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Se sabía desde hace mucho que el consumo del medicamento para la esquizofrenia Risperdal (risperidona) puede provocar el crecimiento de los pechos (las tetas) en hombres, es decir, su feminización. Lo que llama la atención de estasentencia de un tribunal de Estados Unidos es la cuantía de la indemnizacion, 70 millones de dólares por ocultar de manera intencionada información sobre laseguridad del fármaco. La víctima, un niño, sufrió graves daños “sexuales”.
Además de los aspectos físicos, ver cómo cambia tu cuerpo hasta parecerse más al de una mujer, están los efectos secundarios subjetivos como sentirse lactante siendo un joven -chico, insisto- discapacitado de 18 años, sufrir una eyaculación penosa o incluso padecer priapismo (erección continua y dolorosa del pene, sin apetito sexual), como reacción adversa al medicamento.
Así lo ha decidido un jurado deFiladelfia, que ha ordenado a la compañía Johnson & Johnson (J&J) y su filial farmacéutica Janssen pagar 70 millones de dólares por no advertir sobre los riesgos deRisperdal a Andrew Yount, un niño de cinco años al que se prescribió el medicamento.
La ginecomastia, el crecimiento de los pechos en los varones originado por un desequilibrio hormonal, se conoce desde hace mucho como daño provocado por la risperidona.
Hace más de dos años que publicamos el post Hombres a los que les crecen los pechos (tetas) tras tomar el medicamento Risperdal. En él contábamos que el “popular” medicamento antipsicótico está relacionado con un aumento del riesgo de ginecomastia, según recientes informes médicos.
La FDA, la agencia estadunidense de medicamentos, posee diversas notificaciones de esta reacción adversa al fármaco. Incuso se reconoce en algún prospecto del medicamento. Durante un congreso de la Asociación Americana de Psiquiatría Geriátrica (AAPG), el epidemiólogo de la Universidad de British Columbia, Mahyar Etminan, presentó los datos de un estudio que prueba el riesgo que tiene los hombres mayores de sufrir ginecomastia debido al consumo de Risperdal.
Más grave aún si cabe, es que los fiscales estadounidenses han dicho que de 1999 a 2005, Janssen promovió Risperdal entre los médicos para usos no aprobados por la FDA, incluyendo alteraciones del comportamiento en las personas de edad avanzada con demencia así como Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad(TDAH) y autismo en los niños, a pesar de saber de sus riesgos.
En 2013, Janssen perdió un juicio iniciado por la FDA y hubo de pagar 2.200 millones de dólares por “información engañosa”.
En el Bufete Almodóvar & Jara hemos conseguido dos sentencias que vienen a corroborar nuestra teoría que al tiempo es un grave problema social pues se medica por la fuerza a los niños autistas con medicamentos antipsicóticos que NO están indicados para ellos y son peligrosos.
El caso de Yount es uno de muchos casos similares ya sentenciados lo que lo diferencia del resto es la cantidad dictaminada por el jurado pues deja pequeña a la siguiente más grande de 2,5 millones dólares. Johnson & Johnson y Janssen se enfrentan a más de 12.000 reclamaciones sobre Risperdal, según el informe trimestral más reciente de J&J. Si la cantidad de la indemnización es tan elevada es porque allí quieren que sirva de lección ya que como hemos comentado no son hechos aislados sino algo repetido.
En USA existe la figura del daño punitivo, que aquí en España no hay y se pretende con ello que el dinero a desembolsar en casos de graves incumplimientos con los consumidores sea tal que la marca se lo piense dos veces antes de comercializar productos dañinos sin advertir de sus riesgos y con “malas artes”.
Estas cosas sentenciadas ocurren en USA y en España pero también en el resto del mundo.
¿Cuántos miles de personas, muchas de ellas discapacitados intelectuales por lo general indefensos, son torturadas mediante su “castración química” con estos fármacos para tenerlos controlados o para que no molesten?
Es de destacar que las personas con autismo tienden a morir más jóvenes que las personas sin dicho problema. Así lo revela un estudio del Instituto Karolinska de Suecia publicado en el British Journal of Psychiatry. Cabe preguntarse si no tendrá que ver en ello, al menos en parte, la epidemia de reacciones adversas graves a los medicamentos que sufre dicha población.