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¿Sufres un bloqueo creativo? Corre. ¿Estás en una encrucijada y no sabes qué decisión tomar? Corre. ¿Te sientes triste, ansioso o enfadado? Corre. Si quieres despejar la mente, correr no falla.
Sin duda, hay algo extraordinario en el balanceo de las manos y el movimiento de los pies, que termina sincronizando y atrapando nuestra mente. De hecho, es difícil correr y seguir autocompadeciéndose o recriminándose. Cuando corremos simplemente alcanzamos un grado diferente de lucidez, logramos concentrarnos en el aquí y ahora, logramosestar plenamente presentes. ¿Por qué?
Correr estimula el crecimiento de nuevas neuronas
Una buena carrera puede hacer que nos sintamos como nuevos y, de cierta forma, se trata de una sensación que no dista mucho de lo que sucede en realidad. Después de tres décadas de estudio, los neurocientíficos han identificado una relación entre el ejercicio aeróbico y la claridad cognitiva que experimentamos luego.
No obstante, el hallazgo más interesante en este sentido se realizó en el campo de la neurogénesis. Hasta hace poco se pensaba que las neuronas del cerebro morían irremediablemente pero más tarde se descubrió que en realidad en el cerebro se producen nuevas neuronas a lo largo de toda la vida. Y la mejor actividad para potenciar el nacimiento de esas neuronas es precisamente el ejercicio aeróbico de intensidad moderada.
Aún más interesante es que muchas de estas neuronas crecen en el hipocampo, una región del cerebro vinculada al aprendizaje y la memoria. Por tanto, esto podría explicar, al menos en parte, por qué correr potencia la memoria. Sin embargo, la clave para aprovechar sus beneficios radica en correr hasta sudar un poco durante una media de 30 a 40 minutos. Solo así podremos estimular el crecimiento de nuevas neuronas.
Aumenta el flujo sanguíneo a los lóbulos frontales
Correr también es beneficioso en otros sentidos. De hecho, se han registrado cambios en la actividad de los lóbulos frontales, que tienen un papel protagónico en el control de los estados emocionales y la toma de decisiones. Se ha apreciado que cuando las personas realizan actividad física frecuentemente, hasta llegar a convertirse en un hábito, el flujo sanguíneo hasta esta región del cerebro aumenta. Esa podría ser la auténtica razón por la que después de correr podemos pensar con mayor claridad, concentrarnos mejor, encontrar soluciones y tomar mejores decisiones.
De hecho, como estas zonas también intervienen en la regulación emocional, esa podría ser la explicación por la cual podemos controlar mejor nuestras emociones después de haber corrido. Así lo comprobaron psicólogos de la Universidad de Harvard, quienes hicieron que algunas personas corrieran durante 30 minutos y otros realizaran ejercicios de estiramiento, para después ver un drama.
Al terminar la película, todos debían indicar cómo se habían sentido. Quince minutos más tarde y media hora luego, volvieron a indicar su estado de ánimo. Asombrosamente, quienes habían corrido se recuperaron más rápido del golpe emocional inflingido por la película.
Esto nos indica que correr no solo es un hábito saludable sino que contribuye a mantener joven el cerebro y nos permite despejar la mente, aligerando el peso de las emociones negativas y ayudándonos a encontrar nuevas perspectivas.
Fuentes:
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