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La sonda espacial Juno, construida como un tanque blindado, intentará a partir del lunes orbitar durante un año terrestre el planeta más grande del sistema solar: Júpiter.
Para ello, los expertos de la NASA frenarán los motores de Juno hacia abajo, de manera que pueda ser aspirado en la órbita del planeta.
El más mínimo error podría poner fin a la misión de US$1.100 millones que fue lanzada al espacio el 5 de agosto de 2011.
Entender cómo se formó Júpiter es esencial para saber cómo se formó nuestro sistema solar, la Tierra y los cimientos de la vida como la conocemos.
De tener éxito la misión, Juno será la nave que más cerca haya estado del planeta gigante.
Como somos optimistas, aquí te ofrecemos cinco cosas que te podrán fascinar de esta misión.
Un salto a lo desconocido
Esta implacable bola de gas ha sido descrita por expertos de la NASA como «un monstruo que gira a tal velocidad que hace que su gravedad lance rocas gigantes, cometas, rayos cósmicos… hacia afuera».
En otras palabras, «cualquier cosa que se le acerque, puede convertirse en su arma», advirtió Scott Bolton, investigador principal de la misión Juno.
Esta es la razón por la que, según comentarios de astrónomos recogidos en el sitio de la NASA, lo que más temen los especialistas sobre esta misión es lo desconocido.
Pero ello no significa que no se deba al menos intentar acercarse a Júpiter.
Este planeta guarda los secretos de cómo se forman los elementos agua, helio, metano e hidrógeno.
La estrategia de esta misión es acercarse, tomar los datos y salir.
En busca de «problemas»
Para recoger la información que buscan los científicos, Juno tiene que acercarse a una atmósfera llena de obstáculos.
Mucho más abajo de las nubes jovianas hay una capa de hidrógeno con tal presión que actúa como un conductor eléctrico.
Científicos piensan que la combinación de este hidrógeno metálico con la rápida rotación de Júpiter -un día dura 10 horas- genera un poderoso campo magnético que rodea el planeta de electrones, protones e iones que viajan casi a la velocidad de la luz.
«Estamos buscando problemas», señaló Scott Bolton, investigador principal de Juno del Instituto de Investigación del Suroeste en San Antonio, Texas, Estados Unidos. «se trata de adentrarse al tipo de vecindario donde puedes encontrar problemas con bastante rapidez».
El final de nave que entre a este campo de partículas de alta energía en forma de donut sería un encuentro con el ambiente más radioactivo de todo el sistema solar.
100 millones de radiografías de dientes
Durante el tiempo que dure la misión, Juno será expuesto al equivalente de más de 100 millones de radiografías de dientes.
«Pero estamos listos», aseguró Rick Nybakken, jefe del proyecto de Juno del Laboratorio de Propulsión Jet de la Nasa, en Pasadena, California. «Diseñamos una órbita alrededor de Júpiter que minimiza su exposición al entorno de radiación tan fuerte».
En vez de volar alrededor del ecuador, Juno será la primera sonda que orbitará de polo a polo.
Las veces que estará más cerca del planeta será cuando pase por los polos, una oportunidad para observar las intensas auroras de este planeta y tomar mediciones de las partículas cargadas asociadas con este fenómeno.
34 cuatro vueltas para cubrirlo entero
La otra novedad sobre el tipo de órbita que hará Juno es que será en óvalo.
Esto, además de acercarlo en los polos, permitirá acercar la sonda lo más posible a Júpiter y al mismo tiempo alejarla tanto como hasta la luna Callisto.
En total, se espera que la nave haga 34 vueltas que cubrirá todo el globo en más o menos un año terrestre.
Cada vuelo cercano al planeta durará el equivalente a un día en la Tierra, para luego alejarse de Júpiter y su radiación.
Sin embargo, la nave pasará lo suficientemente cerca del planeta como para sentir toda la fuerza de su campo magnético, que se estima es de 10 a 12 Gauss, comparado con la Tierra que es de 0,5 Gauss.
Encuentro cercano con una magnetósfera masiva
Júpiter es conocido por su magnetósfera masiva, que no es otra cosa que el resultado de la colisión entre el campo magnético del planeta y los vientos supersónicos solares.
Al estudiar la magnetósfera, los astrónomos podrán entender mejor cómo se genera el campo magnético de Júpiter.
También esperan determinar si el planeta tiene un núcleo sólido, lo que nos dirá cómo se formó este gigante.
Para ello, Juno está equipado de dos magnetómetros, que ayudarán a los expertos a mapear su campo magnético con mucha precisión.
«La mejor forma de pensar en un magnetómetro es en un compás», explicó Jack Connerney, segundo investigador y jefe del equipo de magnetómetros del equipo de la NASA.
«Los compases graban la dirección de un campo magnético, pero los magnetómetros tienen la capacidad de llevar un registro tanto de la dirección como de la magnitud del campo magnético».
Uno de los misterios que el equipo espera resolver es cómo se generó el campo magnético de Júpiter.
Los expertos esperan encontrar similitudes con el de la Tierra.
Pero para esto, tendremos que ver primero se Juno sobrevive al gigante del sistema solar.