El paraíso de sol, playa y relajación que normalmente disfrutan los habitantes y turistas en la costa este de Florida (EE.UU.) ha sido invadido este verano por una masa verde viscosa y de muy mal olor.
La proliferación de algas tóxicas, que por su aspecto han sido bautizadas como «guacamole», está golpeando la economía local.
El gobernador Rick Scott declaró el estado de emergencia para cuatro condados(Martin, St. Lucie, Lee y Palm Beach), que dependen fuertemente del turismo.
Estas algas, además, tienen el potencial de destruir los ecosistemas de la región, como explica el investigador Henry Briceño, de la Universidad Internacional de Florida.
«Es un espectáculo dantesco. Las aguas en los canales y ríos tienen una alfombra verde sobre la cual hay una baba grisácea, húmeda, y huele a amoniaco«, le describe Briceño a BBC Mundo.
Las algas «guacamole» afectan al estuario del río St. Lucie -donde hay hoteles, residencias privadas y clubes de yates-, a la laguna Indian River -que abarca las localidades de Stuart, Port St. Lucie y Fort Pierce-, y a parte de las famosas playas de Palm Beach.
Se acaba de iniciar un análisis de los daños a la economía de los cuatro condados, obligados a cerrar playas y que han visto como la afluencia de turistas bajaba en los últimos días.
«Esto ha devastado nuestra economía local y nuestro modo de vida. Nuestros ciudadanos están demandando acción rápida», dijo la comisionada Sarah Heard, del condado de Martin.
¿Cómo se llegó a este feo y apestoso panorama?
El festín de las algas
La cianobacteria es el microorganismo de aspecto verde-azulado y viscoso que se ha multiplicado en las zonas acuíferas de estos cuatro condados, en agua dulce y en menor medida en la salada.
En cualquier cuerpo de agua del mundo existen algas, pero en este caso ha sido tanta su reproducción que ha generado la crisis actual.
Ello se debe a que una represa del lago Okeechobee, al oeste de West Palm Beach, estaba liberando hasta el 1º de julio unos 85 metros cúbicos de agua por segundo, informó el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU.
«Esas aguas tienen altos contenidos de nutrientes, especialmente fósforo y nitrógeno, y eso es lo que dispara la floración de las algas», explica por su parte Henry Briceño.
«Las algas están ahí en concentraciones muy pequeñas, pero de buenas a primeras les llega este exceso de comida, de buena calidad, y se dispara la multiplicación, que es rapidísima.»
La liberación controlada de agua se debe a que el lago Okeechobee, el cuerpo de agua más grande de la región, alcanzó antes del inicio de las lluvias 4,5 metros de altura y su límite es 5,4 metros.
«Después de la visualización de las algas de primera mano, nos sentimos obligados a tomar medidas, a pesar de que tenemos que permanecer vigilantes en la gestión del nivel del Lago Okeechobee», dijo el coronel Jason Kirk, del Cuerpo de Ingenieros.
Esta semana bajarán el flujo de agua de los 85 a 33 metros cúbicos por segundo.
Potencial mortal
El movimiento de agua no debería generar ningún tipo de «guacamole» de algas por sí mismo, pero el problema es que es agua contaminada.
Tiene alto contenido de fósforo y nitrógeno debido a los restos de fertilizantes de la industria agrícola regional, y en menor medida por los químicos para el mantenimiento del césped en campos de golf.
«Muchos de esos nutrientes no son utilizados por las plantas y todo ese exceso termina arrastrado por las aguas de lluvia a los ríos y terminan en el lago Okeechobee», expuso Briceño.
Estas algas en el nivel actual usan buena parte del oxígeno del agua y el proceso natural es que morirán por sí mismas, pero al llevarse el oxígeno también golpean alos ecosistemas.
«Se van a pudrir y van a tapar toda la fauna y flora que hay en el fondo de estas bahías (…) De continuar este efecto llegará un momento en el que las destruirán totalmente», explica Briceño.
Eso fue lo que ocurrió en la Bahía de Chesapeake, en el noreste de EE.UU.,que en la década de 1970 tenía un agua con oxígeno con niveles tan pobres dque hubo una muerte masiva de peces.
¿Qué hacer?
El condado de St. Lucie lanzó una advertencia para que los habitantes y turistas de las zonas afectadas eviten cualquier contacto con las citobacterias por su afectación a la salud humana.
Sus toxinas pueden afectar el hígado, el sistema nervioso y la piel, además de que se pueden experimentar dolor abdominal, náuseas, diarrea y vómito si se traga agua contaminada.
Tampoco se puede consumir pescado de áreas afectadas con la floración y sus alrededores.
Pero el desagüe del lago Okeechobee al río St. Lucie continuará mientras siga lloviendo (es la temporada húmeda), por lo que una solución sería elevar su capacidad con el dique que lo contiene o llevar el agua hacia el Golfo de México.
«No podemos perder de vista la necesidad de que el gobierno federal inicie de inmediato las reparaciones del dique Herbert Hoover para pueda ser alcanzada una solución a largo plazo», dijo el gobernador de Florida, Rick Scott.
El dique data de hace 80 años y enfrenta problemas estructurales que le generan filtraciones y una capacidad limitada.
Briceño recomienda «reducir la cantidad de agua enviada y revisar si se puede almacenar agua en los lagos al norte de forma temporal», aunque dice que ve con «pesimismo» el futuro cercano.