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Hasta ahora había sospechas, rumores, temores. Se decía que algunos grupos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no tenían intención de dejar sus fusiles ni su actividad guerrillera una vez firmado un acuerdo de paz con el gobierno, en el que se trabaja en La Habana desde 2012.
Se afirmaba que algunos no compartían lo que se negocia allí, que tenían sospechas de lo pactado, que tal vez tendrían intención de seguir beneficiándose de sus vínculos con el narcotráfico.
Y este miércoles hubo confirmación: el presidente Juan Manuel Santos dijo tener información de que en un frente de las FARC que opera en el remoto departamento del Guaviare, en el suroriente del país, hay dudas acerca de ese proceso.
«Alguien me decía en estos días que el Frente Primero de las FARC tenía dudas, o algunas personas del Frente Primero de las FARC tienen dudas de si acogerse a este proceso de paz o no», dijo Santos.
La política del estado colombiano y sus aliados sólo busca el desarme y la desmovilización de las guerrillas; no están pensando en los problemas sociales y económicos del país
El mandatario afirmó tener información que señalaba que tal vez algunos iban a continuar en armas.
Pero les advirtió que era su última oportunidad y los invitó a sumarse al proceso, pues la alternativa sería ser enfrentados por las Fuerzas Militares.
«Todo (el) poder de nuestras Fuerzas se concentrará en quienes se queden por fuera de este proceso», dijo Santos, quien se encontraba en el Guaviare, en un evento para hablar sobre la paz.
Comunicado
En semanas recientes cobraban fuerza versiones de que el Frente Primero «Armando Ríos» no se desmovilizaría. Así se lo habían sugerido a BBC Mundo periodistas en contacto con miembros de ese grupo de las FARC.
Y el miércoles, además del discurso presidencial, se conoció un comunicado de ese frente, con fecha 10 de junio, dando cuenta de la decisión de no plegarse al proceso de paz.
«El Frente Primero ‘Armando Ríos’ de las FARC-EP no se desmovilizará«, dice el texto.
«La política del estado colombiano y sus aliados sólo busca el desarme y la desmovilización de las guerrillas; no están pensando en los problemas sociales y económicos del país», se lee ahí.
En el texto, sostienen que están en desacuerdo con las línea rojas trazada por el presidente Santos a lo largo de la negociación de no negociar el modelo económico, ni la doctrina militar.
Tampoco consideran aceptable que las FARC vayan a concentrarse en 23 zonas y ocho campamentos durante 180 días para dejar las armas y finalmente desmovilizarse.
Las llaman «cárceles a cielo abierto».
El comunicado aclara que respetan la decisión de quienes dejen la lucha armada y no los consideran enemigos; y termina invitando a otros guerrilleros en desacuerdo con lo pactado en La Habana a que se les unan en armas.
«Además del panfleto que están repartiendo, ellos hacen reuniones en las que le manifiestan eso a la comunidad«, le dijo a BBC Mundo Cristián Barboza, personero del municipio de El Retorno, donde habló el presidente Santos.
¿Dónde operan? ¿Qué hacen?
El Frente Primero forma parte del Bloque Oriental de las FARC.
Es uno de los siete llamados «frentes madre» de las FARC, le explicó a BBC Mundo Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación.
«Son estructuras grandes, que reclutan mucho y que mandan tropa a los demás frentes y generan mucha economía».
«Es un frente que puede tener 400 combatientes, fácilmente, aunque las autoridades dicen que son 200, pero cubre mucho territorio y tiene muchas compañías de orden público», dijo Ávila.
El diario El Tiempo citó información de inteligencia militar según la cual son 100 guerrilleros en campamentos y 300 milicianos (miembros de las FARC que viven como civiles).
De acuerdo con Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC) no es un gran frente en términos militares y está en confrontación con los Puntilleros, un grupo armado organizado dedicado a actividades criminales, como el narcotráfico.
De hecho, el negocio narcotráfico ha sido una de las principales fuentes de financiación de este frente.
Ya en los 90, recuerda Restrepo, logró enlaces con organizaciones criminales del narcotráfico, en especial con el grupo criminal brasileño Comando Vermelho, con base en Río de Janeiro.
Aunque también generan importantes ingresos con explotaciones mineras ilegales.
El Frente Primero ha sido uno de los «carceleros» de las FARC. Ellos tenían aIngrid Betancourt cuando fue rescatada en la Operación Jaque de 2008 por las fuerzas militares, tras más de seis años de secuestro.
Según explica Ávila, quien se dedica a analizar la actividad y alcance de las guerrillas en Colombia, el Frente Primero opera en zona selvática, desde la serranía de Taraira, en la frontera con Brasil, en el oriental departamento de Vaupés y se extiende hacia el norte, en el departamento de Guainía y noroccidente, en el de Guaviare.
Son zonas de parques nacionales y de reservas campesinas, en la que prima la ilegalidad, el cultivo de coca y la minería ilegal.
¿Cuán grave es?
En general, las FARC son una organización muy disciplinada, en la que las bases responden a lo que les ordena la comandancia, pero el caso del Frente Primero demuestra que esa cohesión tiene límites.
«Era de esperarse», le dijo a BBC Mundo Jorge Restrepo.
«Los frentes que tienen menos posibilidad de hacer política, porque están en zonas aisladas y poco pobladas, y tienen mucho que perder al dejar las fuentes de rentas ilegales, pues no ven en esos acuerdos un incentivo, un atractivo para hacer parte de él».
Situaciones como estas estaban previstas, le contó a BBC Mundo Iván Cepeda, senador que ha acompañado muy de cerca las negociaciones.
«Al comienzo de estas conversaciones se ha previsto que un porcentaje mínimo la guerrilla no acepte y no participe del proceso de dejación de armas ni del proceso de paz; eso ha ocurrido en todos los proceso de paz en Colombia y en todo el mundo», indicó.
Cepeda cree que esto no pone en riesgo lo discutido en La Habana y que la mayoría de los guerrilleros se terminarán plegando a los acuerdos.
Sin embargo, Ariel Ávila, prefiere todavía no hablar de disidencia.
«Yo creo que las FARC tienen capacidad de maniobra».
Días atrás, un alto mando del Ejército le había dicho a BBC Mundo que también estimaba que con más trabajo del liderazgo de las FARC en el terreno existía laposibilidad de convencer a grupos como el del Frente Primero de sumarse al proceso de paz.
En todo caso, si ese grupo termina constituyéndose en disidencia, Restrepo cree que hay un importante riesgo fundamentalmente los indígenas que viven en las zonas en las que opera, que han sido víctimas de las acciones de la guerrilla y de reclutamiento de menores.
No obstante, el personero de El Retorno, Cristián Barboza, le dijo a BBC Mundo que hay escepticismo entre la población respecto al proceso de paz.
Aunque dos días atrás el máximo líder de las FARC dijo que había ordenado que se dejara de exigir el «impuesto» que la guerrilla cobraba a las poblaciones donde hacen presencia, el personero dijo que en la zona esa orden no se está ejecutando.
«Ellos siguen realizando los mismos actos: cobro a los finqueros por cabezas de ganado, cobro por hectáreas, obligando a la gente a pagar impuestos».
Y advierte que puede no ser tan sólo el Frente Primero el que decida no plegarse a los acuerdos de La Habana: «Acá está el rumor de que también sería el Frente Séptimo».
Por otra parte, como Santos aseguró que las Fuerzas Militares combatirán a quienes no se sumen al acuerdo de paz, a Barboza le preocupa que los combates que puedan darse terminen afectando a la población civil que viven en las zonas rurales y en el casco urbano.
Nota: este artículo fue actualizado con el testimonio del personero de El Retorno, Cristián Barboza.