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El egipcio Nadar el Shafei estaba en Niza visitando a su hermana y había decidido bajar al Paseo de los Ingleses, el malecón de la ciudad, para contemplar la celebración del día nacional de Francia.
Y fue entonces cuando se encontró frente a frente con el camión que arrollaría a la multitud, dejando al menos 84 muertos en la sureña ciudad.
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En ese momento, sin embargo, no sospechó de las intenciones del conductor, y trató de evitar que lo pensaba que era «un accidente» terminara en una tragedia mayor.
Éste es el relato completo de lo que vio.
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Justo después de los fuegos artificiales, todo el mundo, yo incluido, estaba en la playa disfrutando de la celebración de la fiesta nacional de Francia.
Cinco minutos después de que acabaran los fuegos la gente caminaba por la avenida cuando de golpe oímos gritos. Vi el camión acercarse a mí.
Estaba en frente del camión en la avenida principal. Vi a gente bajo el vehículo, ya aplastada.
El conductor paró delante de mí, justo a un metro. Podía verlo a través de la ventana.
Al principio pensé, por la gente que había alrededor, que se trataba de un accidente, que (el conductor) había perdido el control del vehículo y que había atropellado a la gente por accidente.
Entonces empecé a gritarle que parara, porque había gente debajo del camión. Pero él tenía la mirada perdida y se movía dentro del camión, nervioso, agresivo, como en busca de algo.
Tenía las manos al volante. Pensé que había perdido el control y que estaba intentando detener el camión.
Pero entonces agarró algo que parecía un celular. Así que pensé, otra vez, que estaba intentado llamar a una ambulancia.
Vi a la policía correr detrás de él. Pero el atacante sacó un arma y empezó a disparar por la ventana.
En ese momento la policía me empujó y me pidió que corriera. No paraban de decir «sal de aquí». Así que me retiré cuatro metros.
Agarré mi celular y empecé a filmar lo que estaba pasando.
No corrí, estaba petrificado. Lo grabé todo hasta el momento en el que la policía lo mató.
Un oficial me vio filmando. Se acercó a mí y me gritó de forma agresiva que empezara a correr.
Yo me tiré al suelo, porque oí que decían «al piso, al piso». El atacante estaba disparando y me podía alcanzar alguna bala.
Así que me tiré al piso, pero seguía grabando con mi celular.
Cuando el oficial volvió, se acercó gritándome y pidiéndome a mí y a la gente de la playa que corriésemos.
Creo que pensaba que podía haber una bomba en el camión.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de que la situación era muy seria y empecé a correr con el resto de gente de la playa.