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Carl Jung en esta frase nos invita a mirar dentro de nosotros, ya que en nuestro interior están las respuestas que buscamos. Somos y vivimos lo que está en nuestra mente tanto consciente como inconsciente.
Sin embargo, generalmente buscamos las respuestas, las responsabilidades, el bienestar afuera de nosotros. Soñamos con vivir de una forma diferente, soñamos con que nuestros problemas se resuelvan, soñamos con la llegada de una persona o un momento que nos hará felices, etc. Pero esta búsqueda afuera no da resultados, es solo un sueño.
¿Por qué buscamos en el lugar equivocado?
Quizá porque preferimos lo fácil, por eso buscamos afuera. Quizá porque nos da miedo encontrarnos con todo el dolor que tenemos, y porque no sabemos qué hacer con él. Quizá porque cargamos con tanta culpa y vergüenza que creemos que no hay tanto valor adentro como para salir adelante por nuestros propios medios.
Desde siempre conocemos relatos antiguos que hablan de los tesoros existentes en nuestro interior. Seguro has escuchado muchos de estos, desde cuentos, escritos filosóficos y frases celebres de grandes maestros; todos hacen mención del inmenso poder interior y de los tesoros internos existentes. ¿Por qué confluyen en un mismo final estos relatos? Debe ser porque es cierto.
Jesús decía “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Y creo yo que no se refería a él, sino que a través de uno mismo está el camino, la verdad y la vida.
Tanto la frase de Jesús como la frase de Jung mencionada, sugieren que es a través del conocimiento personal que crecemos, es a través de integrar lo que nos gusta de nosotros mismos y lo que no nos gusta, y descubrir además toda la potencialidad que somos.
Es conocerme a mí misma a través de los otros, de mi entorno. Es aprender a amarme tal como soy y contar conmigo, con la única persona con la que puedo contar siempre y me acompañará para el resto de mi vida.
Hablando de buscar en el lugar equivocado, me acordé de este cuento:
Muy tarde por la noche Nasrudin se encuentra dando vueltas alrededor de una farola, mirando hacia abajo. Pasa por allí un vecino.
– ¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa?- le pregunta.
– Sí, estoy buscando mi llave.
El vecino se queda con él para ayudarle a buscar. Después de un rato, pasa una vecina.
-¿Qué estáis haciendo? – les pregunta.
– Estamos buscando la llave de Nasrudín.
Ella también quiere ayudarlos y se pone a buscar.
Luego, otro vecino se une a ellos. Juntos buscan y buscan y buscan. Habiendo buscado durante un largo rato acaban por cansarse. Un vecino pregunta:
– Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?
– No, dice Nasrudín
– ¿dónde la perdiste, pues?
– Allí, en mi casa.
– Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?
– Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.
Fuente: http://www.personarte.com/nasrudin.htm
Y tú ¿ya estás mirando hacia adentro o sigues buscando afuera lo que perdiste adentro?.
Fuente: Carolina Rentería