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Todos hemos nacido y todos moriremos. Todos menos la Turritopsis nutricula, un hidrozoo con un ciclo de vida en el que vuelve a ser pólipo después de llegar a su maduración sexual. Es el único caso conocido de un metazoo que es capaz de volver a un estado de inmadurez sexual, colonial, después de haber alcanzado la madurez sexual como etapa solitaria.
Turritopsis nutricula tiene un diámetro de 4-5 mm. Su figura es alta y acampanada con paredes finas y uniformes. Llega a ser madura sexualmente después de pocas semanas de vida. Generalmente las medusas mueren después de propagarse; sin embargo, la Turritopsis nutricula ha desarrollado la capacidad de volver a un estado de pólipo. Vuelve a “nacer”.
Esto se realiza mediante un cambio de células en su zona externa (Exumbrella). La capacidad de invertir el ciclo de vida es probablemente única en el reino animal, y permite a esta medusa evitar su muerte, es biológicamente “inmortal”.
La Turritopsis nutricula se encuentra en todos los océanos del mundo en aguas templadas o tropicales, desde Panamá hasta Japón, pero también se ha encontrado en el Mar Mediterráneo en las costas de Italia y España. Esta importante colonización se cree que es debida a la dispersión de las mismas por los barcos que navegan por diferentes mares y descargan los tanques de lastre en diferentes zonas.
En pruebas de laboratorio, el cien por cien de los ejemplares de T. nutricula analizados han madurado y vuelto a la juventud decenas de veces, sin perder en esos cambios ni una sola de sus características o capacidades. Los investigadores tuvieron que llegar a la conclusión de que la “muerte” no sucede en esta especie.
Lo dicho son las medusas y no la especie humana, las que dominan el mundo. Las apariencias engañan casi siempre.