Muchas leyendas hablan de un gran diluvio y de colosales inundaciones en los orígenes de la actual civilización humana. Un grupo de geólogos y arqueólogos ha encontrado evidencias que avalan la historia del Gran Yu de China, quien habría logrado controlar el desastre al desviar las bloqueadas aguas del río Amarillo hacia el mar.
El estudio, liderado por Qinglong Wu y publicado el pasado 4 de agosto, hizo revivir la leyenda de este descendiente del Emperador Amarillo que dio origen a la dinastía Xia y a la nación China, y cuyos relatos históricos se asocian con el gran diluvio registrado hace entre 5000 y 4000 años. Las conclusiones de esta investigación generaron inmediatamente numerosos comentarios.
La historia del Gran Yu aparece en diversos textos históricos escritos mucho tiempo después de que tuvieran lugar los supuestos hechos reales que se narran, lo que siempre ha generado cierto descrédito. Estos textos tan antiguos cuentan cómo el legendario emperador, en vez de utilizar las presas, decidió abrirle el paso a las aguas para encauzarlas hacia la costa, salvando así a la población.
El Emperador Yu (禹) tal y como lo imaginó Ma Lin (馬麟)., artista de la dinastía Song. Pintura sobre seda expuesta en el Museo del Palacio Nacional de Taipei. (Public Domain)
Qinglong Wu ha explicado que científicos procedentes de diversos campos de la arqueología, antropología, sismología y geología han logrado relacionar las crónicas ancestrales con pruebas reveladas en los depósitos sedimentarios, además de con las evidencias conseguidas por medio de los deslizamientos de tierra producidos por los terremotos y de los esqueletos hallados en casas-cueva colapsadas.
De esta manera elaboraron lo que han calificado como “un escenario que se confirma compatible con la leyenda de un gran diluvio y sugiere que la dinastía Xia podría ser real”. La fecha geológica de tales hechos ha sido datada entre los años 2200 a. C. y 2000 a.C.
“Si los hallazgos se mantienen, darían crédito a los antiguos textos históricos y ayudarían a resolver el largo debate sobre los orígenes de China y su gente”,apunta Qinglong Wu.
Por su parte, el profesor David Montgomery, de la Universidad de Washington, autor de un libro que investiga la base geológica del diluvio de Noé y de otras leyendas tradicionales similares, también ha destacado la importancia de las conclusiones de este nuevo estudio:
“Las grandes inundaciones ocupan un lugar destacado entre las historias más antiguas de la humanidad. El aspecto revelador de la historia –en cuanto a que Yu y sus seguidores tardaron varias décadas en poder controlar las aguas de la inundación– tiene sentido a la luz de la evidencia geológica que han presentado Wu y su equipo. (…) Si bien la idea de un diluvio global se refutó firmemente hace casi 200 años, muchas de las historias de inundaciones del mundo tienen sus raíces en eventos catastróficos reales como tsunamis, inundaciones provocadas por glaciares, roturas de presas y anegamientos desastrosos de los valles de las tierras bajas y de diferentes zonas situadas a lo largo del cauce de los principales ríos”, comentaba Montgomery el pasado 4 de agosto.
Qinglong Wu ha encontrado antiguos sedimentos lacustres, de hace más de 4000 años, en la garganta de Jishi, en el curso superior del río Amarillo, unos 1.300 kilómetros al oeste de Pekín. Unos sedimentos que, según defiende el investigador, constituyen la prueba de que en algún momento del pasado se formó un lago a causa de los escombros originados por un gran corrimiento de tierras: al colapsar esta gran presa natural, habría provocado una gran inundación.
En esta fotografía se observa cómo un antiguo corrimiento de tierras bloqueó el río Amarillo a la altura de la garganta de Jishi hace milenios. El lago resultante acabó provocando el estallido de la presa natural formada por los escombros, lo que originó una de las mayores inundaciones de la historia. (Fotografía: Qinglong Wu/sciencemag.org)
Además, hace ya unos cuantos años se descubrió que un terremoto de gran magnitud había destruido numerosas viviendas-cueva en un asentamiento neolítico llamado Lajia. Posteriormente, una gruesa capa de barro cubrió dichas ruinas, preservando los restos de las víctimas hasta su descubrimiento en la década de 1990. Lo que Wu y su equipo han demostrado ahora es que el barro de Lajia está relacionado con el material encontrado en la garganta de Jishi:
“Esto sugiere que el mismo terremoto que habría destruido las viviendas, también habría provocado aguas arriba el deslizamiento de tierras que sentó las bases para la inundación”, ha detallado el investigador en su estudio.
Los sedimentos son muy diferentes a los que cabría esperar debidos a una gran tormenta de lluvia, por lo que se cree que “el terremoto y las inundaciones debieron haber ocurrido en el mismo año”, ha explicado Darryl Granger, coautor del trabajo y geólogo de la Universidad Purdue de West Lafayette, Indiana.
Mujer abrazando a un niño. Museo de las Ruinas de Lajia. (Fotografía: EuroPics / CEN/Ancient-Origins)
“La inundación masiva –ha agregado el arqueólogo David Cohen, de laUniversidad Nacional de Taiwán, en Taipei– nos ofrece una tentadora pista acerca de que la dinastía Xia realmente podría haber existido”.
Cohen ha explicado además que la devastadora inundación podría haber provocado un caos en los asentamientos ubicados a más de 1.000 kilómetros, río abajo. De ahí el nacimiento de un nuevo orden político. El arqueólogo destaca que, coincidentemente, la nueva sociedad surgida en China vivió en la época en torno al año 1900 a. C. la transición del Neolítico a la Edad del Bronce. Justo en la fecha en que otros arqueólogos habían establecido el nacimiento de lacultura de Erlitou, célebre por sus palacios y talleres de fundición de bronce, descubiertos cerca de Zhengzhou, a 2.500 kilómetros de la garganta de Jishi.
“Muchos estudiosos han argumentado que Erlitou es una manifestación de la elusiva dinastía Xia. Si la gran inundación realmente ocurrió, probablemente la dinastía Xia también existió”, ha comentado David Cohen.
Qing (instrumento de percusión) de piedra perteneciente a la cultura de Erlitou. Desenterrado en Dongxialeng, Xiaxian, provincia de Shanxi, 1974. (BabelStone/CC BY-SA 3.0)
Finalmente, Tristram Kidder, arqueólogo de la Universidad Washington de San Luis (Missouri) que también está investigando varios enclaves en las tierras bajas del río Amarillo, apoya las conclusiones de la nueva investigación, secundando la tesis de que, efectivamente, tuvo lugar la gran inundación. En cambio, la arqueóloga china Haiwang Liu, del Instituto Provincial de Henan de Reliquias Culturales y Arqueología con sede en Zhengzhou, China, ha afirmado que en las zonas más bajas del río Amarillo no se ha encontrado evidencia alguna de grandes inundaciones durante la época analizada.
Qinglong Wu, que ahora trabaja en la Universidad Normal de Nanjing, reconoce haber generado cierta controversia, pero concluye que sus resultados “implican un menor número de contradicciones” que otras explicaciones alternativas. Todo parece apuntar a la veracidad de los textos ancestrales.
“Parece que ahora sí que podemos añadir la historia de una gran inundación en China a la creciente lista de leyendas de antiguas catástrofes que pueden tener sus raíces en hechos reales”, ha concluido a su vez David Montgomery.
Hace más de 4.000 años se produjeron también grandes migraciones desde el Cáucaso a Occidente, y la población de Europa cambió por dichos movimientos migratorios. Se desconoce lo que motivó estas corrientes migratorias. ¿Tal vez tuvieran relación con la gran inundación china?
Imagen de portada: La gran inundación china de hace 4.200 años fue real, según afirman diversos geólogos. (Fotografía: La Gran Época/Jullia Alexander /EyeEm)
Autor: Anastasia Gubin – La Gran Época
Este artículo fue publicado originalmente en La Gran Época y ha sido publicado de nuevo enwww.ancient-origins.es con permiso.