¿Quién pronosticó que el ‘canje Shalit‘ (un soldado israelí cautivo por 1027 presos palestinos) promovería la paz? ¿Dónde están los emisarios del Cuarteto que expresaron recientemente su esperanza de una reanudación de las negociaciones directas? Lo único cierto es que hay que remontarse a la Segunda Intifada para encontrar tanta hostilidad entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Este martes llegó la respuesta israelí-«la primera», advierten- a la iniciativa palestina de acudir a la ONU para pedir su reconocimiento como Estado número 194 y su admisión en París en la víspera como miembro de pleno derecho en la Unesco. Reunido de urgencia con sus siete principales ministros, el jefe del Gobierno, Benjamin Netanyahu ha anunciado la decisión de «acelerar la construcción de casas en Jerusalén, Gush Etsion y Maale Adumim».
«Se trata de 2.000 viviendas en zonas que en cualquier futuro acuerdo de paz quedarán bajo control israelí», aclaró la oficina de Netanyahu en Jerusalén. Aunque no es ninguna sorpresa y tampoco es una de las medidas más duras que se barajaba, los palestinos han condenado la nueva edificación en los asentamientos.
De esta forma, Israel ‘castiga’ a la ANP y su presidente Abu Mazen por lo que define como «una iniciativa unilateral de acudir a la ONU, violar los Acuerdos de Oslo y huir de las negociaciones directas que son las que deben crear dicho Estado con los pertinentes mecanismos de seguridad». Lo hace con uno de los temas de mayor discordia entre las partes, las colonias israelíes construidas más allá de la Línea Verde. En este caso, en los territorios ocupados a Jordania en la guerra del 67.
Al igual que la Unesco con la retirada de la financiación estadounidense, las arcas de la ANP también se verán resentidas. Aunque sea de forma temporal. No está incluido en el anuncio oficial pero el llamado ‘Fórum de los 8’ ha decidido congelar «por el momento» el dinero que retuvo (impuestos y aduanas) a la ANP en el mes de octubre, tal y como establecen los Acuerdos de Oslo.
¿Rectificará Netanyahu?
Aunque hay ministros que exigen que sea una decisión definitiva, es probable que Netanyahu deba rectificar ante la presión de Estados Unidos. Y es que una cosa es castigar a la ANP y otra es contribuir a su ruina. Además esta sanción económica cuenta con acérrimos opositores como el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, que teme el fin de la cooperación en materia de seguridad con las fuerzas de Abu Mazen y del primer ministro, Salam Fayad.
«La petición palestina en la Unesco y en la ONU es parte de su estrategia de evitar negociar de forma directa con este Gobierno y deslegitimar al Estado de Israel en los foros donde siempre hay mayoría contra nosotros. Prefieren tener un Estado sin comprometerse en temas de seguridad y sin renunciar a nada», denuncia el viceprimer ministro, Moshe Yaalon.
Como era de esperar, los palestinos han reaccionado con rabia al anuncio de Netanyahu. Aunque la alegría por el precedente histórico de la Unesco no se ha borrado de sus labios, Nabil Abu Rudeina, portavoz presidencial palestino, se muestra enfadado. «La aceleración en la construcción de 2000 viviendas de las colonias acelerará la destrucción del proceso de paz mientras que la congelación de la transferencia de los fondos es un robo del dinero palestino», denuncia.
La ANP ha definido la respuesta israelí como «inhumana» o «chantaje» exigiendo la condena internacional. Según los palestinos, es un paso más en la dirección contraria a la fórmula de dos Estados.
La Unesco no será la última batalla en la escena internacional. El 11 de noviembre, el Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto debatir la petición palestina para ser reconocido como Estado de pleno derecho. Abu Mazen aún no tiene mayoría y si la tuviera se vería derrotado por el veto de EEUU, cada vez más furioso con él. Será entonces cuando Abu Mazen acabe dándose un baño de masas y votos en la Asamblea General de la ONU que le recibirá como héroe y aprobará un «Estado no miembro» con estatus «observador».
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