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Existe un timbre en la Universidad de Oxford que lleva 176 años sonando sin parar. La pila que lo alimenta ostenta el récord Guinness a la batería más duradera del mundo: funciona desde que nació Claude Monet o desde que el cuerpo de Napoleón fue repatriado a Francia. Pero nadie sabe exactamente por qué.
El timbre eléctrico de Oxford fue adquirido en 1840 por el reverendo Robert Walker, profesor de filosofía experimental en la universidad británica (así les llamaban a los físicos por aquel entonces). La pila en sí había sido inventada 40 años antes por el físico italiano Alessandro Volta. Consistía en varios discos de cobre y cinc apilados uno encima del otro — de ahí el nombre «pila» —, y separados por un cartón impregnado en salmuera, que hacía de electrolito.
El timbre se encuentra en el laboratorio de Clarendon, parte del departamento de física de Oxford. Consta de dos campanas, cada una debajo de sendas pilas voltaicas conectadas en serie, y un pequeño badajo que oscila rápidamente entre ellas. Según la universidad, el metal ha golpeado las campanas más de 10.000 millones de veces. Con cada campanada, la batería libera una pequeña cantidad de carga. Casi dos siglos después, todavía no se ha agotado.
Lo que los científicos no saben es qué se esconde dentro de la asombrosa batería, pues no la han abierto para averiguarlo. «De qué están hechas estas pilas no se sabe con certeza, pero está claro que la cubierta exterior es de sulfuro, lo que sella las celdas y el electrolito», escribió en 1984 el investigador de Clarendon AJ Croft. Giuseppe Zamboni había desarrollado unas pilas similares en 1812, compuestas por 2000 pares de discos de papel y papel de plata impregnados con sulfato de cinc a un lado y óxido de manganeso al otro.
Watkin & Hill, los fabricantes del timbre eléctrico de Oxford, escribieron una nota que decía «Encendida en 1840». El voltaje entre las campanas es de 2 kilovoltios y cada oscilación consume 1 nanoamperio de corriente. Es probable que el badajo se deteriore antes de que llegue a agotarse la energía electroquímica de la propia batería.