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Confirman el funcionamiento del mecanismo de Anticitera, la computadora milenaria
Usando un tomógrafo especial pudieron descifrar las instrucciones de lo que se considera es la primera computadora analógica, fabricada por los griegos hace más de 2000 años; la investigación llevó once años
El mecanismo de Anticitera está considerado como la primera computadora de la historia. Foto: AP
En rigor, era un planetario: permitía predecir eclipses con casi 2 décadas de anticipación. Foto: AP
El dispositivo era muy avanzado para la época: fue construido hace más de 2000 años. Foto: AP
Tras once años de investigación un grupo de científicos ha conseguido descifrar las inscripciones del famoso mecanismo de Anticitera, conocido como la primera computadora de la Historia, construido en el siglo I a.C. y utilizado con fines astronómicos y calendáricos.
La clave que ha permitido entender mejor los fragmentos de este aparato, hallado en 1900 en la isla griega de Symi, en el archipiélago del Dodecaneso, ha sido recurrir un tomógrafo especial, fabricado en el Reino Unido exclusivamente para esta investigación.
Con ayuda de este tomógrafo, los expertos pudieron leer los textos escritos con letras de tan solo dos milímetros de tamaño, incrustadas en las partes laterales del cajón de madera que constituye el mecanismo de Anticitera.
«Para la lectura de cada letra fueron necesarios veinte cortes tomográficos», explicó el especialista en paleografía Agamemnon Tselikasa durante la ceremonia de presentación el jueves por la noche.
Gracias a esta lectura el equipo de científicos de las universidades de Atenas, Salónica, Cardiff y Nueva York (entre los que está el argentino Christián Carman) han podido hacer una descripción completa del funcionamiento del mecanismo, entender su finalidad y ver cuáles son las partes que todavía no se han recuperado de este artilugio.
«La lectura nos permitió entender con certeza cuáles son las partes que nos faltan. Sabemos que el mecanismo incluía un planetario completo que aún no ha sido hallado», explicó a EFE Yanis Bitsakis, físico y especialista en Historia de las Ciencias. Según Bitsakis, ya no cabe duda de que el aparato había sido fabricado para explicar el universo, según el conocimiento astronómico de la época.
El funcionamiento
En la parte frontal del mecanismo -un cajón de madera de 33 centímetros de altura, 18 de anchura y 8 de profundidad- había dos círculos, uno para el zodíaco y otro para el calendario egipcio.
En la parte lateral había un botón que al girarlo ponía a funcionar una treintena de engranajes colocados sobre diez ejes, que accionaban a su vez las manecillas de los dos círculos. Mediante este mecanismo y a partir de las posiciones planetarias en un momento concreto se podían predecir eclipses solares y lunares con hasta 19 años de antelación.
El profesor de Física de Universo Xenofón Musás explicó que «un sistema de cuatro engranajes permitía que los cinco planetas girasen alrededor del sol que a su vez giraba alrededor de la Tierra».
Según Musás, en el mecanismo de Anticitera y en sus inscripciones está todo el conocimiento en materia de física, ingeniería, astronomía y matemáticas del siglo I a.C.
El constructor y el propietario del mecanismo no han sido identificados pero el aparato sí ha dado información sobre ellos.
«Para fabricarlo era necesario un muy buen conocimiento de ingeniería y de astronomía, inimaginable tratándose de un periodo situado 1700 años antes de la revolución científica de los siglos XVI y XVII», destacó el profesor emérito de Astrofísica de la universidad de Cardiff, Mike Edmunds.
Además, los nombres de los meses en la parte frontal están escritos en el dialecto de la ciudad de Corinto, lo que hace suponer que el fabricante o el propietario era originario de esta ciudad o de alguna de sus colonias situadas en las costas de Epiro, en el mar Jónico.
La posibilidad de alguna relación con Epiro se refuerza por la mención -además de los juegos Olímpicos, los Nemeos, los Ístmicos y los Píticos, donde participaban todas las ciudades del mundo heleno- de unos juegos locales, los del oráculo de Dodoni. La mención de otros juegos locales de la isla de Rodas permite suponer también alguna relación con ella.
Un secreto en el fondo del mar
El mecanismo fue hallado en 1900 por buzos colectores de esponjas originarios de la isla de Dodecaneso Symi. La primera operación de rescate fue organizada en 1901 y 1902 por Valerios Stais, que fue el primero en considerar que se trataba de un aparato astronómico. Hasta 1972 habían sido descifrados tan solo 923 caracteres de las inscripciones, mientras que el equipo actual consiguió leer 3400.
Bitsakis explicó que el éxito de este equipo se debe al hecho de que, por primera vez, unieron sus fuerzas filólogos, físicos, ingenieros, astrónomos e historiadores de ciencia y, sin duda, a la tecnología sofisticada utilizada por primera vez.
«Fue el primer objeto con engranajes descubierto de esa época. Hasta su hallazgo contábamos con descripciones de ese tipo de mecanismos en textos, pero nunca había sido hallado uno para estudiarlo», añadió Bitsakis.
Yanis Bitsakis, Alexander Jones y Mike Edmunds, junto a una réplica del mecanismo. Foto: AP
La réplica permite darse una idea del aspecto que tenía el mecanismo, encontrado en 1900 en el fondo del mar. Foto: AP
Para leer las instrucciones de uso, debieron usar un tomógrafo construido especialmente para analizar el dispositivo. Foto: AP
Agencia EFE