La experiencia tiene la habilidad de engañarnos con regularidad. Vemos que el sol se pone todos los días, pero sabemos muy bien que el sol nunca se pone. Es la tierra la que gira y nos da la experiencia de que el sol se pone en el horizonte. El cielo se ve azul, pero sabemos que en realidad no hay cielo y que no es azul. Hay muchos de estos ejemplos en los que nuestras experiencias son falsas. Lo mismo puede decirse de la forma en que percibimos visualmente el mundo. La ciencia nos ha enseñado que la luz se refleja en cualquier objeto de este universo que observamos, y que viaja a la retina de nuestro ojo. Hay 120 millones de bastoncillos que son sensibles al blanco y al negro y hay alrededor de 7 millones de conos que son sensibles al color. Estos conos y bastoncillos convierten la luz entrante en una señal óptica. Esta señal óptica se transmite a la corteza visual en el cerebro humano. Este es el final del viaje del proceso de percepción. No hay ninguna explicación en cuanto a lo que ocurre con la señal óptica y cómo el cerebro decodifica la señal óptica y reconstruye nuestro mundo visual. La ciencia nunca dice tampoco quién está en casa dentro del cerebro que finalmente ve la imagen visual reconstruida. ¿Quién es el observador final de esta imagen? Creo que esta idea del observador final ha estado siempre fuera de los límites de la ciencia, porque no hay manera de registrar empíricamente la existencia del observador. Cualquier cosa «subjetiva» es descartada en el mundo científico.
Para que la ciencia describa con exactitud el proceso de percepción tiene que realizar un cambio de paradigma y entrar en el mundo metafísico y comprender quién es el observador, entonces y sólo entonces el proceso real de percepción puede ser comprendido completamente.
La forma en que el proceso de percepción es descrito en la actualidad es inexacta y tiene muchas deficiencias. El objetivo de este artículo es dar una fresca y diferente perspectiva de este proceso de percepción. Se utilizará la ciencia como base y donde esto no sea posible, se utilizarán las enseñanzas de los antiguos Rishis disponibles en el Vedanta.
Limitaciones: El proceso de percepción actual
Además de la falta de comprensión del observador y de lo que sucede en la mente-cerebro en la reconstrucción del mundo exterior, existe esta pregunta sin respuesta ― ¿tiene la luz entrante reflejada por los objetos la capacidad de generar la conciencia de esos objetos? Parece ser que esta luz reflejada es nuestra única conexión con el mundo exterior. Somos conscientes de todos los objetos tanto cercanos como lejanos sólo a causa de esta luz reflejada. En este artículo, me gustaría demostrar que esto es pedir demasiado de la luz reflejada por sí sola.
La ciencia nos dice que la luz puede ser tanto una onda como una partícula. También sabemos que la luz viaja a la velocidad de 186.000 millas por segundo. Sabemos que el aspecto corpuscular de la luz está hecho de fotones, que son partículas sin masa que viajan a la velocidad de la luz.
1. Si nos fijamos en una lejana estrella, la luz que viaja desde allí puede tardar mucho tiempo. Para la Estrella A que está a 10 años luz de distancia, el fotón tiene que haber viajado 10 años para poder golpear la retina en nuestro ojo ahora para que la Estrella A sea visible. Ahora nos giramos y tratamos de ver la Estrella B, que está a 1 millón de años luz de distancia. Para que nuestros ojos puedan ver esa estrella ahora, el fotón tiene que haber viajado durante 1 millón de años. Se trata de un largo viaje para el fotón que atraviesa el espacio que contiene materia oscura, galaxias y planetas. El fotón tiene que mantener su pureza de nivel de longitud de onda y energía. Ahora bien, si puede imaginar a millones de personas repartidas en muchas galaxias diferentes mirando las mismas estrellas al mismo tiempo, diferentes fotones de la estrella A y B también deberían viajar desde el pasado hasta el presente para llegar a estos millones de espectadores. Parecería ser que estos fotones, desde cualquier parte del universo, están a disposición de los espectadores en todas partes y también de forma instantánea. Esto hace que te preguntes ― ¿existe un límite en el número de fotones que la luz reflejada puede generar del objeto que va a ser visto?
2. Sabemos que la luz está compuesta de diferentes colores y cada uno de los colores tiene una longitud de onda diferente. Cuando hacemos pasar la luz con estos colores a través de un prisma (básicamente de un medio a otro), las longitudes de onda para cada color tienen una curvatura diferente y vemos el efecto arco iris en el otro lado del prisma. La luz se divide y se mueve en direcciones dispersas. Es más que probable que la luz procedente de objetos distantes pasará a través de diferentes medios lo que sólo significa que los fotones de diferentes colores se dispersarán y moverán en direcciones diferentes. La probabilidad de dispersión es mucho mayor si la luz tiene que viajar de estrellas que están a años luz de distancia. Si esto está sucediendo realmente ¿cuál es la exactitud de los fotones que llegan al ojo humano? ¿Representa realmente los objetos con precisión? No creo que la ciencia realmente discuta esto y está dando por sentado que los fotones que nos llegan de los objetos distantes son una representación exacta.
3. Otra cuestión clave es ― ¿cómo puede el fotón representar con precisión la distancia y el tiempo que ha viajado? El objeto podría estar cerca o ser una estrella distante. La física cuántica nos dice que estas partículas se destruyen continuamente para convertirse en otras partículas y luego se combinan de nuevo para convertirse en un fotón. Esta danza está ocurriendo continuamente. Teniendo esta danza en mente, no hay manera de saber cuán lejos ha viajado un fotón hasta alcanzar el ojo humano. A partir de ahora no hay ninguna indicación de que el fotón tiene algún tipo de memoria para saber de qué objeto procede y la distancia que ha recorrido. Hay millones de fotones que golpean los conos y bastones de la retina, pero no hay manera de saber qué fotón viene de qué objeto y la distancia que ha recorrido. Sin estos datos esenciales, es imposible para el ojo reproducir la imagen que estamos tratando de percibir.
Podrías decir que esto es tal vez desconocido para la ciencia ― el fotón tiene memoria para conocer la distancia que ha recorrido. Si fuera así, ¿cómo se transfieren estos datos de la distancia a la retina? La retina a su vez debe añadir los datos relativos a la distancia a la señal óptica que se envía al cerebro. Sólo de esta manera, el cerebro puede reconstruir la imagen visual con precisión.
La ciencia guarda completo silencio acerca de esto y no hay evidencia de que todo esto esté sucediendo realmente. Todos los argumentos anteriores muestran que no está muy claro cómo percibimos realmente. Lo que la ciencia nos dice hasta ahora está lleno de problemas y deficiencias.
4. Veamos ahora el mismo problema desde un punto de vista más radical, que está totalmente respaldado por la ciencia. Einstein postuló que nada en este universo puede viajar más rápido que la velocidad de la luz. También explicó que si algo viaja a la velocidad de la luz, para ese objeto, el espacio será más pequeño que el punto más pequeño. Si se pudiera viajar en un cohete a la velocidad de la luz, el tamaño del universo se contraería y se volvería más pequeño que un punto. Por el momento la única partícula que sabemos que puede viajar a la velocidad de la luz es un fotón. Vamos a jugar un poco con este hecho comprobado. Podemos imaginar que hemos puesto una cámara diminuta en un fotón y este fotón viaja a su velocidad habitual (de la luz). ¿Qué es lo que grabará esta cámara? Grabará un universo cuyo tamaño es más pequeño que un punto. Apliquemos esta lógica a todos los fotones disponibles en el universo. Todos estos fotones verán el mismo universo que será más pequeño que el punto más pequeño. En realidad, el punto en este caso es cero, lo que significa que no hay nada ― no hay espacio. Nada significa nada, pero sabemos que hay algo, hay un fotón. La única manera de entender esto es que el fotón está en un estado no manifiesto o latente; se encuentra en su forma potencial, al igual que un árbol está en un estado no manifiesto dentro de una semilla. El árbol físico aún no ha aparecido, pero el árbol está ahí en una forma potencial en la semilla.
Desde el punto de vista del fotón o desde su marco de referencia no hay nada ahí fuera, no hay espacio ni universo, no hay distancia ni tiempo. Esto es porque el fotón está en una condición o estado no manifiesto.
Sin embargo, si se mira desde el punto de vista de los observadores, desde su marco de referencia, vemos un universo vasto y enorme. En este marco de referencia los fotones se manifiestan, y creemos que los fotones se están moviendo rápidamente a la velocidad de la luz. ¿Cómo entender esto?
¿Cómo se manifiesta el fotón? En presencia del observador o perceptor el fotón se manifiesta y puede ser observado. Se convierte en el fotón que hemos medido y probado. El fotón se manifiesta cuando el observador quiere ver un objeto, que puede estar cerca o lejos. La distancia es irrelevante. El fotón no necesita conocer la distancia, ya que se manifiesta únicamente donde está el observador y cuando el observador quiere observar un objeto. Así que ¿quién conoce la distancia? Definitivamente no los fotones. Lo que es interesante es que la distancia recorrida por el fotón es añadida por la mente del observador o, como se llama en el Vedanta ― Maya Shakti. Veremos más adelante que el espacio-tiempo es creado por Maya Shakti y las distancias dentro del espacio-tiempo también con creadas por este poder.
Se debe entender que esta disponibilidad (o manifestación) del fotón depende completamente del observador o perceptor. Cuando el observador quiere ver una lejana estrella, sólo entonces el fotón de esa estrella está disponible fácilmente. La mente del observador piensa que el fotón ha tardado todo este tiempo para llegar desde la estrella, pero desde el punto de vista de los fotones ya está ahí. Esto se aplica a cualquier objeto que el observador quiera ver. Cuando el observador quiere ver un objeto el fotón del objeto está fácilmente disponible. Esto muestra claramente que la existencia del fotón depende completamente del observador. Los antiguos Rishis de la India comprendieron este concepto hace siglos, y ahora es el momento de que la ciencia reconozca este hecho de que la existencia del fotón, que es la partícula elemental básica de los cimientos del universo, depende totalmente del observador.
¿Qué significa esto? ― la única conclusión posible es que el fotón se manifiesta sólo en presencia del observador y es lógico que este observador crea el fotón. Sabemos que el fotón es el componente básico del universo y por lo tanto no es erróneo concluir que el observador también crea este universo que está viendo desde su mente. Sin el observador no hay fotones y por lo tanto ningún universo. No hay nada en este universo que sea independiente del observador. Al igual que muchas otras experiencias inadecuadas pensamos que los fotones y el universo son independientes del observador, pero esto simplemente no es posible.