El desempleo, la pobreza y las desigualdades sociales en la Unión Europea (UE) podrían profundizar las diferencias entre sus miembros y afectar el proyecto de integración del bloque, advierte un estudio de la OIT.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala en su investigación que los resultados socioeconómicos de la agrupación son divergentes, y en algunos casos coinciden con el deterioro de sus indicadores.
Los datos relativos al desarrollo social y al empleo muestran que la crisis financiera y económica del capitalismo incrementó la brecha entre ricos y pobres y deterioró las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras.
En 2014, 122 millones de personas —el equivalente a toda la población de Alemania y España— estaban en riesgo de pobreza o exclusión social en Europa. En otras palabras: uno de cada cuatro europeos lo pasa realmente mal.
Las cicatrices de las recetas capitalistas son especialmente visibles en la ribera del Mediterráneo: los mayores incrementos de los niveles de población con riesgo de pobreza corresponden a Grecia (que ha pasado del 28% al 36% desde 2008) y España (del 24,5% al 29,2%), seguidas de Chipre, Malta, Hungría e Italia.
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