilia y parcialización a favor del Reino Unido, el Gobierno de EE.UU. tampoco ha presionado a Londres para que devuelva las Islas Malvinas a la Argentina, sino más bien la ha apoyado en ilegalmente retenerlas a costa de la justa soberanía argentina.
Pero quizás el interés de políticos americanos en atacar a España, por recibir a buques de guerra rusos que pasan por puertos españoles, se deba a sus aparentes ideas preconcebidas en contra de los mexicanos y de los hispanoamericanos, perseguidos bajo el pretexto de que son inmigrantes indocumentados. Hay que observar que Pitts es miembro de la nación o etnia estadounidense de los wasps (de White Anglo-Saxon Protestant o anglosajones blancos protestantes), dominante política y económicamente en EE.UU.
Aunque EE.UU. ha experimentado muchos cambios a favor de los derechos civiles de las minorías raciales, históricamente la nación wasp americana ha sido mayormente racista y xenófoba desde el nacimiento de EE.UU., ya desde que estos eran todavía 13 colonias británicas e inclusive desde sus primeros años como colonia inglesa. Los wasp estadounidenses han sido responsables del genocidio de los indios norteamericanos, de la segregación racial contra americanos de raza negra, contra indios americanos y contra mexicanos, chinos, japoneses y puertorriqueños, han sido responsables del genocidio contra los filipinos (que hablaban español y fueron hasta la Guerra Hispano Americana de 1898 súbditos de España) de comienzos del siglo XX, que habrá matado alrededor de 1 millón y medio de isleños de las Filipinas, si no más, por la orgía genocida racista wasp del Ejército de EE.UU., etc.
Resulta que Pitts como legislador ha votado a favor de la cerca con México para impedir el flujo de inmigrantes indocumentados que solo buscan trabajo y una mejor vida en EE.UU., pero cuyas leyes y prácticas de inmigración discriminan contra sus números de entrada al país anualmente. Pitts ha votado por una enmienda de ley para que no se empleen fondos federales para informar y alertar a las autoridades mexicanas dónde en la frontera del lado de EE.UU. operan voluntarios de la milicia de vigilancia fronteriza americana del Proyecto Minuteman, gente armada, racista y antimexicana, algunos de cuyos miembros han cometido crímenes. Pitts también votó a favor de un proyecto de ley que le exige a los hospitales a reunir información sobre posibles inmigrantes ilegales que han atendido para pasar sus datos personales a las autoridades. Dicho proyecto de ley permitiría a los hospitales rehusar dar atención médica a indocumentados si estos pueden ser transportados a sus países de origen sin que haya un “chance” considerable de que empeore su situación.
Pitts también ha apoyado legislación que obligue al gobierno a dar servicios solo en inglés, prohibiendo así que se den también en español como una ayuda a los que no han aprendido todavía a hablar inglés. Peor todavía, Pitts ha firmado un proyecto de ley que le negaría la ciudadanía americana a los bebés de madres indocumentadas nacidos en territorio estadounidense, un derecho sacrosanto de la XIV Enmienda de la Constitución de EE.UU. Pitts ha votado en contra de que se le concedan a inmigrantes indocumentados “beneficios educativos, bienestar social y servicios de cuidados de salud”. Esto a pesar que los inmigrantes indocumentados trabajan y pagan impuestos y al hacerlo sufren deducciones a favor de la Seguridad Social y delMedicare, pero por su condición de indocumentados no podrán beneficiarse de ese dinero que se les deduce. Y sabemos que la inmensa mayoría de los inmigrantes indocumentados son hispanoamericanos en general y mexicanos en particular, aquellos mexicanos que habitan el país que antes los españoles llamaban Nueva España y a quienes en la guerra de 1846-1848 los invasores americanos llamaban “castellanos” (“Castilians”) por su pasado colonial español.
Pitts también defiende la propuesta de hacer del inglés la lengua oficial de EE.UU., lo que niega el derecho histórico y el derecho humano a la lengua española, su lengua materna, a los puertorriqueños, los novomexicanos, los texanos mexicanos y a la población mexicana en general de los territorios que EE.UU. conquistó a México en el siglo XIX en guerras de expansión imperialista hacia el oeste. El español es también lengua de EE.UU. desde sus orígenes, empezando con su adquisición de laLuisiana española en 1803 y de su posesión de la Florida en 1821, pero esto no parece importarle al angloamericano Pitts. Con tal rechazo por lo hispánico no ha de sorprender que su campaña persecutoria contra los hispanoamericanos indocumentados y la lengua española en EE.UU. se extienda ahora contra España. Parece ser que los barcos rusos son solo una excusa para satisfacer ideas preconcebidas en contra de lo hispánico, de los hispanoamericanos y en contra de los españoles típicas de muchos anglosajones. ¿El 4 de julio de 1776? Es de bien nacidos ser agradecidos.
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