Aunque aun en la actualidad todavía no es posible predecir con precisión cuándo o dónde ocurrirá un terremoto, cabe reconocer, que hemos recorrido un largo camino en la detección, registro y medición de las ondas sísmicas. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este proceso comenzó hace casi 2.000 años, con la invención del primer sismoscopio en el año 132 d.C. por parte de un inventor Chino llamado Zhang Heng (張衡). El dispositivo era extraordinariamente preciso en la detección remota de terremotos.
Los antiguos Chinos no entendían que los terremotos eran causados por el desplazamiento de las placas tectónicas; en ese tiempo, los explicaban como disturbios de los cósmicos Yin y Yang, junto con el descontento de los cielos hacia actos cometidos por la dinastía gobernante del momento. Teniendo en cuenta que los antiguos Chinos creían que los eventos sísmicos eran importantes señales del cielo, era fundamental para los líderes poder ser avisados de los terremotos que ocurrían en cualquier lugar de su reino.
Zhang Cheng fue un astrónomo, matemático, ingeniero, geógrafo e inventor que vivió durante la dinastía Han (25-220 d.C.). Durante una larga época de su vida fue astrónomo real bajo la Dinastía Han del Este, y trazó uno de los primeros mapas estelares, rivalizando con el que creó Hiparco en el año 129 a.C., y desconocido para Zhang. En este mapa, situó las posiciones exactas de 2.500 estrellas y bautizó unas 320. Estimó que el cielo nocturno, del que sólo podía ver una parte, contenía 11.500 estrellas, una cifra exagerada para un observador con buena vista, pero no fue una mala estimación. Explicó los eclipses lunares correctamente, argumentando que se producían cuando la Luna atravesaba la sombra de la Tierra, e imaginó el planeta como una pequeña esfera suspendida en el espacio, rodeada por un inmenso y lejanísimo cielo esférico. Incluso, en el año 123 d.C., corrigió el calendario para hacerlo coincidir con las estaciones del año.
A Zhang Cheng se le atribuye el desarrollo del primer detector de terremotos del mundo. El sismoscopio de Zhang era una vasija de bronce gigante, de casi seis pies de diámetro. Ocho dragones serpenteaban boca abajo a lo largo del exterior del barril, marcando las principales direcciones del compás. En la boca de cada dragón había una pequeña bola de bronce. Debajo de los dragones estaban sentados ocho sapos de bronce, con sus amplias bocas abiertas para recibir las bolas. Si la máquina detectaba un temblor de tierra, una bola de bronce, automáticamente, se soltaba y caía en la boca de uno de los sapos. La posición de uno de los sapos en cuestión indicaba la dirección de la cual procedía el temblor.
Aunque aún se desconoce, el mecanismo exacto que causa la caída de una bola en caso de terremoto. Una teoría propone que un palito fino estaría fijado, sin apretar, por el centro del barril. Un terremoto podría causar que el palo cayese en la dirección del temblor sísmico, provocando que uno de los dragones abriese su boca y soltase la bola de bronce. El sonido de la bola, golpeando uno de los ocho sapos, alertaba a los observadores que se estaba produciendo un terremoto e indicaba la dirección del terremoto.
En el año 138 d.C. el sonido de la caída de una bola de bronce causó agitación entre todos los funcionarios imperiales de palacio. Nadie creyó que el invento en realidad pudiera funcionar. Según la dirección en que estaba orientado el dragón que dejaba caer la bola, se determinaba que el seísmo ocurriría al oeste de Luoyang, la capital. Puesto que nadie se había dado cuenta de nada en la propia Luoyang, la gente se quedó escéptica. Sin embargo, días después, un mensajero de la región occidental de Long (hoy es el sudoeste de la provincia de Gansu), a 600 Kilómetros de la corte y en la dirección indicada por la máquina, informó que allí había ocurrido un terremoto. Dado que sucedió exactamente al mismo tiempo que se activó el sismómetro, la gente quedó muy impresionada por el instrumento de Zhang Heng.
En el 2005, unos científicos de Zengzhou, China (que era también la ciudad natal de Zhang) lograron replicar el sismoscopio de Zhang y lo usaron para detectar terremotos simulados basados en las ondas de cuatro diferentes terremotos reales de China y Vietnam. El sismoscopio las detectó todas; y para mayor sorpresa, los datos recolectados de las pruebas correspondieron exactamente con los que se recogieron por los sismómetros modernos!
Sin lugar a dudas, hoy aunque en nuestro mundo moderno reinan la ciencia avanzada y la tecnología, el sismógrafo que inventó Zhang Heng, continúa considerándose increíblemente preciso, extraordinario, y muy avanzado a su tiempo.