Es increíble cómo el gobierno mexicano con sus repetidas declaraciones o con la adopción de ciertas medidas insiste en engañar al pueblo mexicano. Pero lo más increíble es que la población parece adormilada o simplemente ya no le cree nada al gobierno y le da lo mismo lo que se diga en la administración de Peña Nieto.
Después de la decisión del pueblo inglés de abandonar la Unión Europea, ni tardo ni perezoso (no habían pasado ni 24 horas) el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, anunció un recorte al gasto público de un poco más de 30 mil millones de pesos, para atenuar los efectos del Brexit.
Sin embargo, por la premura mostrada, todo parece indicar que esta decisión ya estaba tomada y el Brexit les vino a facilitar las cosas para que la sociedad no se diera cuenta de la incapacidad que muestra el gobierno en la aplicación de la política fiscal (incluye ingresos y gasto público). La captación de ingresos no ha sido la esperada por el gobierno, pero echarle la culpa al petróleo y al tipo de cambio ya eran pretextos agotados. Veamos:
- El tipo de cambio que se encuentra elevado y que llegó a niveles cercanos a los 20 pesos por dólar antes del Brexit no era un indicador de los efectos de la decisión inglesa. Eso ya estaba distorsionado y el gobierno no ha sido capaz de controlarlo. Por el contrario, sus famosas subastas e inyección de recursos en el mercado de divisas sólo sirvieron para fomentar la especulación.
- Se supone que con un tipo de cambio elevado se benefician las exportaciones y se deberían contraer las importaciones. Pues no, ha resultado todo lo contrario y los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) así lo demuestran. La balanza comercial sigue deficitaria.
- Las relaciones comerciales entre el Reino Unido y México son marginales. Sólo significan el 1 por ciento del comercio internacional de México. Por lo tanto, el impacto del Brexit no debería ser severo.
- No mantenemos paridad cambiaria con la libra esterlina sino con el dólar, por lo que se supone que nuestra moneda no debería haber tenido algún impacto en contra sino favorable contra la moneda inglesa.
- Los mexicanos no emigran, en busca de trabajo, al Reino Unido, por lo que tampoco representa un problema para el país.
- Los efectos económicos de cualquier medida internacional o nacional no se sienten en forma inmediata y menos en 24 horas; y eso lo vimos con el tipo de cambio que sus efectos apenas se presentan. Es más, el gobierno se ha cansado de declarar que aún no produce efectos inflacionarios.
- Según cifras de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por su sigla en inglés), en 2015 México retrocedió del lugar 13 al 15 en la captación de inversión extranjera directa (IED). Esto pese a que Peña Nieto se dedica a ofrecer el país a los inversionistas extranjeros. Como no hay capacidad de generar ingresos se apuesta a que las transnacionales se decidan a aceptar todos los estímulos económicos que les ofrece el gobierno mexicano y ni así hay una buena respuesta internacional.
- Por más publicidad que el gobierno hace para que los mexicanos informales se atrevan a ser formales, no ha habido respuesta para que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) obtenga más recursos.
- El empleo que se ha generado, y que frecuentemente el gobierno declara como una conquista, adolece de calidad en los salarios que se ofrecen. Ha aumentado el número de trabajadores que encuentran empleo (según el Instituto Mexicano del Seguro Social), pero con el salario mínimo, lo cual no representa ninguna solución.
- El mercado financiero más afectado fue el de capitales, pero el impacto negativo fueron 2 días y el martes volvieron a obtener ganancias. En la Bolsa Mexicana de Valores no hubo pánico bursátil, lo cual quiere decir que fue un impacto normal de los mercados financieros y que no hubo una catástrofe financiera internacional como la presentada en 2009.
Puedo concluir que si existe algún impacto del Brexit no será de una mayor dimensión y no será en este año, sino que se sentirá con el tiempo.
Por ello, Videgaray fue el más feliz de la tierra porque pudo decir: “Bendito Brexit”, y tomarlo como pretexto para aplicar un anunciado recorte al gasto público. Un pretexto que trata de encubrir la incapacidad del gobierno de Peña Nieto para captar ingresos públicos.
Lo que me preocupa es si Videgaray piensa que los mexicanos somos ignorantes o qué. Estaría bien que repasara sus libros de economía para recordar cómo son los efectos de la política económica.
Oscar Enrique Díaz Santos*
*Doctor en Economía por la UNAM y especialista en gasto público y presupuesto