Rusia advierte una amenaza en los planes del Pentágono para operar un sistema antimisiles de defensa global en Europa. Como respuesta, Moscú podría abandonar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Para el presidente Putin, el territorio ruso ya está en la mira de los ataques estadunidenses
Jorge Petinaud Martínez/Prensa Latina
Moscú, Rusia. La advertencia del presidente Vladimir Putin tras la entrada en disposición combativa de un emplazamiento del sistema de defensa antimisiles (DAM) de Estados Unidos en Rumania, a 600 kilómetros de la flota rusa del Mar Negro en Crimea, fue tajante.
“Si ayer había partes del territorio de Rumania que no sabían lo que significa estar en la mira, hoy vamos a tener que realizar ciertas acciones que garanticen nuestra seguridad”, afirmó el jefe del Kremlin ante la prensa, tras sostener conversaciones en Grecia con el primer ministro, Alexis Tsipras.
Al subrayar que esa decisión es una acción defensiva, Putin explicó que los componentes del DAM en Rumania son lanzaderas y estaciones de radar en los que sólo hace falta cambiar el software para que se convierta en un arma contra Rusia.
“Hoy allí se están instalando misiles con un alcance de 500 kilómetros. Dentro de unos años serán misiles con un alcance de 1 mil kilómetros. Incluso sabemos la fecha en que serán puestos en servicio estos misiles”, precisó el estadista.
Putin insistió en que el sistema anticoheteril estadunidense del tipo Aegis Ashore, puesto en disposición combativa en la base rumana de Deveselu, es una amenaza directa para las fuerzas nucleares de Moscú, pese a que Occidente insiste en su carácter exclusivamente defensivo.
Añadió que los medios de ataque, con alcance de 2 mil 400 kilómetros, pueden ser colocados en estas rampas compactas ahora mismo, pues sin dificultad se puede reemplazar un cohete por otro sin que nadie se percate, ni siquiera los rumanos.
Veinticuatro horas después de la entrada en operaciones de la base de Deveselu, en la localidad polaca de Redzikowo, a unos 180 kilómetros del punto más occidental de Rusia, el enclave de Kaliningrado, fue colocada la primera piedra de otro emplazamiento bélico similar del bloque noratlántico.
Al respecto, anticipó Putin que Polonia podría correr la misma suerte de Rumania, aunque aclaró que Moscú aguardará para tomar una decisión hasta que vea los cohetes en el territorio vecino.
En alusión al pretexto esgrimido por Washington para justificar el despliegue de la DAM en Europa, Putin señaló que originalmente se hablaba del programa nuclear de Irán, preguntó dónde está ahora, y respondió: ya no existe.
La versión del Pentágono
Un comunicado del Departamento de Defensa de Estados Unidos, en tanto, reiteró que el objetivo de estas unidades de la DAM cercanas a los límites territoriales de Rusia no apuntan contra su sistema de disuasión nuclear, y sólo pretende hacer frente a la supuesta amenaza coheteril de Teherán.
Sin embargo, hasta el momento Washington no dio respuesta a la exigencia de Moscú de garantías jurídicas de cumplimiento obligatorio de que la DAM del Pentágono en Europa no apunta contra el Estado eurasiático.
La Unión Soviética y Estados Unidos firmaron en 1972 el Tratado de Limitación de Misiles Antibalísticos (ABM) para reducir el número de estos sistemas, con un plazo de vigencia ilimitada, pero que podía ser rescindido en cualquier momento por una de las partes. En 2001, Washington anunció que se retiraba de ese acuerdo, y 1 año después el compromiso quedó sin efecto.
A mediados de mayo de 2016, el vicecanciller ruso Serguei Ryabkov no descartó que Moscú abandone el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START-3), e indicó que esta revisión no constituye una novedad y se inserta en la posición del Kremlin acerca del tema.
No se trata de ninguna corrección en nuestra postura, es la misma que existió en el momento en que se firmó el tratado, dijo, al tiempo que expresó la esperanza de que el Pentágono cambie sus planes acerca de un sistema antimisiles de defensa global, que Moscú considera una amenaza.
Este 10 de junio, el Consejo de la Federación (Senado) debatió el cumplimiento de este acuerdo por el cual se comprometieron Rusia y Estados Unidos a reducir los armamentos estratégicos ofensivos.
Previamente, el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, advirtió ante la prensa que Rusia responderá adecuadamente a las acciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que supongan una amenaza directa o potencial para sus intereses.
Peskov respondió así al discurso en que el estadunidense Curtis Scaparotti, nuevo jefe supremo de las tropas de la OTAN en Europa, aseguró que continuará la política de contención contra Moscú, incluida la intensificación de maniobras militares cerca de sus fronteras.
Hemos dicho varias veces que Rusia no representa una amenaza para nadie y, al contrario, apuesta por la cooperación en pie de igualdad y el respeto de los intereses nacionales, afirmó el asesor de prensa del presidente Vladimir Putin.
Al asumir el mando a inicios de mayo, el general estadunidense calificó a Rusia de “gran amenaza” para el bloque castrense e instó a los Estados miembros a mantener el nivel de preparación para hacer frente a este enemigo.
Scaparotti equiparó los intentos del Estado eurasiático de “mostrarse como una potencia mundial” con lo que consideró otros desafíos, como “la ola de refugiados y el terrorismo”.
Al referirse a este asunto, el primer vicepresidente del Comité de Defensa y Seguridad del Senado ruso, Frants Klinsévich, declaró que Moscú emprenderá pasos encaminados al fortalecimiento de sus posiciones en el territorio occidental de la Federación.
Subrayó que el discurso del general estadunidense confirma “nuestra opinión de que la estrategia de la OTAN en el continente europeo, organizada desde el otro lado del océano, no cambiará en un futuro cercano”.
Añadió al respecto que por ese motivo Rusia dará los pasos necesarios para fortalecer sus posiciones occidentales.
El senador resaltó que el discurso de Scaparotti careció totalmente de corrección política y en su contenido no se observó “ni la menor insinuación respecto a la cooperación”.
Deploró Klinsévich que “en esencia dijeron abiertamente que la interacción con Rusia en Siria es una cosa y los temas europeos, otra bien distinta”.
Divisiones en el flanco Suroccidental
El ministro de Defensa, Serguei Shoigú, en tanto, aseguró que Rusia creará tres nuevas divisiones en los Distritos Militares Oeste y Sur para neutralizar el desequilibrio provocado por el incremento de fuerzas de la OTAN cerca de sus fronteras.
Afirmó el general de Ejército que su cartera toma medidas para contrarrestar el aumento de los efectivos con blindados, aviación, unidades navales y artillería pesada del bloque noratlántico en los límites fronterizos del Estado eurasiático.
Confirmó que antes del 31 de diciembre quedarán conformadas dos nuevas divisiones en el Distrito Militar Oeste y una en el Sur, para lo cual se acondicionan las bases de emplazamiento de estas unidades.
He dado instrucciones de utilizar en la edificación de estos objetivos las más avanzadas soluciones constructivas, informó en una reunión con militares en la cual explicó que se trata de módulos de bloque.
La tecnología de producción en serie y suministro de módulos permite erigir construcciones en un máximo de 3 o 4 semanas, y en caso necesario pueden ser desmontadas operativamente y ubicadas en otro lugar, explicó el titular.
Agregó la fuente que de manera simultánea a las tareas constructivas se organiza todo el sistema de abastecimiento, incluidas las calderas de calefacción.
Advertencia hacia el Norte
El canciller Serguei Lavrov, por su parte, advirtió que si Suecia decide integrar la OTAN, Rusia se verá en la obligación de dar una respuesta técnica-militar ante este cambio geopolítico.
Moscú considera a Estocolmo un país neutral, indicó el jefe de la diplomacia del Kremlin, pero significó que una cosa muy diferente es la incorporación de este vecino norteño al bloque militar occidental.
En una entrevista al diario Dagens Nyheter, reseñada por la televisora satelital RT, el ministro subrayó que Rusia no consideraría a Suecia como enemigo en caso de que se concrete su posible presencia en la OTAN.
Sin embargo, aclaró, el Kremlin se vería obligado a reaccionar ante este nuevo cambio estratégico cerca de sus fronteras septentrionales.
Resaltó Lavrov que la OTAN proclama que su misión es la contención de Rusia, país al que percibe como su principal amenaza, punto de vista que esclarece por qué tomar medidas de seguridad adecuadas para el Estado eurasiático.
En relación con Suecia, comentó el canciller, Moscú reafirma el derecho de cada Estado a decidir qué tipo de seguridad elige en función de sus intereses nacionales.
Agregó el titular de la diplomacia de Rusia que tal vez lo correcto sería pedir la opinión del pueblo sueco sobre si desea ver a su país dentro de la OTAN.
Recordó el caso reciente de Montenegro, cuyo gobierno ignoró a la población tras ser invitado a ingresar en la alianza noratlántica, y preguntó qué puede añadir este país a la OTAN en término de seguridad.
Al responder su pregunta, subrayó que en realidad se trata de ocupar tanto espacio geopolítico como sea posible, y sitiar a países que no están de acuerdo con la OTAN como Rusia y Serbia.
El director de la revista Defensa Nacional, Ígor Korotchenko, explicó en declaraciones a RIA Novosti que la principal amenaza para Rusia desde Suecia podría provenir de objetivos de infraestructura militar. Enumeró entre ellos aeródromos, bases navales y centros de escucha radioelectrónica que podrían estar vinculados a las tropas de la OTAN en Europa para posibles acciones agresivas contra Rusia.
Agregó que en tal caso, sería pertinente fortalecer las agrupaciones de tropas de Rusia en el noroeste, además de renovar la composición castrense de la Flota del Báltico mediante la inclusión de nuevos buques y submarinos artillados con misiles crucero del tipo Kalibr, cuyo alcance es de hasta dos mil kilómetros.
Según el experto, las Fuerzas Armadas rusas podrían crear y desplegar en el Distrito Militar Occidental otra brigada coheteril, dotada con los complejos tácticos operativos Iskánder-M, y emplazar en el enclave de Kaliningrado sistemas costeros antibuques del tipo Bastión.
La realización creciente de maniobras militares de Estados Unidos y la OTAN en repúblicas exsoviéticas y otros territorios fronterizos con Rusia provocan incidentes tan peligrosos como en los peores momentos de la denominada Guerra Fría.
A finales de abril, el general mayor Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio ruso de Defensa, afirmó que todos los vuelos de las naves de combate de su país son transparentes y corresponden a las reglas internacionales de tráfico aéreo.
De esa forma respondió a un comunicado del Pentágono acerca de supuestas maniobras “peligrosas y poco profesionales” de un avión de combate Su-27 en la intercepción de una nave estadunidense RC-135 sobre el mar Báltico, zona de histórica influencia rusa en las fronteras de la Federación.
Según informativos de la televisión, la contraparte norteamericana no explicó qué tipo de proximidad de los vuelos considera precisamente peligrosa y no profesional.
Ya nos acostumbramos a las ofensas de los representantes del Pentágono respecto a presuntas maniobras nuestras en la intercepción de aviones estadunidenses de reconocimiento cerca de las fronteras rusas, subrayó el general mayor.
Llamó la atención Konashenkov de que la nave RC-135U intenta todo el tiempo aproximarse a las fronteras de Rusia con el transpondedor apagado (dispositivo de telecomunicaciones) para no ser detectada.
Es la causa, expuso el vocero, por lo que las agrupaciones de vigilancia antiaérea elevan al aire el caza a fin de identificar visualmente el tipo de avión y su número.
Alertó el oficial a renglón seguido que la Fuerza Aérea de Estados Unidos, si quiere evitar esos incidentes, no debe volar cerca de las fronteras rusas en primer término, o conectar el transpondedor para la identificación automática por nuestros medios de control radioelectrónico.
La fuente agregó que una nave de reconocimiento Boeing OC-135B aterrizó ese mismo día en Ulan-Udé, Buriatia, como parte del programa internacional de Cielo Abierto y no fue elevado al aire ningún caza interceptor.
Un incidente similar al del Su-27 ocurrió pocas semanas antes, cuando el destructor Donald Cook, de la Armada de Estados Unidos, penetró en el mar Báltico, zona de responsabilidad de Rusia en el flanco norte de sus fronteras, donde el Pentágono refuerza su presencia militar.
En el espacio postsoviético
La realización de maniobras por parte de miles de efectivos dotados de blindados, artillería, medios aéreos y navales estratégicos en territorios que fueron parte de la Unión Soviética como las repúblicas del Báltico, Ucrania, Georgia y Moldova también preocupan y hasta generan protestas.
El director del Instituto de Estudios Diplomáticos, Políticos y de Seguridad de Moldova, Valeriu Ostalep, denunció que Estados Unidos y la OTAN utilizan como pretexto la protección de la paz para expandirse en Europa del Este.
Disimulan el incremento de su presencia con el pretexto de defender la paz, denunció el exviceministro de Asuntos Exteriores moldovo en declaraciones a RIA Novosti.
Ostalep restó credibilidad a las declaraciones de representantes gubernamentales polacos y rumanos sobre el carácter puramente defensivo del sistema antimisiles del Pentágono y la OTAN en su territorio con el argumento de que este asunto sale del control del Bucarest y Varsovia.
Por su parte, el diputado socialista del Parlamento moldovo Vladimir Turcan explicó a RIA Novosti que la DAM de Estados Unidos es un sistema de rastreo, reconocimiento electrónico y control.
El legislador subrayó que el incremento de medios de guerra de la OTAN en el este de Europa preocupa a Moldova, nación opuesta rotundamente a la militarización, partidaria de respetar y fortalecer su estatus de país no alineado.
La agrupación opositora Nuestro Partido, por su parte, advirtió en un comunicado que la permanencia en ese territorio de militares norteamericanos y blindados de la OTAN podrían interrumpir las negociaciones para un arreglo en la rebelde Transdniéster.
El texto del partido que encabeza el alcalde de Balti, Renato Ucaty, indicó que la entrada de unidades listas para el combate y totalmente equipadas va mucho más allá de las disposiciones del acuerdo de asociación con las estructuras de la OTAN, que han sido suscritas por Moldova.
Citado por Ukrinform, el documento expresó que “esta acción provocadora conduce a una escalada de tensión en la región de Transdniéster, poniendo el proceso de negociación en peligro y las perspectivas de una solución pacífica del conflicto de esta región”. Deploraron los integrantes de Nuestro Partido la entrada en Moldova de una columna de blindados del Segundo Regimiento de Caballería de Estados Unidos emplazado en Europa, y señalaron que es una violación sin precedentes y desafiante de la condición de neutralidad de Moldova, establecida por la Constitución y reconocida por la comunidad internacional.
En contra de las operaciones militares conjuntas con Estados Unidos se manifestó también el opositor Partido Socialista, cuyos integrantes trataron de bloquear el movimiento por el territorio de Moldova de los carros de combate norteamericanos.
Para intervenir en esos ejercicios, el Pentágono envió a Moldova unos 200 soldados y alrededor de 60 medios de combate del Segundo Regimiento de Caballería, mientras que el país sede aportó 165 oficiales y soldados, y alrededor de 40 vehículos.
Iniciadas el 3 de mayo, las maniobras moldovo-estadunidenses Dragón Pioneer-2016 transcurrieron hasta el 20 de mayo en el polígono de Balti, en el pueblo de Negresti, distrito de Straseni.
Moldova coopera con la OTAN como parte del programa denominado Asociación para la paz desde 1994.
Rusia tiene razón
Al analizar las actuales contradicciones entre Rusia y Estados Unidos en un artículo publicado en el diario Los Ángeles Times, el experto norteamericano en seguridad internacional Joshua Itzkowitz Shifrinson considera que Washington incumplió su promesa sobre la expansión de la OTAN a Europa del Este.
Estados Unidos faltó a su promesa de que la OTAN no se expandiría hacia Europa Oriental, acordada durante las negociaciones de 1990 entre Occidente y la Unión Soviética acerca de la unificación de Alemania, explicó el autor.
Desde este punto de vista, precisa Shifrinson, Rusia se ve forzada a impedir la marcha de la OTAN hacia el este como una cuestión de autodefensa.
El investigador informa que existen cientos de memorandos, protocolos y transcripciones de archivos estadunidenses que confirman la existencia de ese compromiso, pese a que Occidente ahora niega que existiera ningún compromiso de ese tipo.
Según esas transcripciones, escribe el analista, en las reuniones de Moscú del 9 de febrero de 1990, el entonces secretario de Estado, James Baker, prometió que a cambio de la cooperación en Alemania, Estados Unidos podría dar “garantías férreas” de que la OTAN no se expandiría “ni una pulgada hacia el Este”.
En respuesta, agrega, en menos de una semana el presidente soviético Mijail Gorbachov aceptó iniciar las conversaciones para la reunificación germana.
Shifrinson añade que aunque no hubo un acuerdo formal, sí se estableció tácitamente el compromiso de que Gorbachov apoyara la alianza de Washington y Berlín, mientras la Casa Blanca limitaba el avance al este del bloque militar occidental.
Las autoridades estadunidenses, sin embargo, pronto comprendieron que descartar el corrimiento hacia el este de la OTAN iba contra sus intereses, escribe el experto.
Como resultado, agrega, para octubre de 1990 Washington ya estaba considerando cuándo “dar la señal” a los antiguos países socialistas europeos sobre la disposición del bloque político-militar occidental para considerar su futura adhesión.
“No es nada sorprendente que Rusia se indignara cuando a Polonia, Hungría, República Checa, los países bálticos y a otros los empezaran a invitar a la OTAN desde mediados de la décda de 1990”, opina el analista.
Sobre la base de estos hechos, Shifrinson considera en su artículo que la insatisfacción de Moscú por lo que considera una amenaza para su seguridad tiene fundamento, y que la política de Washington contribuyó al incremento de las tensiones en el denominado viejo continente.
Jorge Petinaud Martínez/Prensa Latina