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Cuando Jen Betz veía a su vecino Lee Kaplan, de 51 años, acompañado por una jovencita se sentía incómoda.
«Era demasiado joven para ser su esposa, (él) demasiado mayor para tomarla de la mano», declaró a la prensa local en Pennsylvania, Estados Unidos.
A menudo veía al hombre, con su distintiva barba canosa, copiosa y desaliñada, caminando por la calle con varias niñas, tomado de la mano con una de ellas.
Betz fue una de las personas que alertó a las autoridades.
Cuando la policía allanó el pasado juevesla casa del hombre en el pueblo de Feasterville, de apenas 3.000 habitantes, halló12 niñas de entre seis meses y 18 años.
«Todas estaban corriendo. Algunas se escondieron. Se comportaban bien, pero estaban temerosas», dijo el teniente John Krimmel.
La mayor, quien no ha sido identificada, le dijo a la policía que las nueve niñas restantes eran hijas suyas con Kaplan, pero no pudo suministrar sus documentos que lo demostraran.
Luego dijo que tenía un hijo de tres años y otro de seis meses con Kaplan.
Pero esto no fue lo más desconcertante. A más de 100 kilómetros de distancia de la casa, las autoridades detuvieron a Daniel y Savilla Stoltzfus, padres de la joven de 18 años.
Un regalo a cambio de ayuda económica
Supuestamente la pareja se la había entregado a Kaplan cuando la niña tenía 14 años en pago por haberles ayudado a salir de la quiebra económica.
Además dicen ser los padres de 10 de las niñas halladas en la casa y abuelos de los otros dos menores.
Los Stoltzfus pertenecían a los Amish, pero renunciaron a su fe y en 2009 demandaron a la iglesia a la que pertenecían, según el diario The Philadelphia Inquirer.
Los Amish son un grupo cristiano que se originó en Suiza en el siglo XVII y que luego comenzaron a emigrar a América del Norte. Tienen gran presencia en el estado de Pensilvania, donde se asentaron los primeros grupos que llegaron en el siglo XVIII.
Este grupo religioso aboga por valores como la humildad, la familia, la comunidad y la separación del resto del mundo. Su vida cotidiana se rige por un código de conducta no escrito, muestran un apego por la tradición y por su interpretación de la Biblia y un rechazo a adaptarse al mundo moderno.
Se caracterizan por usar una vestimenta sencilla, confeccionada por ellos mismos y un estilo de vida particular. Los hombres usan sombreros negros y se dejan crecer la barba después de casarse, pero tienen prohibido dejarse el bigote. La mujeres usan vestidos largos, nunca se cortan el cabello y tienen prohibido usar joyas y bisutería.
Los más tradicionales rechazan el uso de la electricidad, de teléfonos en sus casas y se trasladan en bicicletas o en carretas tiradas por caballos, en lugar de automóviles
En el sótano de la casa de Kaplan hallaron materiales de estudio, que sugieren que las niñas recibían educación en la casa.
Además, encontraron instrumentos musicales, incluyendo violines y clarinetes.
Al parecer, el hombre se dedicaba a vender modelos de trenes a través el sitio eBay y además tiene registrada una corporación, aunque se desconoce con exactitud a qué se dedicaba.
Kaplan enfrenta cargos por asalto sexual, corrupción de menores, asalto indecente agravado, asalto indecente y contacto ilegal con un menor de edad, de acuerdo con una denuncia penal presentada la policía en el condado de Bucks.
Por su parte, los Stoltzfus están acusados de poner en peligro el bienestar de los niños y también se enfrenta a cargos de conspiración criminal y asalto sexual legal.
A los tres adultos se les fijó una fianza de un US$1 millón, de acuerdo con expedientes judiciales.
Las autoridades investigan la identidad de las niñas, que están al cuidado de la agencia estatal de servicios sociales.
Y quedan muchas interrogantes.
«No sabemos lo que tenemos», todavía, dijo el fiscal, David Heckler.
El director de Seguridad Pública de la Policía de Lower Southampton, Robert Hoopes, dijo a BBC Mundo que las niñas se encuentran resguardadas en un lugar seguro con protección policial.
Hoopes indicó que funcionarios policiales se encontraban interrogando este lunes a las menores para intentar aclarar cuál era su situación y saber si habían sido víctimas de abusos.
Denuncias sin resultados
Después de la intervención policial, varios vecinos de Kaplan han dicho a la prensa local que ellos habían denunciado en ocasiones anteriores ante la policía y los servicios sociales el extraño comportamiento de Kaplan con las niñas.
Robert Hoopes dijo que las denuncias recibidas en ocasiones anteriores eran muy vagas.
«Los vecinos que llamaron hace dos años, no sé qué tipo de llamada hicieron. ¿Dijeron que había personas Amish allí? Ese es el tipo de llamadas que recibimos.No eran llamadas sobre casos de abusos infantiles. Si hubiera sido así, habríamos respondido inmediatamente», dijo.
«Tú puedes llamar diciendo que te preocupa algo en la casa de tu vecino y la policía viene y toca el timbre, pero si el dueño no les abre la puerta no podemos entrar en la vivienda. Esta vez fue distinto porque dijeron que una muchacha de 14 años había tenido dos niños, así que había un caso probable de abusos», explicó.
La policía intentaba determinar si las demás niñas habían sido víctimas de abuso sexual.
También buscaron indicios de la existencia de fetos enterrados en el patio de la casa, para lo cual el sábado usaron perros entrenados en estas tareas. «No hallaron nada. Hasta donde sabemos, eso no ocurrió», dijo Hoopes.
Lavado de cerebro
En declaraciones al diario The Philadelphia Inquirer, John Stolzfus, de 19 años y hermano de las niñas, dijo que él sabía que ellas vivían con Kaplan y que la mayor de ellas había tenido hijos con Kaplan.
Indicó que había visto a sus hermanas hace poco y que las había encontrado bien.
Sobre Kaplan, lo describió como «un buen hombre» y dijo que sus hermanas «podían aprender de él», en especial dado que su familia proviene de un «contexto Amish, por lo que hay mucho que aprender».
Según dijo a la prensa local David Heckler, fiscal del Condado de Bucks, la familia Stolzfus «cree que Kaplan es un hombre maravilloso».
Agregó que incluso algunas de las niñas dijeron cosas buenas acerca de él, por lo que cree que Kaplan les ha «lavado el cerebro».